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Hasta hace uno años, el Sábado de Gloria o Sábado Santo se caracterizaba por batallas campales con mangueras, cubos y globos llenos de agua. Aunque esta tradición está siendo cada vez menos festejada por la necesidad de agua, sigue habiendo parte de la población que no quiere dejar de celebrar de esta divertida manera el Sábado Santo, pero, ¿cómo surgió esta tradición?
Años atrás, cuando la religión católica era considerada aún un peligro para los intereses del Imperio Romano, las personas acudían con los jerarcas de la iglesia a bautizarse de manera colectiva durante el sábado previo a la resurrección. Debido a la cantidad de gente, los sacerdotes optaron por "mojar" a los feligreses en lugar de llevarlos ante la pila bautismal.
Fueron pasando los años, y los creyentes cada Sábado de Gloria realizaban a modo de confirmación de su bautismo batallas con agua para purificarse de sus espíritus y mostrar arrepentimiento por sus pecados.
Esta costumbre perduró a través de los siglos y, aunque ya no se realizan los bautizos comunitarios, pasó a ser una tradición divertida que fue olvidando sus raíces.
Otra de las explicaciones es que durante algún tiempo bañarse era considerado pecado puesto que se creía que al hacerlo te estabas bañando con la sangre de Cristo. Sin embargo, el Sábado Santo esa restricción era eliminada y todos acudían con júbilo a mojar a cualquiera que pasara por su lado.
SE APAGA LA TRADICIÓN
Todo era fiesta hasta que las autoridades mexicanas sopesaron la cantidad de cientos de litros de agua que se desperdiciaban solo por mantener una costumbre de antaño. Por lo que actualmente se imponen sanciones a quienes sean sorprendidos tirando agua, las cuales pueden llegar a los tres mil pesos o a 36 horas de arresto.
Para aquellos que no quieren dejar morir la tradición, siempre quedan las fuentes públicas como la del Monumento a la Revolución para darse un 'chapuzón'. Excelsior