Noticias de Yucatán.
El 19 de septiembre de 2017 un sismo de magnitud 7.1 cambió la vida de miles de personas en México tras perder a familiares, amigos o su patrimonio.El Multifamiliar Tlalpan fue uno de los casos icónicos de la emergencia y para cuyos habitantes la tragedia aún no ha terminado.
Tras aproximadamente seis meses de retraso, el pasado 8 de febrero el gobierno de la Ciudad de México y empresas constructoras entregaron nueve de los 10 edificios del Multifamiliar Tlalpan, entre ellos el 1C, el cual colapsó por el sismo causando la muerte a nueve personas.
Sin embargo, apenas han comenzado a regresar a sus departamentos varios de los dueños, debido a que cuando les fueron entregados encontraron diversas fallas que fueron postergando su retorno seguro, y aunque algunas ya fueron atendidas, otras aún persisten
Han sido años desesperantes, desgastantes y desilusionantes, narraron en entrevista, y aseguran que han pedido que las empresas REM, GAPSA y Constructora de Servicios Nacionales se hagan cargo de los desperfectos hallados, además de que les repongan o reparen los muebles que fueron dañados durante los trabajos.
Apenas una semana después de la entrega oficial de los departamentos, los habitantes del Multifamiliar acusaron que el barandal de uno de los balcones de un departamento se cayó, “lo que pudo haber matado a alguien que hubiera pasado abajo”, recordó Nelly Hernández, una mujer de la tercera edad que vive en el edificio 2B. Este incidente obligó que las empresas constructoras revisaran las viviendas y fue el primero de muchos desperfectos que han hallado en sus domicilios.
“Se robaron todo lo que podía ser vendido”
Nelly explicó que una vez que se determinó que los edificios serían rehabilitados, las empresas constructoras GAPSA, REM y Constructora de Servicios Nacionales pidieron a los vecinos meter sus pertenencias dentro de un cuarto para evitar que sufrieran daños, sin embargo, posteriormente les solicitaron que sí sacaran los objetos para realizar los trabajos, lo que ya no fue posible para muchos de los vecinos.
“Qué irresponsabilidad, hubo cosas que pudimos sacar, pero hubo otras que ya no y se quedaron ahí”, señaló Giselle Ávila, hija de Nelly, quien agregó que los muebles que se quedaron en su domicilio sufrieron daños durante la reconstrucción.
Los trabajadores de la empresa GAPSA rompieron su fregadero, su estufa y se robaron las puertas que tenía en su cocina y, entre otras cosas, la cancelería que tenía en su balcón, acusó Nelly. “Si te pones a analizar, se robaron todo lo que podía ser vendido, las puertas de madera, cobre, etcétera”, dijo su hijo Javier Ávila.
A la denuncia se sumó Cheryl Mackey, quien detalló que descubrió que antes de comenzar los trabajos de rehabilitación, los empleados se metieron a su domicilio sin su consentimiento por el balcón y le robaron herramienta que tenía dentro, por lo que incluso presentó una denuncia.
“Un día vine (al Multifamiliar Tlalpan) y me tuve que meter casi a la fuerza al edificio porque el vigilante no nos dejaba pasar; cuando llego a mi departamento y quiero entrar, no puedo, me doy cuenta que tiene la cadena puesta por dentro, entonces pienso ‘¿quién está dentro de mi casa?’, eso es allanamiento, después nos dimos cuenta que habían entrado por el balcón, lo tiraron y por ahí entraron y se desaparecieron cosas de mi casa”, aseguró.
Alfonso Torres, vecino del edificio 2A, afirmó que los muebles que no pudo sacar de su casa, los emplayó y los acomodó para que no resultaran dañados, sin embargo, “entraron, los desacomodaron y los dañaron”.
Los vecinos explicaron que estos desperfectos fueron comunicados a las empresas constructoras y a las autoridades capitalinas y aunque algunas empresas que trabajaron en los edificios accedieron a reponer los daños causados, GAPSA y REM no se han hecho responsables hasta el momento.
“No me da seguridad regresar a casa”
A pesar de que la entrega fue en febrero, algunos vecinos apenas han comenzado a habitar sus hogares rehabilitados, pues tras ver los inmuebles, hallaron diferentes desperfectos como losetas desprendidas, humedad en paredes y techos, entre otros problemas, que fueron comunicados a las empresas constructoras, que les pidieron sus llaves para repararlos.
“Yo apenas comencé a habitar el jueves que me dieron las llaves porque cuando entré vi que había como humedad en la pared, lo reporté y me dijeron que era pintura oxidada, pero no es así, sino se hubiera oxidado la pintura de toda la casa”, relató Ericka Pérez, vecina del edificio 3B, quien agregó que en el techo del edificio, que colinda con su casa, se encharca el agua, lo que podría generar otro problema de filtración.
Alfonso, quien vive en el último piso del edificio 2A, tiene una situación similar, pues la azotea se encharca y el agua ha comenzado a filtrarse a su domicilio, donde las huellas de humedad son visibles.
Silvia González explicó que la coladera de su regadera estaba tapada cuando le entregaron su departamento y que al investigar, hallaron mezcla en su interior. Los vecinos afirmaron que ya reportaron los desperfectos a las autoridades y a las constructoras y que, aunque ya arreglaron algunos, la mayoría siguen sin ser atendidos.
Además, desconfían que se haya hecho un reforzamiento adecuado de los edificios e incluso señalan que hay algunos que tienen inclinaciones, por lo que no sienten seguridad en caso de que ocurra otro sismo.
“Yo no quiero volver”, dijo Giselle. “Sólo estoy esperando que me arreglen todo para rentar o vender, no me siento segura”. Alfonso señaló que “el día que fue el sismo de junio, vinieron las constructoras como perros para ver que todo estuviera bien, como que sabían que algo habían hecho mal”.
Acusan contubernio de empresas, autoridades y administradores de edificios
“Lo que más enoja es la diferencia que hicieron entre casas”, dijo Giselle, quien manifestó que las empresas y los administradores de los edificios se coludieron para que sus domicilios fueran diferentes.
Se hicieron asambleas en las que los vecinos decidían cómo iban a ser los acabados de sus casas rehabilitadas, sin embargo, acusó que los administradores decidieron sin consultar al resto de vecinos. Los acuerdos y detalles que sí se lograron en asambleas, como el tamaño de las ventanas y la posición de los calentadores de agua, no aplicó para los departamentos de los administradores, que pudieron elegir, individualmente, cómo serían estos acabados, acusó.
Cuando comenzaron a reportar los desperfectos, algunos administradores “defendían a las empresas, en vez de a nosotros, que somos sus vecinos”, reprochó Silvia. Alfonso, por su parte, recordó que cuando señaló las fallas en su domicilio en un grupo de WhatsApp en el que están los vecinos “un administrador, que no voy a decir su nombre, me llamó y me dijo ‘ya están viendo eso, pero ya no andes de hocicón’”.
“Ha sido una situación desesperante, desgastante y desilusionante”
Este sábado se cumplen tres años del sismo que sacudió el centro del país, en el que murieron 369 personas en México, la mayoría en la Ciudad de México. En el Multifamiliar Tlalpan, nueve cuerpos fueron recuperados de entre los escombros del edificio 1C, mientras que 18 vecinos fueron rescatados.
“Ese día que bajamos ya todos y terminó el sismo, nos quedamos en la banqueta sentados, viéndonos las caras, no sabíamos qué hacer”, recordó Cheryl, mientras que Javier, otro de los vecinos, añadió que “nadie pensó cómo pasar la noche ese día, muchos pasamos la noche aquí al lado”. La cancha que hay en el lugar y un parque cercano se convirtieron en campamentos de vecinos y de los que hoy sólo quedan vestigios.
Luego de la entrega de los departamentos, algunos vecinos decidieron no regresar al Multifamiliar Tlalpan. En sus casas aún se observan carteles que fueron pegados durante la entrega e incluso otros de “Se renta”, los cuales están colgados de los balcones de los departamentos.
“Hay una vecina que ya no regresó porque le tocó ver cómo se caía el edificio 1C, iba regresando a su casa en su carro y se detuvo; enfrente de ella se cayó el edificio”, dijo Javier.
La emergencia para algunos vecinos por el sismo de hace tres años no ha terminado, aún luchan para que les entreguen sus departamentos en buenas condiciones y que sus muebles que fueron dañados les sean repuestos o reparados.
“Ha sido una situación desesperante, desilusionante, lo único que queremos es que ya nos resuelvan todo”, dijo Giselle, mientras su madre, Nelly, señaló que no están pidiendo nada lujoso, “sólo que nos den lo que nos corresponde”.