Chad A. Greene, glaciólogo de la NASA, abordó un avión especial con la misión de navegar por las capas congeladas del Ártico para probar un nuevo instrumento de radar. Desde las alturas, solo podía distinguir la blancura helada del suelo. En su asiento aprovechó para fotografiar el paisaje. Sin saberlo, capturó el sitio de una antigua ciudad enterrada bajo el hielo y abandonada tras finalizar la Guerra Fría.
El científico no supo de su hallazgo al instante. El radar que debía probar aumentó su actividad durante el vuelo. El instrumento de última generación detectó una anomalía varios metros bajo el hielo de Groenlandia. En la imagen formada por el rebote de las ondas apareció una estructura compleja, de decenas de metros de largo, con múltiples niveles y cuartos. Por la ubicación, solo podía ser una sola edificación: la base militar Camp Century. El sitio es un riesgo potencial para el planeta.
La base nuclear que no fue
En 1959, el gobierno de Estados Unidos construyó una base militar oculta en las capas de hielo de Groenlandia. Camp Century fue durante años uno de esos sitios secretos que tenían como fin ocultar silos de misiles nucleares durante la Guerra Fría. Nunca pudo cumplir su propósito porque, para funcionar, era imperativo crear una cadena de suministro de misiles a través de un ferrocarril subterráneo. Los ingenieros a cargo consideraron el proyecto como inviable. Finalmente, fue abandonado 8 años después, en 1967, con toda su infraestructura en su interior.
La nieve continuó acumulándose sobre Camp Century. Ahora es conocida como ‘la ciudad bajo el hielo’. Se calcula que está enterrada a 30 metros de la superficie. No lo estará por mucho tiempo. Si la temperatura global sigue aumentando al ritmo actual, para 2090 el área perderá peligrosamente su hielo y la base militar saldrá a la superficie.
Los científicos vigilan el sitio porque, si el hielo se derrite, todos los desperdicios químicos, biológicos y radiológicos de la Guerra Fría se expondrán al ambiente. Un estudio publicado en 2016 en la revista Geophysical Research Letters estimó que Camp Century debe tener alrededor de 200,000 litros de combustible diésel y cerca de 24 millones de litros de agua residual.
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Será el primer lanzamiento del cohete “Atlas V” de la United Launch Alliance en casi 10 meses y una forma de disuadir a los adversarios de atacar los satélites de EE UU en órbita geoestacionaria.
Chad A. Greene estudia el retroceso de los glaciares en Groenlandia. En enero de 2024, publicó su último artículo en la revista Nature, donde explicó que las capas congeladas del territorio habían perdido su densidad en las últimas cuatro décadas a un ritmo mayor del esperado. Para investigar el hielo, utiliza la base espacial Pituffik de la NASA en el norte de Groenlandia y se desplaza a través del avión Gulfstream III.
El Gulfstream III usa el Radar de Apertura Sintética para Vehículos Aéreos Deshabilitados (AUVSAR, por sus siglas en inglés). El sistema produce mapas del hielo enviando ondas hacia abajo y a los lados. Gracias a ello, las imágenes se ven más claras y tridimensionales. Greene abordó el avión para calibrar las capacidades del AUVSAR y medirlas. Según el científico, no estaba en sus planes encontrarse con la base Camp Century.
El hallazgo fue una coincidencia. Sin embargo, puso en evidencia un problema climático que había estado literalmente enterrado durante décadas. “¡Qué emoción fue ser el científico a bordo del avión G-III de la NASA en abril cuando nos topamos con una ciudad nuclear secreta abandonada bajo el hielo!”, explicó Greene en sus redes sociales.