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El meteorito
Erg Chech 002 efectuó un largo viaje desde su cristalización hace 4.565
millones de años, antes de aterrizar "gracias al azar de las órbitas"
en el sur de Argelia hace "menos de un centenar de años", según el
geoquímico Jean-Alix Barrat, de la Universidad de Brest.
Barrat firmó
recientemente un estudio, en la revista científica PNAS (Proceedings of the
National Academy of Sciences) de la Academia Nacional de Ciencias de Estados
Unidos, consagrado al objeto encontrado en mayo de 2020 por cazadores de
meteoritos en una Adrar, una zona del Sáhara.
Oficialmente, existen
43 fragmentos, los más grandes tienen el tamaño de "un puño",
explica a la AFP.
La roca, de aspecto
verdoso cuando se corta y con una superficie más bien marrón, es un testigo
"excepcional", de la formación de protoplanetas, los embriones de
planetas que precedieron a la aparición de los que integran nuestro sistema
solar.
Juego de billar
cósmico
Erg Chech 002
es un objeto raro por varios motivos.
De los cerca de
65.000 meteoritos repertoriados, es uno de las 4.000 caracterizados por su
"materia diferenciada", más elaborada que las de otros meteoritos ya
que procede de un cuerpo celeste bastante grande por haber tenido una actividad
tectónica.
Entre estos 4.000,
el 95% proceden solo de dos asteroides, pero Erg Chech 002 viene de un
asteroide del 5% restante.
Con una composición
única, "es el único de los 65.000 meteoritos que es así", subraya
Barrat. No obstante, está convencido de que "este tipo de rocas eran
bastante frecuentes al principio de la historia del sistema solar".
Encuentra dos
explicaciones a esta particularidad. Los protoplanetas que los contenían fueron
"utilizados para el crecimiento de otros planetas telúricos", como la
Tierra. Otros fueron pulverizados en el gran juego de billar cósmico de los
orígenes, del que la superficie de la Luna, llena de impactos, es un testimonio
tardío.
El
"cuerpo-pariente" de Erg Chech 002, medía quizá un centenar de
kilómetros.
Se formó en el
primer millón de años del sistema solar, según los cálculos de los coautores
del estudio, Marc Chaussidon, del Instituto de Física del Globo de París, y
Johan Villeneuve, investigador de la Universidad de Lorena, este de
Francia.
"Proyectado en
el espacio"
Los investigadores
ya tenían conocimientos sobre esta formación, dice el científico de la
Universidad de Brest, gracias a los meteoritos denominados metálicos, "que
corresponden a núcleos de protoplanetas". Pero con Erg Chech 002, "es
la primera vez que tenemos un parte de la corteza" de estos cuerpos
celestes.
Para obtenerla, se
produjo un concurso de circunstancias tan excepcional como el propio objeto.
Una capa de lava se
acumuló en la superficie del cuerpo-pariente, alimentada por el calor del
aluminio en su corazón. Esta corteza que contenía el futuro meteorito se
solidificó momentáneamente, pero en vez de desaparecer fundiéndose de nuevo, un
acontecimiento imprevisto la arrancó al cuerpo pariente.
Los investigadores
lo dedujeron al comprobar que se había enfriado brutalmente.
La única
explicación es que la "roca fue proyectada en el espacio"
helado, a raíz de un choque, explica Barrat.
Al estudiar su
composición, dedujeron que había viajado durante más de 4.500 millones de años
en "un montón de gravilla, protegida de los rayos solares".
Hasta hace 26
millones de años, cuando el pequeño asteroide que la contenía fue a su vez
desmembrado, y la roca expuesta al sol en su última etapa. Siguió su camino
girando y girando. "Hasta que tuvo un mal encuentro, con nosotros",
si se puede decir