Ante el inminente aumento de impuestos propuesto por la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco con una serie de alzas que afectarán directamente la planta productiva y los bolsillos de las familias yucatecas manifiesto lo siguiente:
En tres años de la presente administración hemos sido testigos de la acelerada contratación de una deuda histórica sin precedente en el gobierno de Yucatán. En esta ocasión se argumenta de "fortalecer" las participaciones federales para el estado en 2011.
El panorama no es nada alentador: con la contratación de un nuevo préstamo de $2,600 millones se comprometerán cerca de la mitad las participaciones que llegan a Yucatán. Esta situación está al borde del límite máximo permitido por la ley, precisamente para cuidar el equilibrio financiero.
Esta nueva carga ocasionará que los próximos gobiernos no tengan margen de acción para créditos destinados a obra pública, situación que se agrava por el destino poco claro de los recursos y deudas contraídas a los largo de esta administración, que hoy llegarían a 6 mil millones de pesos en tan solo tres años de gobierno.
Lo más grave es que cada vez se comparte más la sensación de que no hay manera de justificar en qué se ha invertido el presupuesto de Yucatán de agosto de 2007 a la fecha. No se perciben resultados. No hay ejemplos tangibles de desarrollo, de infraestructura que verdaderamente esté modernizando al Estado.
Además del galopante endeudamiento, el alza de impuestos. Se ataca la generación de empleo formal elevando el impuesto que se debe pagar por generar empleos. También se afecta al sector turístico, de los más importantes de Yucatán.
Se padece un gobierno que se distingue por su opacidad, que a pesar de su millonaria inversión en imagen no ha sido capaz de informar con claridad tanto el origen como el destino de los recursos federales. Sólo se conocen primeras piedras de obras de relumbrón, todas inconclusas.
En cambio, se ha condenado a más de tres generaciones de yucatecos a pagar una deuda histórica sin recibir a cambio, los beneficios de la inversión pública,
No más alzas e impuestos. No al derroche y que las deudas no se paguen con otras deudas.
Se ve con desencanto el renacimiento de viejos vicios populistas que se intensifican ante la comprobada incapacidad de un sistema político de cara nueva, pero de alma que recuerda el más rancio estilo del pasado siglo.
Somos muchos yucatecos quienes no queremos más impuestos. No más préstamos ni que se empeñe nuestro futuro en un proyecto que nos ha demostrado que sólo se ha perdido valioso tiempo, esfuerzo y dinero. Primero hay que rendir buenas cuentas y actuar con eficiencia.
Las participaciones a Yucatán, casi sin margen de maniobra
Esta situación está al borde del límite máximo permitido por la ley, precisamente para cuidar el equilibrio financiero, indica la legisladora en un boletín.
Esta nueva carga ocasionará que los próximos gobiernos no tengan margen de acción para créditos destinados a obra pública, situación que se agrava por el manejo poco claro de los recursos y deudas.