Una mujer acusa al Issste de no brindarle atención

17 febrero 2012
Noticias de Yucatán

 (salud, desatención)

Publicada:  17 febrero 2012
María Florinda Pasos Vargas durante la plática con el Diario, ayer, en el área de acceso al hospital del Issste
María Florinda Pasos Vargas durante la plática con el Diario, ayer, en el área de acceso al hospital del Issste Ver fotos(1)
  María Florinda se recuerda así misma que es fuerte.

  Su calvario tiene más de cuatro días, siendo prisionera por partida doble: por un lado presa del dolor producto de una lumbalgia severa y por el otro, presa institucional de un sistema de salud pública para los trabajadores al servicio del Estado, el cual no le ha brindado la atención que merece.

  La maestra de preescolar de 48 años vive en carne propia las deficiencias de los servicios de salud que ofrece el Issste en su hospital regional.

María Florinda Ofelia Pasos Vargas debió recurrir a hacer pública su desventura buscando la atención de funcionarios del hospital para enterarlos de algo que ocurre a su vista y paciencia, que no quieren ver o no les han informado.

Un calvario

  El calvario de la profesora comenzó el lunes 13 cuando experimentó un fuerte dolor que le inmovilizó la espalda y que atribuye al trabajo físico que realiza en la escuela preescolar "Ruiseñor" de la que es directora, secretaria, maestra e intendente.

Con la ayuda de la maestra Margarita Capetillo visitó la Unidad Médica del Issste en Lindavista. Recibió atención médica a las 6 de la tarde y se le suministró medicamento para el dolor, además, se le tomó una radiografía que arrojó una lumbalgia severa.

Cerca de las 10 de la noche, el médico de la unidad decidió trasladarla en ambulancia al hospital regional en Pensiones para seguir el tratamiento.

Llegó a las 11 de la noche, pero en lugar de pasar al área de urgencias, se le colocó en una camilla sin colchoneta y cerca de la puerta de acceso del área de ambulancias.

Se le pidió que se despojara de su ropa y a cambio se le dio una bata, según comentó, en malas condiciones. Desde ese momento y hasta el miércoles temprano permaneció en el pasillo.

"Me sentía mal, ahí al paso y vista de todos, acostada en una camilla ... ¿cómo se puede hablar de trato digno?".

"Fue tanto lo que protesté que por fin me asignaron una cama, en el pabellón de hombres, pero creo que me castigaron porque me dejaron sin medicina y hasta la mañana de ayer, cuando ya no pude más, les dije que me atendieran o en ese momento llamaría al Diario, para denunciar los malos tratos de los que soy objeto".

"¿Qué voy a enseñarle a mis niños: que México habla de servicios médicos para todos, trato digno y calidad de la atención, pero que en el terreno de los hechos no es cierto?", preguntó contrariada la profesora
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