Noticias de Yucatán
Las bacterias diseminadas en un estornudo pueden viajar hasta cuatro metros y permanecer en el aire casi una hora, se indicó en una investigación publicada hoy por una científica australiana quien señaló que los australianos deben emular a los chinos para evitar la propagación de una enfermedad.
Las bacterias diseminadas en un estornudo pueden viajar hasta cuatro metros y permanecer en el aire casi una hora, se indicó en una investigación publicada hoy por una científica australiana quien señaló que los australianos deben emular a los chinos para evitar la propagación de una enfermedad.
Los hallazgos de la investigación "acaban con el
actual dogma médico", señaló la profesora Lidia Morawska de la Universidad
de Tecnología de Queensland, quien inició su investigación como resultado del
brote de 2003 del síndrome respiratorio agudo severo (SARS) que mató a cerca de
800 personas.
Preocupada por la letal epidemia, Morawska empezó a
investigar la ciencia del estornudo y adquirió más conocimientos sobre la
manera en que la enfermedad se propaga por el aire.
Lo que encontró modificó por completo el discurso
dominante de que las bacterias sólo pueden propagarse a una distancia
equivalente al brazo extendido o a una distancia menor.
"Hemos demostrado que las bacterias pueden viajar
muy lejos y permanecer en el aire durante cerca de 45 minutos, de modo que, en
vista de esto, tenemos que modificar por completo la manera en que vemos las
infecciones", dijo Morawska hoy a Xinhua.
"Ya sea que uno se encuentre en el metro o en la
oficina, si alguien enfermo estuvo en ese lugar, las bacterias persistirán
durante un buen rato", dijo.
Como parte de la investigación, Morawska y su equipo
utilizaron un túnel de cuatro metros de longitud para determinar la distancia
que las bacterias pueden recorrer a partir de un solo estornudo o una sola tos.
El grupo encontró que las bacterias pueden de hecho
desplazarse más allá de la longitud del túnel, un hallazgo alarmante que
condujo a Morawska a la conclusión de que los australianos tienen mucho que
aprender de los chinos en lo que respecta a mantenerse libres de la enfermedad.
"Si una persona está enferma, realmente debe usar un
cubrebocas para evitar la propagación de la enfermedad. En Australia esto es
muy poco común, pero en muchos países de Asia, sobre todo en China, sí es muy
frecuente y al parecer es una forma muy buena de impedir la propagación de la
enfermedad", dijo Morawska.
Las ideas equivocadas sobre la manera en que la
enfermedad se propaga son un "gran problema", dijo la profesora,
quien indicó que todos tienen un papel que desempeñar "en su propia
protección y en la protección de otros".
"En primer lugar tenemos que considerar la manera de
diseñar los edificios en el futuro para lograr que los sistemas de ventilación
funcionen de tal forma que el aire de una persona infectada no se extienda por
toda la oficina", dijo.
"El mayor problema es que toda la comunidad de salud
se sigue apegando al viejo dogma médico que es incorrecto. Así que las
personas, en particular los niños, tienen que recibir información sobre la
manera de evitar la propagación de la enfermedad", dijo.
Aunque Australia fue muy afortunada por haber evitado el
brote de SARS en el 2003, Morawska señala que, 14 años más tarde, no se puede
bajar la guardia y dijo que el incidente aún debe ser tratado como un
"punto de inflexión" y una lección importante en estrategias de salud
globales.
La profesora continuará su investigación sobre la manera
en la que las infecciones se propagan y su próximo estudio se centrará en la
efectividad de diversas medidas preventivas para evitar la propagación de la
enfermedad.