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Blusas que son vendidas en más de 100 euros en tiendas de Europa, tenis con diseños huicholes y mixtecos o muñecas mazahuas hechas en China y comercializadas a precios muy superiores a los que son vendidos por indígenas mexicanos. El plagio a las comunidades autóctonas es cosa de todos los días y no hay legislación que lo impida ni institución que los proteja en México.
Esta semana usuarios de redes sociales denunciaron que la tienda departamental Liverpool puso a la venta muñecas mazahua hechas en China, las cuales, criticaron, eran “de mala calidad”.
Pese a las denuncias, la página oficial de Liverpool continúa vendiendo la muñeca dentro de la categoría “Figuras decorativas”. La describe como “Muñeca mexicana Christmas Spirit” y su costo va desde los 191.40 a los 319 pesos.
Esta semana usuarios de redes sociales denunciaron a través de redes sociales que la tienda departamental Liverpool puso a la venta muñecas mazahua hechas en China, las cuales, criticaron, eran “de mala calidad”. Foto: Twitter.
Este caso de plagio y lucro de la artesanía de origen mexicano es solo uno de varios. Recientemente la marca de ropa española Mango fue señalada por utilizar de manera indebida los tenangos, un bordado artesanal originario de Tenango de Doria, Hidalgo. En cada diseño se representan aves, conejos, flores y gallinas.
En este caso, el cual implicó una campaña intensa de denuncia, se logró que la compañía retirara las pendas de la venta y ofreciera una disculpa a la comunidad indígena al reconocer que su equipo de diseñadores se inspiró en la iconografía de los tenangos.
El caso de los tenangos tuvo una respuesta favorable debido a que las comunidades de Tenango de Noria tenían su registro ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).
“Me enteré del caso de Mango por medio de una denuncia ciudadana, juntamos a las comunidades de Tenango de Noria y resultó ser que ellos tenían su registro ante el IMPI, es por ello que nosotros pudimos dar la batalla desde la Cámara de Diputados por medio de un exhorto que presenté y que conseguí la firma de todos los grupos parlamentarios donde pedíamos a las secretarias de Relaciones Exteriores, de Economía y a las instituciones que protegen a los grupos vulnerables que velaran por la seguridad y los derechos de los indígenas”, explicó Paola Félix Díaz, Diputada del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), a SinEmbargo.
Además del exhortó, la legisladora envió una carta a la empresa Mango, con sede en España, y la respuesta de la empresa fue retirar las prendas de la venta tanto en tiendas físicas como en línea, asumiendo el coste derivado del stock [inventario].
Carta de Mango dirigida a la Diputada federal Paola Félix Díaz. Foto: Facebook.
Otro de los casos es el de la firma francesa Isabel Marant, que en 2015 presentó como diseño propio una blusa que imitaba los bordados mixes tradicionales de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca.
En este caso, fue la empresa Antik Batik la que llevó ante los tribunales a Marant, al asegurar tener la patente de estos estampados. Durante el juicio en Francia, Marant reconoció el origen mixe de los estampados.
“Isabel Marant, sin autorización, empezó a utilizar en el diseño de sus vestidos imagen tradicionales de la comunidad Santa María Tlahuitoltepec. Afortunadamente este tema ya estaba en manos de un tribunal en Francia y ellos determinaron que los diseños pertenecían a la comunidad mexicana y no podían ser utilizados”, dijo en entrevista Adelfo Regino Montes, ex Secretario de Asuntos Indígenas de Oaxaca y defensor y promotor de los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Otro caso es el de la marca argentina de ropa Rapsodia, que plagió hace un año una prenda de la comunidad zapoteca de San Antonino Castillo Velasco para su colección de invierno, y la marca española Intropia, que utilizó diseños de huipiles chinantecos de San Juan Bautista Tlacoatzintepec, en Oaxaca.
ARTESANÍAS INDÍGENAS, SIN PROTECCIÓN
Debido a que no existen leyes o normas que protejan la propiedad intelectual de las comunidades de Oaxaca, ya van tres ocasiones donde los diseñadores plagian el arte textil oaxaqueño: el Mixe, Valles Centrales y San Juan Bautista Tlacoatzintepec.
Pero no sólo es Oaxaca, el plagio es en todas las comunidades indígenas de México donde muchas firmas de prestigio internacional se han acercado en la última década para patentar o utilizar diseños de arte autóctono.
Nike patentó diseños de arte huichol y mixteco que actualmente utiliza para sus tenis con diseños que llevan “ojos de Dios”, soles, venados, rombos, lunas y patrones regulares en colores como naranja, verde, rojo y azul cielo.
El Instituto Nacional Indigenista y la Cancillería mexicana explicaron que la acción de Nike era completamente legal ya que, al no estar patentados los diseños por parte de ningún representante de las etnias, eran de dominio público hasta que alguien los registrara.
La casa de moda francesa Hermès, en 2008, diseñó uno de sus famosos pañuelos de seda con motivos de los bordados indígenas otomíes, para lo cual contactó al Museo de Arte Popular (MAP) a fin de seleccionara a los artesanos que pudieran elaborar los mejores diseños.
Otro caso es la marca Converse, que cuenta con una línea de tenis bordados que son especialmente hechas por artesanos mexicanos.
“El caso del plagio de diseños indígenas es un tema delicado que evidencia un vacío normativo, un vacío legal en la materia. No se ha legislado para proteger la propiedad intelectual de los pueblos indígenas con relación a sus creaciones artísticas”, expresó el activista Regino Montes.
Otro de los casos es el de la firma francesa Isabel Marant, que en 2015 presentó como diseño propio una blusa que imitaba los bordados mixes tradicionales de Santa María Tlahuitoltepec, Oaxaca. Foto: Especial
Los plagios de diseños textiles son los más evidenciados en redes sociales, pero existen también los casos donde la comida y la medicina tradicional son patentados por empresas.
“Evidentemente lo que hace falta son leyes que protejan la propiedad intelectual porque el problema no son sólo los diseños, sino se ha llegado a casos como los conocimientos tradicionales de medicina que han sido pirateados y patentados por las grandes farmacéuticas”, dijo la etnóloga Margarita Warnholtz.
“Lo más vistoso son lo de los diseños, pero lo más grave es la cuestión de cómo las farmacéuticas se han apropiado de áreas del conocimiento indígena, saquean las plantas, las vuelven medicina y nos las venden carísimas y los indígenas no pueden acceder a comprarlas”, agregó.
La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas establece que estos “tienen derecho a mantener, controlar, proteger y desarrollar la propiedad intelectual de dicho patrimonio cultural, sus conocimientos tradicionales y sus expresiones culturales”.
A su vez, el Comité Intergubernamental de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) sobre Propiedad Intelectual y Recursos Genéticos, Conocimientos Tradicionales y Folclore está negociando un acuerdo sobre un instrumento jurídico internacional.
Pero en México, hasta el momento no existe una legislación que proteja realmente a los indígenas en materia de propiedad intelectual en su gastronomía, vestido y medicina.
“El Gobierno no ha hecho algo que funcione para proteger los derechos intelectuales de los indígenas, vemos un caso tras otro de plagio y nadie hace nada”, refirió Warnholtz.
Algunos defensores de los pueblos indígenas como Regino Montes llevan años luchando para que a nivel nacional se reconozca la propiedad intelectual colectiva de los pueblos indígenas con relación a sus creaciones artísticas, que va desde vestidos, gastronomía, danza.
La legisladora Paola Félix adelantó a SinEmbargo que su partido junto con organizaciones civiles están preparando una iniciativa de ley para que se garantice el respeto al trabajo de los indígenas.
“Pensamos presentar esta incisiva en enero”, dijo, “tenemos que hacer una campaña nacional en estas comunidades, que el IMPI vaya directo a los pueblos y registre sus diseños”.
Con la marca registrada, según información de activistas, los diseños, comida, bailes, y medicina tradicional de las comunidades indígenas quedarían protegidos de la pretería, pero no de que un especialista acudiera a las regiones a comprar sus productos y los explotara comercialmente.
Información de Sin Embargo