Meade, con ardua tarea de mantener al PRI en el poder

31 marzo 2018
Noticias de Yucatán 
Tercero en las encuestas, el abogado y economista José Antonio Meade tiene la difícil tarea de ganar la Presidencia de México para un PRI en horas muy bajas por la corrupción y la inseguridad, un reto que enfrenta sin ser militante del partido y sacando pecho de su larga trayectoria.

Tras meses de rumores dentro y fuera del partido, Meade (Ciudad de México, 1969) anunció el pasado mes de noviembre que contendería en las elecciones del 1 de julio para ser el próximo mandatario con el oficialista Partido Revolucionario Institucional (PRI).

Lo hará en una alianza denominada "Todos por México" liderada por el PRI, secundado por el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (NA).

"Son muchos Méxicos, y eso queda claro al tiempo de recorrerlo, pero yo diría que hay tres preocupaciones centrales con variantes. En mucha de nuestra geografía hay miedo por la inseguridad; en mucha también de nuestra geografía, coraje por la corrupción, y frustración en términos de los retos que seguimos enfrentando en materia de pobreza", dijo este jueves en una entrevista radiofónica.

El candidato iniciará oficialmente su campaña el domingo en Mérida, capital del suroriental estado de Yucatán, y asegura que no dejará un rincón del país sin visitar para estar cerca de los mexicanos y "cerrar brechas".

Este doctor en Economía por la Universidad de Yale (Estados Unidos) fue el único miembro del gabinete del presidente Felipe Calderón (2006-2012), del conservador Partido Acción Nacional (PAN), rescatado por Peña Nieto, del PRI, al asumir éste el poder en diciembre de 2012.
Con Calderón fue secretario de Energía y de Hacienda, y con Peña Nieto ocupó las carteras de Relaciones Exteriores, Desarrollo Social y nuevamente Hacienda, y recibió muy pocas críticas a lo largo de estos años.

Es considerado un tecnócrata excelentemente preparado, con un currículum excepcional y habilidad para surfear las complicadas olas de la política mexicana.

A su favor juega también que pese a ser su candidato, no está afiliado a un PRI manchado por la corrupción, una problemática que no ha salpicado a Meade en sus 20 años de una trayectoria pública que inició en instituciones financieras.

Tiene el apoyo de los banqueros, que en su última convención a principios de marzo lo recibieron con ovaciones, y también de importantes sindicatos como la influyente Confederación de Trabajadores de México (CTM).

En su contra, a Meade se le achaca que le falta calle y algo de carisma ante las masas.

En sus distintos actos públicos no se le ve del todo cómodo, con dificultades para conectar con la audiencia, a diferencia del líder izquierdista Andrés Manuel López Obrador, capaz de encender a sus seguidores en actos públicos.

En uno de sus vídeos promocionales, Meade habla con jóvenes que votarán por primera vez. "No todos somos iguales", responde a un estudiante que le reprocha que "todos son una bola de corruptos".

En otro explica que arranca la campaña el domingo porque, en Semana Santa, viernes y sábado son días para "reflexionar y estar en familia".

Y por ello prefiere posponer sus actividades públicas "en respeto a las tradiciones y a la fe" que comparte con la "gran mayoría de mexicanos".

Su esposa, Juana Cuevas, economista, artista y filántropa, ha participado activamente en varios actos electorales.

Experiencia, honradez, familia y fe son parte importante de la receta de Meade, de 49 años, para llegar a la Presidencia de México.

Hasta el momento, pese a que ya en precampaña recorrió buena parte la geografía nacional, las encuestas no le acompañan y según la mayoría de sondeos es el tercero en preferencias electorales.

Se sitúa muy por detrás de López Obrador, líder de Movimiento Regeneración Nacional (Morena), que buscará por tercera ocasión la Presidencia apoyado por el Partido del Trabajo (PT) y el Partido Encuentro Social (PES).

Y algo alejado de Ricardo Anaya, con quien mantiene una encendida disputa, candidato de la coalición "Por México al Frente" que conformaron el PAN y los izquierdistas Partido de la Revolución Democrática (PRD) y Movimiento Ciudadano (MC).

¿El reto? Ser el candidato del cambio ante una ciudadanía desencantada con el que se considera el partido "de siempre", el PRI.
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