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Tijuana. — Decenas de migrantes centroamericanos que llegaron a la frontera sur de Estados Unidos habían decidido entregarse a las autoridades y pedir asilo ayer, en un desafío directo al gobierno del presidente Donald Trump. Pero las autoridades de inmigración de Estados Unidos anunciaron que el cruce de San Diego ya estaba ocupado a su máxima capacidad. Casi 200 migrantes, muchos de los cuales viajan con niños, habían decidido solicitar asilo en el cruce de San Diego debido a que huyen de sus países por miedo a la violencia, dijeron los organizadores de la caravana que los llevó de frontera a frontera por México. Pero poco antes de que los migrantes llegaran, la Ocina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) dijo que el cruce de San Ysidro, en San Diego, no podía aceptar más solicitudes de asilo por el momento. Las instalaciones tienen capacidad para alojar temporalmente a 300 personas, y las autoridades habían estado advirtiendo que podría llenarse. Algunas versiones mencionan que sólo se permitió el cruce de 50 y la recepción de 20 migrantes, el resto quedó dentro del caracol antes de la puerta de la entrada a Estados Unidos. El resto de la caravana decidió quedarse afuera en un corralón que autoridades del Instituto Nacional de Migración colocó en la entrada del Chaparral, del lado de México.
Manifestación en frontera. Cientos de migrantes centroamericanos de la caravana que atravesó México se congregaron ayer en la frontera con Estados Unidos, antes de que muchos de ellos presentaran a las autoridades solicitudes de asilo que podrían llevarlos a centros de detención. La caravana que partió a nes de marzo llegó a reunir hasta mil 500 migrantes de Honduras, Guatemala y El Salvador, desatando la ira del presidente estadounidense, Donald Trump, durante su larga travesía por México.
El mandatario estadounidense presionó a su vecino del sur para que detuviera a los migrantes antes de que llegaran a la frontera, condicionando los esfuerzos mexicanos para frenar el ujo de centroamericanos con el futuro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que actualmente se está renegociando en Washington. Los 400 miembros que quedan de la caravana ahora se enfrentan a la dura decisión de cruzar ilegalmente a Estados Unidos en busca de asilo o tratar de permanecer en México. “Tengo un poco de frío. Estoy nervioso”, comentó ayer por la mañana Jaime Alexander, de El Salvador, mientras se dirigía al lado mexicano de la valla fronteriza de Tijuana, en una playa del océano Pacíco. Algunos jóvenes treparon y se sentaron a horcajadas sobre la barrera, con las piernas colgando en California. Los migrantes fueron aclamados en el lado de San Diego por activistas estadounidenses.
Tijuana. — Decenas de migrantes centroamericanos que llegaron a la frontera sur de Estados Unidos habían decidido entregarse a las autoridades y pedir asilo ayer, en un desafío directo al gobierno del presidente Donald Trump. Pero las autoridades de inmigración de Estados Unidos anunciaron que el cruce de San Diego ya estaba ocupado a su máxima capacidad. Casi 200 migrantes, muchos de los cuales viajan con niños, habían decidido solicitar asilo en el cruce de San Diego debido a que huyen de sus países por miedo a la violencia, dijeron los organizadores de la caravana que los llevó de frontera a frontera por México. Pero poco antes de que los migrantes llegaran, la Ocina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés) dijo que el cruce de San Ysidro, en San Diego, no podía aceptar más solicitudes de asilo por el momento. Las instalaciones tienen capacidad para alojar temporalmente a 300 personas, y las autoridades habían estado advirtiendo que podría llenarse. Algunas versiones mencionan que sólo se permitió el cruce de 50 y la recepción de 20 migrantes, el resto quedó dentro del caracol antes de la puerta de la entrada a Estados Unidos. El resto de la caravana decidió quedarse afuera en un corralón que autoridades del Instituto Nacional de Migración colocó en la entrada del Chaparral, del lado de México.
Manifestación en frontera. Cientos de migrantes centroamericanos de la caravana que atravesó México se congregaron ayer en la frontera con Estados Unidos, antes de que muchos de ellos presentaran a las autoridades solicitudes de asilo que podrían llevarlos a centros de detención. La caravana que partió a nes de marzo llegó a reunir hasta mil 500 migrantes de Honduras, Guatemala y El Salvador, desatando la ira del presidente estadounidense, Donald Trump, durante su larga travesía por México.
El mandatario estadounidense presionó a su vecino del sur para que detuviera a los migrantes antes de que llegaran a la frontera, condicionando los esfuerzos mexicanos para frenar el ujo de centroamericanos con el futuro del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que actualmente se está renegociando en Washington. Los 400 miembros que quedan de la caravana ahora se enfrentan a la dura decisión de cruzar ilegalmente a Estados Unidos en busca de asilo o tratar de permanecer en México. “Tengo un poco de frío. Estoy nervioso”, comentó ayer por la mañana Jaime Alexander, de El Salvador, mientras se dirigía al lado mexicano de la valla fronteriza de Tijuana, en una playa del océano Pacíco. Algunos jóvenes treparon y se sentaron a horcajadas sobre la barrera, con las piernas colgando en California. Los migrantes fueron aclamados en el lado de San Diego por activistas estadounidenses.
La manifestación fue un acto público nal de la caravana y tenía la intención de crear conciencia sobre el destino de los migrantes en América Latina, dijeron los organizadores. En el lado estadounidense, la organización March Without Borders viajó desde Los Ángeles para saludar al grupo. Prevén demoras. Autoridades estadounidenses han advertido que podría haber demoras en su capacidad para procesar las solicitudes y que algunos migrantes tendrán que esperar.
El grupo arribó en los últimos días a Tijuana en autobuses, y la mayoría de ellos dijeron que tenían la intención de buscar asilo legal. Amenazas de muerte de pandillas, asesinatos de familiares, violaciones por represalias y persecución política en su país son algunas de las razones que los obligaron a huir, dijeron miembros de la caravana a Reuters. Pero ayer por la mañana, las dudas comenzaron a surgir entre algunos de los viajeros después de conversar con abogados estadounidenses especializados en temas de inmigración que trabajan de forma gratuita en la ciudad. Les advirtieron sobre las dificultades que podrían sufrir si sus casos de asilo no son lo suficientemente fuertes, incluyendo detención, deportación y ser separados por largo tiempo de sus seres queridos y familiares.
Fuente: El Universal
El grupo arribó en los últimos días a Tijuana en autobuses, y la mayoría de ellos dijeron que tenían la intención de buscar asilo legal. Amenazas de muerte de pandillas, asesinatos de familiares, violaciones por represalias y persecución política en su país son algunas de las razones que los obligaron a huir, dijeron miembros de la caravana a Reuters. Pero ayer por la mañana, las dudas comenzaron a surgir entre algunos de los viajeros después de conversar con abogados estadounidenses especializados en temas de inmigración que trabajan de forma gratuita en la ciudad. Les advirtieron sobre las dificultades que podrían sufrir si sus casos de asilo no son lo suficientemente fuertes, incluyendo detención, deportación y ser separados por largo tiempo de sus seres queridos y familiares.
Fuente: El Universal