Subdelegado del ISSSTE-Yucatán se adjudica licenciatura sin haber estudiado

30 abril 2016
Noticias de Yucatán Compartir


Uno de los principales problemas de la administración pública en todos sus niveles es el de la designación de funcionarios por el simple hecho de ser amigo del gobernante en turno o de algún político con fuerza suficiente para negociar posiciones, lo comúnmente conocido como “amiguismo”, “compadrazgo”, padrinazgo”.

   Es decir, otorgar nombramientos a personas que, sin tener mérito alguno, ocupan cargos de alta responsabilidad en los gobiernos municipales, estatales o federales. Este es uno de los peores males que padece la administración pública mexicana. De igual forma, se agregan a este sector, aunque un poco más atenuado, el de los famosos juniors, hijos de políticos –activos o retirados- que, sin trayectoria ni trabajo previo en el sector público y, de la noche a la mañana, son designados servidores públicos de rango directivo o candidatos a elección popular.

   De nada importa si son estudiados, capaces o aptos para desempeñar el cargo, lo que importa es quien los recomiende y el pago de la cuota o de favor que implica su nombramiento. Es, simplemente, un pago de favores o un premio a la lealtad…más bien complicidad.

   En Yucatán tenemos muchos ejemplos de este tipo, en los tres niveles de gobierno y en cada una de sus dependencias e institutos; de la misma manera sucede en muchas de las delegaciones federales ubicadas en Mérida, tal es el caso de la Delegación del ISSSTE- Yucatán en la que fue designado el hijo de un connotado político priísta, actual representante del gobierno del estado de Yucatán en la Ciudad de México, como Subdelegado de Prestaciones de esa delegación federal.

   Y decimos que es un claro ejemplo de nepotismo porque su designación fue sumamente improvisada. El señor Mario Mendicuti Priego, pasó de ser Jefe de Lavandería y Ropería del Hospital Regional Mérida del ISSSTE a Subdelegado de Prestaciones con un sueldo base de $14,996.66 y una generosa compensación de $41,213.35. Fue uno de los favorecidos a la entrada de la ex delegada Leticia Mendoza Alcocer, a quien removieron del cargo (por razones oficiales desconocidas) y en su lugar nombraron al actual delegado, Luis Antonio Hevia Jiménez, quien venía de ocupar la Coordinación Política del Congreso local.

   Medicuti Priego ha sido señalado como uno de los juniors favoritos de esa delegación, con su padre protegiéndolo desde la representación del gobierno estatal en la capital del país y su hermano en la dirección de planeación de la secretaría de salud, Ignacio Mendicuti Priego, se siente protegido y cuidado por lo que poco le importa el movimiento de delegado, a quien, supuestamente, le debería rendir cuentas.

   Este junior es el clásico ejemplo de cómo “el ser hijo de” , es el único mérito que se requiere para ocupar un puesto de alto nivel en una delegación federal. Es uno de los que ha rayado en el extremo pues ni siquiera cuenta con un perfil profesional, a pesar de que firma los correos electrónicos, los oficios y asienta en actas de comités que es Licenciado. Valdría la pena preguntarle al señor Mendicuti Priego, en qué se encuentra licenciado.

   Basta consultar  la página del Registro Nacional de Profesionistas para corroborar que el Subdelegado de Prestaciones no cuenta con licenciatura, mas no es la única fuente, gente cercana al funcionario federal lo ha confirmado así como trabajadores a su cargo en dicha sub-delegación, nombres que, a petición de las fuentes, mantendremos confidencial.

 Según el Reglamento Orgánico de las Delegaciones Estatales y Regionales del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado,

Título Segundo: De la estructura y funcionamiento, en su capítulo segundo, especifica que para ocupar el cargo de Delegado es necesario cumplir los siguientes requisitos (artículo 13):

Ser mexicano y estar en pleno goce de sus derechos;
Ser de reconocida honorabilidad, sin antecedentes penales, y no encontrarse inhabilitado por resolución administrativa;
III.  Contar con experiencia administrativa en el sector público;

Establecer su residencia dentro del ámbito territorial de la Delegación Estatal o Regional para la que sea nombrado según corresponda, en cuyo caso basta residir en dicha entidad federativa; y
Contar cuando menos con estudios concluidos de nivel licenciatura o su equivalente.

Sin embargo, dicho reglamento no menciona nunca los requisitos que deben cumplir los subdelegados. Únicamente, en su artículo 19, se enumeran sus responsabilidades.

   En este aspecto, el actual delegado en Yucatán, Luis Hevia Jiménez cumple con la preparación académica adecuada, como se puede apreciar en las imágenes cuenta con la licenciatura en educación primaria por la Escuela Normal de Educación Primaria y con una Maestría en Administración Pública por la Universidad Anáhuac Mayab.

   Si bien el sub-delegado de prestaciones no infringe ninguna norma de carácter si lo hace de forma ética, pues él sabe que no cuenta con las credenciales ni con la preparación ni trayectoria suficiente para desempeñar sus actuales responsabilidades y, lo peor de todo, se ostenta con un grado académico que no posee, al viejo estilo del Sistema gubernamental anquilosado y corrupto en el que todos, con tan sólo usar guayabera, se convertían en licenciados, por lo general, en Derecho. Era lo usual, una vieja costumbre del sistema.

   El señor Mendicuti tiene a su cargo varios departamentos entre ellos el de afiliación y prestaciones económicas, el de pensiones y el de acción social, cultural y deportivo. Es de suponerse que su labor en la lavandería del Hospital le permitió adquirir las capacidades y conocimientos suficientes para conocer a profundidad la administración del ISSSTE y todos esos departamentos.

  Cabe mencionar que, si por algún motivo o razón el delegado llegare a faltar, entraría en su lugar el Subdelegado de Administración o el Subdelegado de Prestaciones. Así lo dice el artículo 17 de su Reglamento Orgánico.

Es lamentable que, en estos tiempos, continuemos con estos métodos basados en el pago de favores sin guardar la más mínima forma y recato; el más mínimo respeto a los ciudadanos que, directa o indirectamente, los eligieron mediante el voto. Lo mínimo que la población espera es que, quienes ocupan esas posiciones, sean personas capaces, con aptitudes para desempeñarse con eficacia y eficiencia y que posean actitud de servicio.  La sociedad está harta de los juniors, de los hijos de viejos políticos que sin mérito ni oficio político, de un día a otro, cobran lo que ningún mexicano con un trabajo regular, cobraría en muchos años.

Luego, son esos mismos, los que se autodenominan empresarios, después de haber sacado todo su capital a base de “pellizcos” y “cochupos”, aprovechándose de sus posiciones para ello. Encuentro Digital.
compartir en facebook compartir en twitter compartir en google+

Visitas

Opinión

Elecciones

Nota Destacada