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SEÚL. Lee Soo-nam tenía ocho años la última vez que vio a su hermano mayor. Este mes hace 68 años que ese niño vio desconcertado como su hermano, de 18 años, dejaba su casa en Seúl para huir de los soldados norcoreanos que estaban reclutando jóvenes a semanas de invadir Corea del Sur para comenzar la Guerra de Corea.
Una hora más tarde, el hermano mayor, Ri Jong Song, fue descubierto por soldados norcoreanos cerca de un puente que cruza el Río Han de la capital surcoreana. Lee siempre creyó que Ri había fallecido durante el conflicto bélico, en el que millones fallecieron o resultaron heridos antes del alto al fuego de 1953, pero su madre rezaba a diario para el regreso de su hijo perdido hasta pocos años antes de su muerte en 1975.
Pero Ri sobrevivió a la guerra y vive en Corea del Norte. Los hermanos, que ahora tienen 76 y 86 años, estarán entre los cientos de coreanos que participarán, a partir de hoy, en una semana de reuniones temporales de familias separadas por el conflicto. Muchos no han tenido contacto desde que la guerra cimentó la división de la Península en Norte y Sur.
La última vez
Los ancianos familiares que se reunirán en el pintoresco balneario norcoreano de Diamond Mountain saben que, dada la inestabilidad de las relaciones entre Seúl y Pyongyang, esta podría ser la última vez que se vean antes de morir.
“Estoy nervioso. Todavía no estoy seguro de si esto es un sueño o es real. Solo quiero darle las gracias por mantenerse con vida durante todos estos años”, dijo Lee en una entrevista en su casa de Seúl, no muy lejos de donde vio por última vez a su hermano.
Desde el final de la guerra, ambas Coreas han impedido que sus ciudadanos visiten a familiares al otro lado de la frontera o contacten con ellos sin permiso. Casi 20,000 personas han participado en 20 rondas de encuentros desde 2000, pero nadie ha tenido una segunda oportunidad para verse.
Los encuentros de esta semana se celebrarán tras un parón de tres años durante el cual Pyongyang probó tres armas nucleares y múltiples misiles que mostraron su capacidad para atacar el territorio continental de Estados Unidos.
De acuerdo con el Ministerio de Unificación surcoreano, que gestiona todos los asuntos intercoreanos, más de 500 surcoreanos separados y sus familiares cruzarán la frontera norte del país para dos rondas de encuentros entre el 20 y el 26 de agosto.
En Diamond Mountain, Lee espera encontrarse con Ri y conocer a su esposa norcoreana, de 79 años, y a su hijo, de 50. Lee llevará más de una docena de fotografías familiares, incluyendo una en blanco y negro de Ri con el pelo corto cuando tenía 16 o 17 años.
“Así es como lo recuerdo”, señaló Lee. “Yo perdí a un hermano y mis padres a un hijo, pero mi hermano perdió a sus padres, hermanos, amigos y a toda su ciudad, y probablemente pasó toda su vida anhelando todas esas cosas. Es desgarrador pensar en eso”. (AP).
SEÚL. Lee Soo-nam tenía ocho años la última vez que vio a su hermano mayor. Este mes hace 68 años que ese niño vio desconcertado como su hermano, de 18 años, dejaba su casa en Seúl para huir de los soldados norcoreanos que estaban reclutando jóvenes a semanas de invadir Corea del Sur para comenzar la Guerra de Corea.
Una hora más tarde, el hermano mayor, Ri Jong Song, fue descubierto por soldados norcoreanos cerca de un puente que cruza el Río Han de la capital surcoreana. Lee siempre creyó que Ri había fallecido durante el conflicto bélico, en el que millones fallecieron o resultaron heridos antes del alto al fuego de 1953, pero su madre rezaba a diario para el regreso de su hijo perdido hasta pocos años antes de su muerte en 1975.
Pero Ri sobrevivió a la guerra y vive en Corea del Norte. Los hermanos, que ahora tienen 76 y 86 años, estarán entre los cientos de coreanos que participarán, a partir de hoy, en una semana de reuniones temporales de familias separadas por el conflicto. Muchos no han tenido contacto desde que la guerra cimentó la división de la Península en Norte y Sur.
La última vez
Los ancianos familiares que se reunirán en el pintoresco balneario norcoreano de Diamond Mountain saben que, dada la inestabilidad de las relaciones entre Seúl y Pyongyang, esta podría ser la última vez que se vean antes de morir.
“Estoy nervioso. Todavía no estoy seguro de si esto es un sueño o es real. Solo quiero darle las gracias por mantenerse con vida durante todos estos años”, dijo Lee en una entrevista en su casa de Seúl, no muy lejos de donde vio por última vez a su hermano.
Desde el final de la guerra, ambas Coreas han impedido que sus ciudadanos visiten a familiares al otro lado de la frontera o contacten con ellos sin permiso. Casi 20,000 personas han participado en 20 rondas de encuentros desde 2000, pero nadie ha tenido una segunda oportunidad para verse.
Los encuentros de esta semana se celebrarán tras un parón de tres años durante el cual Pyongyang probó tres armas nucleares y múltiples misiles que mostraron su capacidad para atacar el territorio continental de Estados Unidos.
De acuerdo con el Ministerio de Unificación surcoreano, que gestiona todos los asuntos intercoreanos, más de 500 surcoreanos separados y sus familiares cruzarán la frontera norte del país para dos rondas de encuentros entre el 20 y el 26 de agosto.
En Diamond Mountain, Lee espera encontrarse con Ri y conocer a su esposa norcoreana, de 79 años, y a su hijo, de 50. Lee llevará más de una docena de fotografías familiares, incluyendo una en blanco y negro de Ri con el pelo corto cuando tenía 16 o 17 años.
“Así es como lo recuerdo”, señaló Lee. “Yo perdí a un hermano y mis padres a un hijo, pero mi hermano perdió a sus padres, hermanos, amigos y a toda su ciudad, y probablemente pasó toda su vida anhelando todas esas cosas. Es desgarrador pensar en eso”. (AP).