Noticias de Yucatán
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Martes, 2 de octubre de 2012 - 12:03 am
Mensaje pronunciado por el Lic. Rolando Zapata Bello al rendir Compromiso Constitucional como Gobernador del Estado de Yucatán, ante el H. Congreso del Estado
Toda mi vida he trabajado muy duro y con absoluta dedicación, para tener la oportunidad de llegar a este punto.
Para asumir, frente a los Poderes Constitucionales de Yucatán y en el recinto que la Ley señala, la Gubernatura del Estado en el que tuve la suerte de nacer y tengo el privilegio de vivir.
Éste es para mí un momento cívico de enorme solemnidad y significado, un momento que deseo empiece a reflejar lo que habrá de ser el carácter y espíritu de mi gobierno.
Un gobierno que, como esta Toma de Compromiso, deberá estar marcado por la absoluta austeridad y sobriedad Republicana.
Asumo el cargo de Gobernador con ánimo positivo y alegre, pero sin festejos o celebraciones, porque sé bien que lo que adquiero hoy no son prerrogativas o privilegios, sino responsabilidades y obligaciones serias y puntuales.
Y por eso, desde este momento, con toda solemnidad y aplomo, me comprometo a ser un gobernador serio, disciplinado, responsable y que cumpla.
En una palabra: Un gobernador a la altura de Yucatán
Hasta este día, era yo quien pedía a Yucatán su confianza y su respaldo.
Sin embargo, a partir de hoy, las cosas cambian.
Ya no es tiempo de pedirle a la ciudadanía, ahora es tiempo de empezar a entregarle resultados y cumplir la palabra empeñada. Ya no bastarán las buenas intenciones o las simples propuestas, por acertadas que éstas sean.
A partir de este punto, deberán venir acciones concretas y deberá probarse, cada día, la capacidad para estar a la altura de las expectativas de nuestra gente, que claro que son expectativas altas y urgentes.
Y precisamente en ese marco, el primer compromiso que quiero validar y confirmar, es el compromiso de NO cambiar.
Sin importar la investidura que hoy recibo, seguiré siendo el mismo Rolando Zapata Bello que ustedes siempre han conocido.
Porque asumo la Gubernatura del Estado con absoluta humildad.
Con la humildad que dan la experiencia y los años de servicio en la administración pública.
Con la madurez que sólo da la edad, los éxitos y, especialmente, los fracasos que uno encuentra y de los que se levanta a lo largo de la vida.
Sobre todo, asumo el Gobierno de Yucatán con la modestia democrática de saber que hay más de medio millón de ciudadanos que sufragaron por mi en casi un millón de votantes lo que me da la legitimidad para conducir los destinos de Yucatán en el próximo sexenio.
Todos esos ciudadanos confiaron en mí persona y en nuestro sistema democrático, y de ninguna manera voy a dilapidar esa confianza.
Lo he dicho desde hace muchos años y hoy más que nunca vale la pena repetirlo, la confianza ciudadana es un bien sagrado que hay que enaltecer con resultados, realizaciones y conductas.
Asumo la Gubernatura con la seriedad, la sana preocupación y los valores de un hombre y un padre de familia.
Porque dentro de 6 años quiero ver a los ojos a mi esposa, Sarita, y a mis dos hijos, Monse y Rolo; a mi madre y a mis dos hermanos, a toda mi familia, con la conciencia tranquila y la satisfacción de quien desde el primer día de gobierno se puso a hacer bien las cosas.
Quiero honrar la memoria de mi padre, un hombre sencillo y grande a la vez, y quiero hacerlo de la mejor manera posible: Simplemente siendo un buen gobernador.
Por ello hoy lo importante es ponerse a trabajar.
Ya les corresponderá a los ciudadanos juzgar, dentro de 6 años, si alcanzamos resultados que merezcan celebrarse.
Hoy comienzo la tarea con la que seré juzgado como gobernante, una tarea que asumo con emoción, responsabilidad y sin excusas.
Hacer bien las cosas desde el primer día, implica la expresión de mi respeto amplio y pleno a los Poderes de nuestro Estado, a sus instituciones y a nuestra sociedad.
Al Poder Legislativo y a sus Grupos Parlamentarios, les ofrezco diálogo permanente, trabajo coordinado y una rendición de cuentas transparente en los ámbitos que la Ley señala.
Reconozco a todos y cada uno de los legisladores, sin importar partido o ideología, su papel como miembros de la honorable soberanía que detenta la representación del pueblo.
La única condición que propongo para la relación sana y fructífera que la sociedad nos exige, es siempre sentarnos a la mesa con el ánimo de construir consensos y lograr acuerdos para tener la democracia de resultados que los ciudadanos quieren.
Que la diversidad política enriquezca la tarea de gobierno y jamás paralice la agenda pública, es el ideal que debe unir al Poder Ejecutivo y al Poder Legislativo en Yucatán.
Sé que con la voluntad de todos, así será.
Al Poder Judicial, le tiendo la mano para avanzar decididamente en uno de los temas que hoy más importan a los ciudadanos: la eficacia de nuestro Estado de Derecho y particularmente el acceso pronto a la justicia.
Juntos podemos construir un gran binomio: el binomio de un Poder Ejecutivo que garantiza la seguridad pública, y un Poder Judicial que construye la justicia pública.
A los Presidentes Municipales de todo el estado les ofrezco el respeto a su autonomía y todo el apoyo que requieran en términos de coordinación administrativa, planeación de la inversión pública, desarrollo regional y atención a las necesidades más sentidas y urgentes de la ciudadanía.
Reconozco en el municipio la célula básica del gobierno en Yucatán y en México.
Mi administración tendrá una verdadera agenda municipal que la acerque aún más a la gente.
Asumo, además, como una realidad indiscutible, que hay un verdadero interés de los ciudadanos, la sociedad civil, los empresarios y quienes impulsan el desarrollo de Yucatán, para que exista una relación sana, respetuosa y en el estricto ámbito de sus competencias, entre el Gobierno del Estado y el Ayuntamiento de Mérida.
Y en este punto quiero decir con absoluta firmeza, que para mí desde el 1º de julio quedó atrás el tiempo de las filias y fobias partidistas o ideológicas.
En todas las esferas de la actividad pública, la ciudadanía exige, y con toda razón, que trabajemos juntos.
Porque juntos, con diálogo y madurez, es muchísimo lo que podemos lograr.
Me asumo como Gobernador de todos y cada uno de los habitantes del estado.
Y por supuesto, hay un ámbito institucional esencial que debo mencionar, y es la relación entre nuestra entidad y el Gobierno Federal.
Un Gobierno Federal representado aquí, de manera distinguida, por el Maestro Salomón Chertorivski, Secretario de Salud, quien siempre se ha caracterizado por su trabajo profesional e institucional con Yucatán, desde las distintas posiciones que ha ocupado.
Así, le pido al Maestro Chertorivski que transmita al Lic. Felipe Calderón Hinojosa, Presidente de la República, nuestro deseo firme para que en éste breve, pero decisivo periodo en el que nuestras administraciones habrán de coincidir, podamos tener una relación de trabajo respetuosa, coordinada y con frutos concretos para la ciudadanía de Yucatán.
Sé que así habrá de ser, porque él personalmente me lo ha garantizado.
Y por supuesto, es absoluta convicción de mi gobierno, que Yucatán debe también trabajar en plena armonía, y hombro con hombro, con la próxima Administración Federal, la que a partir del 1º de diciembre encabezará el Lic. Enrique Peña Nieto, Presidente Electo de los Estados Unidos Mexicanos.
El diseño federalista de nuestro sistema de gobierno y de nuestras instituciones, hace esencial que exista una alineación y coordinación permanente de políticas públicas y esfuerzos entre el Gobierno de la Nación y los Gobiernos de los Estados.
Enrique Peña Nieto ya ha asumido compromisos explícitos con Yucatán, y sabemos que un político serio y un gobernante de palabra como es él, nos tendrá muy presentes desde el primer día de su administración para cumplirle a plenitud
Pero creo que éste es el momento ideal para confirmarle al próximo Presidente de la República, que Yucatán también estará muy presente con él.
Que Yucatán estará apoyando todas las iniciativas y reformas de cambio estructural que sabemos están en la agenda de su gobierno; reformas y cambios que son asignaturas urgentes del desarrollo nacional.
La historia y la teoría política demuestran que las sociedades democráticas maduras, siempre generan el liderazgo correcto para cada momento fundamental.
Y Enrique Peña Nieto, es el hombre que México necesita para este momento fundamental y de refundación nacional.
Licenciado Miguel Osorio Chong, sea Usted el amable portavoz de un saludo cálido y fraternal que el pueblo de Yucatán por mi conducto le envía al Presidente Electo; Don Enrique Peña Nieto.
A lo largo de toda mi campaña, pedí el voto ciudadano como hombre de valores y de principios.
Lo hice así, porque sólo hombres y mujeres de valores y principios pueden dar a la sociedad, la certeza y la tranquilidad de gobiernos confiables, maduros y que nunca pierdan el rumbo.
Así, hoy, como Gobernador Constitucional de Yucatán y con el valor público y legal que mis palabras tienen, quiero decirles a todos los ciudadanos que votaron por los principios y valores que ofrecí, que no se equivocaron.
Ratifico que honraré todos y cada uno de esos valores y principios.
Jamás me apartaré del principio de estar orgulloso de ser yucateco. Orgulloso de nuestras raíces y de nuestras tradiciones, y seguro que en nuestra cultura y en nuestra identidad profunda están las respuestas y las cualidades que necesitamos para triunfar en un mundo global y moderno.
Por ello, el orgullo de ser yucateco implicará apoyo decidido a la cultura, a las artes, al deporte, a nuestros productos agrícolas y artesanales más emblemáticos, al esfuerzo de nuestra industria y comercio locales, a la preservación de nuestro patrimonio cultural y la protección de nuestro medio ambiente.
Implicará también el impulso de nuestra forma de vestir, de nuestra gastronomía y de nuestra forma de ser. En una voz: impulsar el orgullo por lo yucateco.
Y también implicará proteger lo que en las actuales circunstancias nacionales, es uno de los máximos orgullos de nuestra tierra.
El orgullo de ser un estado muy seguro.
Un orgullo en el que reconozco los esfuerzos y logros alcanzados durante el Gobierno de Ivonne Ortega Pacheco, mismos que deberán de ser continuados y fortalecidos.
Un orgullo de seguridad y tranquilidad por el que, como yucateco, reconozco y agradezco los esfuerzos decisivos, profesionales y siempre patrióticos del Ejército Mexicano, de la Fuerza Área y de la Armada de México, así como de las instituciones de seguridad pública de la Federación.
Sepan que ese legado de seguridad que hoy recibo será preservado con mano firme, con recursos financieros suficientes para continuar la estrategia de fortalecimiento de nuestros cuerpos policiacos, con más equipamiento, capacitación y estímulos a sus miembros.
En la lucha contra el crimen jamás daremos un paso hacia atrás.
Además estableceremos como dos sólidas columnas adicionales, una política sin precedentes en materia de Prevención del Delito y una de Participación Ciudadana.
Por eso crearemos el Centro Estatal para la Prevención Social del Delito, Unidades Mixtas de Frontera y Centros Integrales de Seguridad Pública en todos los puntos estratégicos del estado.
Ésas que fueron las promesas de un candidato, hoy son compromisos de un Gobernador.
Me comprometí también con el principio de un gobierno austero.
Y quiero dejar claro, que si bien recibo un gobierno con indicadores financieros generales estables, hay mucho que hacer en la reducción del gasto no esencial.
A los sectores productivos del estado y a todos aquellos preocupados e interesados en que las finanzas públicas sean una fortaleza para el desarrollo y jamás una debilidad estructural de la entidad, les ofrezco presentar mañana mismo el “Programa de Ajuste Financiero y Nueva Cultura de Austeridad en el Gasto Público”
No quiero solucionar únicamente las preocupaciones de corto y mediano plazos, aspiro verdaderamente a crear en todos los servidores públicos una nueva cultura del gasto público y de la utilización de los recursos que son de todos.
Por ello me comprometo también a emprender de inmediato en términos de Ley una profunda reforma y reorganización de la administración pública estatal, que tenga como eje el adelgazamiento de las estructuras gubernamentales, para disponer de dependencias eficientes que estén a la altura de las nuevas circunstancias y de la nueva agenda de racionalidad del sector público del Estado y de desarrollo de la entidad.
La austeridad de mi gobierno será la base de la prosperidad de Yucatán, de eso no tengan duda.
Haré realidad también un gobierno disciplinado, que planifique con absoluta seriedad, que se comprometa con un Presupuesto Basado en Resultados, que pueda ser evaluado permanentemente, que trabaje con orden y que esté a la altura de las circunstancias.
Y en este punto, a los miembros de mi Gabinete les dejo muy claro que ustedes son los que en cada área especializada de trabajo me representarán, hablarán por mí y serán la imagen de esta administración.
Y por ello, les exigiré mucho y no aceptaré nada que no sea trabajo de excelencia, capacidad de diálogo con la sociedad y verdadero compromiso por Yucatán.
Y aún más, hay un valor que jamás toleraré que sea abandonado: El de la rigurosa honestidad.
Aquí asumo un verdadero compromiso con la sociedad: Como lo dije en el debate televisado que todos los ciudadanos de Yucatán pudieron ver, yo combatiré la corrupción ferozmente.
De eso todos pueden estar seguros.
Y tener un gobierno austero y disciplinado no significará tener un gobierno distante o que se aísle de la sociedad y se limite únicamente materias técnicas o administrativas.
A final de cuentas, la clave de un gobierno eficiente es la confianza pública, y ésta sólo se gana con la inclusión.
Quiero decirlo con todas sus letras: es mi intención no sólo gobernar para todos, sino construir un gobierno CON todos.
A partir de este momento quiero dejar abiertos todos los canales de diálogo con los grupos, organizaciones y sectores representativos de toda la sociedad.
Con los líderes empresariales, con la sociedad civil, con Organizaciones No Gubernamentales, con líderes religiosos, con fundaciones y patronatos, con líderes juveniles, con productores del campo, con mujeres del campo y la ciudad, personas con discapacidad, de la tercera edad, con migrantes yucatecos, y también con residentes de otros países que viven en nuestro estado, con todos aquellos que quieran participar en la definición del nuevo rumbo de Yucatán.
El gran ganador de la inclusión, de la transparencia, de la rendición de cuentas, del debate y de la crítica, es el gobierno.
Estoy convencido de que la calidad de un gobierno depende directamente de la calidad del debate público.
Sólo las sociedades que dialogan e incluyen pueden construir un lenguaje común y construir la solidaridad y fraternidad que toda comunidad triunfadora, en cualquier parte del mundo, siempre necesita.
Óigase bien:
Bajo mi mandato, en nuestro estado, dialogar siempre será sinónimo de gobernar.
Y con el deseo de ser una sociedad triunfadora, suscribo el principio de un Yucatán profesional, que genere empleo, que tenga una verdadera política de fomento económico, que le apueste al turismo, como una de las bases más sólidas de nuestra dinámica económica, a la exportación, a desarrollar su industria impulsando plataformas logísticas, una en la Zona Metropolitana de Mérida y otra en el Oriente del Estado.
Un Yucatán con capital humano de primera, con más becas para nuestros jóvenes, con apoyos para una educación digital, con acceso a insumos básicos como computadoras para nuestros niños, nuestros jóvenes, nuestros universitarios.
Un Yucatán que pueda competir y no sólo generar empleos, sino empleos bien pagados.
Hay que decirlo con toda honestidad: es cierto que somos la cuarta entidad con menos desempleo en el país, pero los ingresos de los yucatecos se encuentran también entre los más bajos de la Nación.
Ya está demostrado que somos gente trabajadora y emprendedora, tenemos una economía fuerte y dinámica, ahora vamos a subirle la calidad, la productividad y la competitividad a nuestra economía.
Si el gobierno hace su tarea, que es crear las condiciones para que los jóvenes, los hombres y las mujeres sean productivos, y para que los inversionistas, los empresarios y los comerciantes inviertan y generen empleos, de verdad vamos a solucionar la tarea que más nos importa a todos.
La gran tarea de garantizar que el estudio, que el esfuerzo y el trabajo SÍ den el ingreso que queremos para nuestras familias. Yo sí creo en ese camino, porque fue gracias a las becas, gracias a la educación pública de calidad y gracias a las oportunidades igualitarias para seguirse preparando, que un niño que nació en la modesta Colonia Felipe Carrillo Puerto en Mérida, hoy sea el nuevo Gobernador de Yucatán.
El ideal de la educación y el empleo sean la base de la movilidad social, sólo será cierto si garantizamos el principio de un gobierno socialmente responsable.
Y hoy por hoy, si hablamos con toda franqueza y con toda honestidad, la responsabilidad social en Yucatán debe empezar por atender cabalmente a nuestro campo.
El campo en Yucatán necesita una intervención urgente, no sólo del gobierno estatal y federal, necesita también de los inversionistas y una reactivación de las fuerzas productivas del sector social que están ahí, sembrando los campos, cuidando el ganado, pescando todos los días en nuestros mares.
En el campo yucateco tenemos que tecnificar, por lo menos, 30 mil hectáreas en los próximos 6 años.
Necesitamos una estrategia integral de caminos saca-cosechas y de programas peso-a-peso, que le devuelvan a los productores agrícolas y pecuarios la capacidad de decidir qué necesitan y cuándo lo necesitan.
Necesitamos incrementar sustancialmente nuestra agroindustria.
Y lo mismo hay que decir de la explotación de nuestros recursos pesqueros, porque ya es tiempo que uno de los estados más ricos en recursos marinos empiece a dar a miles de familias la calidad de vida que deberían de tener, de manera sustentable y con verdadera visión de largo plazo.
Se puede haber dicho ya muchas veces, se pueden haber hecho ya muchas promesas con las familias del medio rural, y quizá por eso quiero decirlo con todo valor y con toda determinación: para hablar de justicia social, hay que empezar por hacerle justicia a nuestro campo.
Ésa es una de las ideas y promesas más firmes que me guían como político y que me guiarán como gobernador.
Pero también es una de mis ideas más firmes que la política social en Yucatán tiene que cambiar, tiene que evolucionar para ser una política social activa, que no se limite a atender la pobreza, sino que verdaderamente pueda prevenirla y evitar que se pase de generación en generación
Asumo a plenitud lo dispuesto en el artículo 87 de la Constitución Yucateca: (cito)
“Es función específica del Estado…Ordenar las relaciones sociales hacia el fin que la convivencia deje de ser pesada carga para la mayoría, adoptando como principio de justicia el que cada quien debe cooperar al bienestar colectivo en la medida de sus fuerzas físicas e intelectuales, y recibir en cambio, de la sociedad, lo bastante para satisfacer sus necesidades”. Fin de la cita.
Esta disposición legal, que deslumbró al constitucionalismo internacional hace casi un siglo, por interpretarse como la definición más acabada de justicia social, para mi hoy ni es reminiscencia histórica ni norma en desuso: es una obligación legal y moral que me palpita ante la realidad que enfrentan todos los días las familias yucatecas que viven en condición de pobreza.
Por ello vamos a reorganizar nuestros mejores programas sociales, y a crear los que hagan falta, bajo una sola estrategia integral y globalizadora.
Un programa transparente, que se pueda evaluar con claridad y que dé resultados que sean duraderos.
Porque la pobreza que se perpetua es el gran enemigo de la democracia.
Y la pobreza cuyo ciclo no se puede romper, siempre será el gran obstáculo del desarrollo.
La pobreza desperdicia el talento de miles de ciudadanos. Y ése es un lujo que en este Yucatán ya no podemos darnos.
Tampoco podemos darnos el lujo de perder a hombres y mujeres en edad productiva, o de perder el talento de niños o las memorias de nuestros adultos mayores por falta de infraestructura de salud que crezca al mismo ritmo que el estado.
Ya tenemos una cobertura de casi el 100%, ahora será prioridad contar con servicios médicos de más calidad y más accesibles.
Construiremos 2 nuevos hospitales en el interior del estado, apoyaremos el compromiso de vales de medicina de Enrique Peña Nieto y garantizaremos la atención efectiva de las urgencias médicas las 24 horas con unidades móviles en comunidades rurales.
La responsabilidad social en salud, en combate a la pobreza y en el campo, serán las prioridades del Yucatán competitivo y triunfador que todos queremos.
Pero de nada serviría todo lo que he mencionado anteriormente, si no hubiese un gran principio ancla; y para mí ese principio es tener un gobierno realista.
Un gobierno que no sueñe una realidad inexistente o viva de un ideal inalcanzable.
Creo, con Emilio Abreu Gómez, que Canek dijo: (cito) “Los hombres de estas tierras deben ser más exigentes y humanos, deben querer la mejor realidad; que es la realidad posible, la que madura y crece en sus propias manos”. (Fin de la cita)
Por eso comprometo un gobierno que no ofrezca lo que no se pueda hacer, que no asuma gastos y compromisos financieros que no pueda sostener.
Un gobierno que siempre termine todo lo que inicia, un gobierno que entienda perfectamente que el realismo es lo que le da seriedad y credibilidad.
Un gobierno que hable con la verdad y que sea capaz de asumir que la grandeza de una comunidad, de una sociedad o de un estado, no se construye o reconstruye en 6 años.
Mi administración trabajará para cumplir bien en la etapa del desarrollo histórico, social, cultural y económico que le tocará encabezar.
Yo tendré, los pies bien puestos sobre la tierra y exigiré que todo mi gabinete así los tengan.
Cuidaré muy bien lo que diga, y los ofrecimientos o compromisos que haga con la gente.
QUIERO QUE LA CIUDADANÍA VALORE LA PALABRA DE SU GOBERNADOR, PORQUE SIEMPRE PIENSO CUMPLIRLA.
Son muchísimas las acciones que vamos a tener que emprender en los próximos 6 años, para poder citarlas o resumirlas en estos minutos.
Los 227 compromisos formalizados ante la ciudadanía entrañan un reto que hoy ratifico con gran emoción.
Son miles las obras grandes y pequeñas que vamos a concretar en cada comunidad, en cada comisaría, en cada municipio.
Son cientos de miles los jóvenes y los estudiantes, a los que habremos de becar y darles el apoyo que necesitan.
Confío en que serán también miles las empresas, los negocios y las acciones emprendedoras, que se pondrán en marcha o adoptarán una nueva dinámica.
Como también se qué serán miles los empleos y las acciones de salud y de inversión que llegarán a todos.
Pero hoy les digo que sin duda, a lo largo del camino, encontraremos días difíciles: seguramente afrontaremos tanto encuentros como desencuentros, pero sé que siempre habremos de solucionarlos.
Porque venga lo que venga, sé que vamos a avanzar.
Tenemos buenas bases sobre las cuales seguir construyendo.
Bases que acumulan el fruto del trabajo y esfuerzo de todas las generaciones que nos precedieron. Tenemos una sociedad en paz.
Y porque confío en que la solución ante cualquier reto siempre empezará por sumar esfuerzos, declaro como uno de mis deberes básicos ser un gobernador que construya un escenario de diálogo social y político.
Yo NO creo en los gobiernos que toman parte. Yo NO creo en los gobiernos que tienen amigos o enemigos.
Yo creo en los gobiernos que dejan florecer a la sociedad, que son abiertos y se constituyen en árbitros neutrales y serenos del concierto de una comunidad.
Yo creo en un gobierno que genere condiciones para que cada yucateco se desarrolle al máximo en sus aspiraciones, que marque el rumbo, pero no imponga visiones unilaterales ni avasalle opiniones divergentes.
Yo aspiro a materializar todos los días el ideal público de convertir la voluntad del pueblo en actos de gobierno, porque hacer lo contrario resulta moralmente imposible.
Por eso quiero dejar, desde este momento, muy bien definida la esencia de mi credo político.
Creo en la Democracia, pero creo más en los resultados que resuelven los problemas de la gente.
Creo en la libertad como un estado del espíritu que se cumple en la conciencia de cada persona y que el gobierno debe respetar plenamente.
Creo en la tolerancia, creo en dar siempre el primer paso de buena voluntad y nunca caer en la intransigencia.
Creo en la cultura del esfuerzo, pero más en la cultura del éxito que nos haga recordar siempre que en la esencia de cada yucateco hay genes de grandeza heredados de nuestra Gran Cultura Maya.
Creo en Ustedes, en la fortaleza de espíritu de la gente que vive, trabaja y se esfuerza todos los días por su estado, que confía y apuesta su futuro en nuestro territorio.
Pero por encima de todo, CREO EN YUCATÁN, en lo que es y lo que ha sido, en mi patria chica, mi tierra provinciana, en su futuro promisorio que se basa en la unidad y el trabajo de todos sus hijos, en sus grandes potencialidades, tangibles e intangibles, que brotan generosamente por todos lados, listas para ser desarrolladas por todos nosotros, en unión y armonía.
CREO EN YUCATÁN, como diría el poeta, por ser el alto de mi marcha y el punto de partida de mi impulso.
Por eso hoy, que he rendido formal compromiso constitucional como Gobernador del estado, reafirmo mi más elevado credo personal, político e institucional:
YO CREO EN YUCATÁN.
Esas son las grandes certezas, los grandes trazos de lo que se puede esperar de mi gobierno, a partir de los cuales los invito a que empecemos a trabajar con gran entusiasmo y renovada ilusión.
Porque hay una gran motivación que redescubrí y que hice mía a lo largo de esta campaña a la gubernatura por los interminables caminos del Mayab: la motivación del optimismo perenne, de la sólida esperanza que siempre hay en la gente de Yucatán.
La esperanza del campesino que con el rostro ajado por el sol y el alma curtida por todo lo vivido, decidió volver a creer en las promesas que le hizo su candidato, y por eso hoy él me ha convertido en su Halach Uinic.
El optimismo que me contagian jóvenes, universitarios, profesionistas, empresarios creadores de empleos, hombres y mujeres trabajadores, que me dieron su respaldo y con ello depositaron en mí su bien más preciado: la esperanza de un mejor mañana.
La tranquilidad serena de madres y padres de familia que decidieron que valía la pena darme su apoyo para que sus hijos tuvieran oportunidades reales de bienestar y desarrollo en la vida.
A todos ellos, y en general a todo el pueblo de Yucatán, hoy les digo:
Estoy consciente de las elevadas expectativas que hay sobre mi gobierno, el que hoy inicio. Asumo plenamente cada expectativa, las individuales y las colectivas.
Asumo el reto plenamente.
Lo hago con la conciencia que no les puedo fallar.
NO LES VOY A FALLAR.
Y a los yucatecos que por diversas razones el desánimo les ha minado el espíritu hoy les digo: Vale la pena creer en nosotros mismos, en la fuerza de nuestro origen, de nuestra unidad y de nuestra capacidad de trabajo
A todos ellos, a todos los que a pesar de tener nublada el alma no se han dado ni se darán por vencidos, les digo que nos va a ir bien.
Nos va a ir bien a todos, nos va a ir bien como sociedad, como una comunidad orgullosa de su identidad y de sus logros.
Nos va a ir bien como un pueblo que conoce y entiende bien su lugar en el mundo.
Nos va a ir bien porque vamos a trabajar muy duro y en unidad, a pesar de cualquier obstáculo que nos pueda generar inquietud, incertidumbre o inclusive temor.
Yo recuerdo que mi padre me decía: “El que tenga miedo, que se quede en su casa”.
Y para mí, esa frase significa que por grandes que sean nuestros retos, NO podemos permitir que nos paralicen.
NO hay que permitir que nuestras preocupaciones o desafíos, por más difíciles que parezcan, nos atemoricen o dividan.
Por complicados que sean nuestros problemas o por exigentes que sean los triunfos que queremos alcanzar, NO podemos desviarnos de la ruta que es de todos y que es la correcta.
No podemos quedarnos quietos o buscarle atajos al desarrollo. Hay que ser dinámicos y decididos, constantes y valientes.
Que nunca más nos mueva la nostalgia por los tiempos pasados que muchas veces consideramos mejores. Atrevámonos a romper paradigmas ya rebasados por la realidad.
Que nos impulse la esperanza por un futuro de éxito que está ahí, a la vista, listo para ser conquistado por nosotros.
Yo hoy les convoco a que juntos como pueblo, unidos, trabajando sin descanso, cada quien desde su trinchera, sin temores ni complejos nos lacemos vigorosos al abordaje de nuestro propio destino.
Hoy en Yucatán no es tiempo de titubeos, no hay lugar para enfrentamientos ni menos espacio para el desánimo.
Con esa convicción asumo el compromiso de gobernar brindándole certeza a quien tenga dudas, construyendo armonías donde haya conflictos, pero sobre todo, devolviéndole la esperanza a quien hoy tenga desaliento, reivindicando la fe en la grandeza de nuestro pueblo.
Porque a partir de hoy, precisamente hoy, y por los próximos seis años, nadie puede quedarse al margen, todos tenemos que lograr que ahora más que nunca, éste sea el TIEMPO DE YUCATAN.
QUE VIVA YUCATÁN!!