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Psiquiatras de Estados Unidos, Reino Unido y varios países europeos están empezando a lanzar en sus clínicas variantes de un nuevo método para combatir la depresión, que consiste en no permitir que el paciente duerma durante varios días y se exponga a luces brillantes o de litio.
Según información proporcionada por BBC Mundo en la primera página de esta sección, estas cronoterapias parecen trabajar poniendo en marcha un lento reloj biológico y al hacerlo están echando luz sobre la patología de la depresión y de manera más general sobre la función del sueño.
“Privar a alguien del sueño tiene efectos opuestos en personas sanas y en aquellas que sufren depresión”, dice Benedetti. Si uno está sano y no duerme uno está malhumorado Si uno está deprimido, puede activar una mejora inmediata del humor de la persona, así como en sus habilidades cognitivas.
Benedetti aclara que hay una trampa: cuando uno se va a dormir y se pone el día con las horas de sueño que había perdido, hay un 95% de probabilidades de tener una recaída.
Fue en 1959 cuando se habló por primera vez del efecto antidepresivo de la privación del sueño. Fue en un informe publicado en Alemania. Eso atrajo la atención del alemán, Burkhard Pflug, que investigó el tema en su tesis doctoral y en posteriores estudios en los años 70.
Benedetti se interesó por esa idea a comienzos de los años 90 cuando era un joven psiquiatra.
El Prozac había sido lanzado unos años antes, revolucionando los tratamientos contra la depresión, pero esa droga no había sido probada en personas con desorden bipolar. De todos modos, Benedetti sabía por experiencia que los antidepresivos no surtían efecto en personas con esa enfermedad.
Sus pacientes necesitaban desesperadamente una alternativa y su supervisor, Enrico Smeraldi, tenía un as bajo la manga. Tras haber leído algunos artículos sobre la terapia de la privación del sueño, probó esas teorías con sus propios pacientes y tuvo resultados positivos. “Vimos que funcionaba”, recuerda Benedetti.
“Pacientes con historiales terribles, mejoraron inmediatamente. Mi tarea consistía en encontrar una manera de hacer que se mantuvieran bien”.
Ya que incluso una breve siesta puede echar por tierra la eficiencia del tratamiento, también comenzaron a buscar nuevas maneras de mantener a los pacientes despiertos durante la noche y tomaron como fuente de inspiración la medicina relacionada con la aviación, donde la luz brillante es para mantener alerta a pilotos.
“Decidimos utilizar esas tres cosas y el efecto fue bueno”, dice Benedetti. A finales de la década de los 90 ya trataban rutinariamente a los pacientes con la triple cronoterapia: privación del suelo, litio y luz brillante.
La privación del sueño podía ocurrir cada dos noches durante una semana y la exposición a la luz brillante por 30 minutos cada mañana podía continuar por dos semanas. Ese protocolo aún lo utilizan hoy.
“Pensamos no sólo en privar del sueño a la gente sino también extender el período entre dormir y estar despierto de 24 a 48”, cuenta Benedetti. “La gente se va a dormir cada dos noches, pero cuando lo hace puede dormir tantas horas como quiera”.
El hospital San Rafael comenzó a utilizar la terapia en 1996. Desde entonces, han tratado a cerca de 1,000 pacientes con depresión bipolar, muchos de los cuales no habían respondido a tratamientos con drogas.
Los resultados hablan por sí solos: según los datos más recientes, el 70% de la gente con resistencia a las drogas para la depresión bipolar respondió al tratamiento con triple cronoterapia dentro de la primera semana y el 55% tenía un mejora sostenida una semana después.
Mientras que los antidepresivos —si es que funcionan— pueden tardar un mes para producir un efecto y en el ínterin pueden aumentar el riesgo de suicidio, la cronoterapia produce una inmediata y persistente reducción de los pensamientos suicidas, incluso después de una sola noche de privación del sueño.
A Angelina le diagnosticaron trastorno bipolar hace 30 años, cuando era una treintañera. Al diagnóstico le siguió un período de estrés intenso: su marido estaba enfrentando una investigación en el trabajo y estaban preocupados ante la posibilidad de que les faltara dinero para ellos y sus hijos
Angelina cayó en una depresión que duró cerca de tres años. Desde entonces, su humor ha sido oscilante, pero está deprimida la mayoría de las veces. Toma una batería de drogas -antidepresivos, estabilizadores, ansiolíticos y pastillas para dormir- que la hacen sentir como una paciente, situación que no le gusta aunque es consciente de su problema.
Si uno la hubiera visto tres días antes, hubiera sido difícil reconocerla. Había dejado de maquillarse, lavarse el cabello y olía mal. Se sentía bastante pesimista.
Después de su primera noche de privación del sueño, se sentía con más energía, que luego disminuye cuando pudo volver a dormir. Pero a pesar de eso, se siente motivada por la presencia de su peluquero antes de mi visita. Elogio su apariencia y ella acaricia sus rizos coloreados de dorado en agradecimiento por notarlo.
A las 3 de la madrugada nos trasladamos a la sala con una iluminación que simula el mediodía. Rayos de sol entran a través de un tragaluz y caen sobre cinco sillones alineados contra la pared.
Esto es una ilusión, por supuesto. El cielo azul no es otra cosa que un plástico coloreado y el sol es una luz brillante, pero el efecto es estimulante. Es como si estuviéramos en un salón soleado al mediodía, lo único que falta es el calor.
Cuando la entrevisté siete horas antes, intérprete mediante, el rostro de Angelina permanecía inexpresivo mientras respondía. A las 3:20 ella sonríe e incluso intenta iniciar una conversación en inglés, que ella decía hablar.
Hacia el amanecer, Angelina me cuenta de la historia de su familia que está empezando a escribir y me invita a quedarme con ella en Sicilia.
¿Cómo puede ser que una cosa tan simple como estar despierto produzca tal transformación? Desentrañar el mecanismo no es algo sencillo: todavía no entendemos completamente la naturaleza de la depresión ni la función del sueño. Pero recientes estudios han comenzado a aportar algunas ideas.
La actividad del cerebro de gente con depresión parece diferente durante el sueño que cuando están despiertos, en comparación con las personas sanas. Durante el día, hay señales que nos alientan mantenernos despiertos y proceden del sistema circadiano, que es nuestro reloj biológico interno de 24 horas. Fueron creadas para resistir al sueño.
Estas señales son reemplazadas por aquellas que promocionan el sueño durante la noche. Las células de nuestro cerebro también trabajan en ciclos que son ostensiblemente excitables en respuesta a los estímulos cuando uno está despierto. En las personas con depresión o trastorno bipolar, esas fluctuaciones parecen más difusas o ausentes.
La depresión también está asociada a la alteración del ritmo diario de secreción hormonal y a la temperatura del cuerpo.
Como las señales del sueño, esos ritmos están manejados por el sistema circadiano que a su vez es manejado por un sistema de proteínas que interactúan, codificada por el “reloj de genes” que se expresa en el patrón rítmico de cada día.
Ellos manejan cientos de procesos celulares diferentes por día, dándole tiempo a unos y a otros para encenderse y apagarse.
El reloj circadiano marca el pulso en cada célula del cuerpo, incluyendo las células cerebrales que son coordinadas por un área del cerebro llamada núcleo supraquiasmático, que responde a la luz.
“Cuando la gente está severamente depresiva, su ritmo circadiano tiende a ser plano, no tienen la respuesta habitual de un aumento de la melatonina en la noche y los niveles de cortisol se mantienen constantemente altos en lugar de caer al atardecer y a la noche”, dice Steinn Steingrimsson, un psiquiatra del hospital de la Universidad de Sahlgrenska, en Gotemburgo, quien está probando una terapia similar.
Recuperarse de una depresión está asociado a la normalización de esos ciclos.
“Creo que la depresión puede ser una consecuencia de un aplanamiento delos ritmos circadianos y la homeostasis en el cerebro”, dice Benedetti. “Cuando privamos a la gente del sueño, restablecemos ese proceso cíclico”.
Me dijo que después de la tercera privación del sueño, ella experimentó una remisión completa de sus síntomas y regresó a Sicilia con su marido. Esa semana que terminaba el estudio, la paciente y su esposo cumplían cincuenta años de casados.
Depresión Tratamientos
Mantener a una persona despierta con seguimiento clínico durante una noche podía sacarla de la depresión.
El litio
Diversos estudios en Estados Unidos habían sugerido que el litio podía prolongar los efectos de la privación del sueño. Tras una investigación, detectaron que el 65% de los pacientes que tomaban litio tres meses después mostraban una respuesta sostenida a la privación del sueño.