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Con base en la promoción de las cifras de empleo durante la administración de Enrique Peña Nieto, los porcentajes hablan de que en México se vive en una situación de “pleno empleo”. La burbuja se rompe cuando se analiza qué tan cubiertas están las expeditivas al respecto.
De acuerdo con cifras presentadas por académicos del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), la tasa de desempleo se ubicará este año en 3.36 por ciento y con 684 mil empleos registrados en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Si esos empleos se analizan por su nivel salarial, al Cuarto Trimestre de 2017, el 31.44 por ciento son empleos de uno hasta dos salarios mínimos, el 23.29 por ciento es de dos hasta tres salarios mínimos, el 17.53 por ciento es de hasta un salario mínimo, el 14.81 por ciento es de más de tres y hasta cinco salarios mínimos, el 7.57 por ciento no recibe ingresos y sólo el 5.37 por ciento recibe más de cinco salarios mínimos.
Enrique Peña Nieto presume la creación de 4 millones 43 mil 574 nuevos empleos formales creados desde 2013.
De acuerdo con el maestro Raúl Feliz, la tasa de desempleo está en equilibrio, en pleno empleo, el problema es que el que hay, no llena las expectativas de la gente.
“¿Qué sucede? El empleo total son 52.9 millones de personas, pero el formal son 19.6 millones. El empleo del IMSS crece al 4.3 por ciento. Eso es lo que se destaca, que ha creado más empleo que Calderón y Fox juntos. Las cifras le dan la razón, pero el crecimiento del empleo es 1.4 por ciento. La otra cifra es falsa cuando el crecimiento del país es de 2.8 por ciento”, explicó.
Agregó que de 4 millones de registros en el IMSS, 2 millones han sido de un salario, “si se han registrado empleos, pero en el empleo registrado hay una reducción de la calidad”.
Está situación frente a las próximas elecciones presidenciales, puede seguir con el registro de 800 mil empleos formales e informales. La cuestión, agregó Feliz, es que si los programas que se aplicaron en este sexenio se van a hacer sostenibles, porque son consecuencia de los incentivos que se le han dado a las empresas. Entonces dependerá de si el nuevo gobierno mantiene los incentivos de tratar de formalizar el empleo o no.
“El empleo seguirá creciendo en 800 mil por año, es lo que crece la fuerza laboral en el país. Se verá si continúa la tendencia con decrecimiento en el empleo formal. Para que eso no suceda, la economía debe crecer a tasas más elevadas. Si se acelera al 3 por ciento en un par de años, el crecimiento del empleo podría ser de 1 millón 300 mil. La tendencia de los salarios se mantendría. Habría aumentos si la inflación se aterriza”, señaló.
En ese sentido, en la Conferencia “Panorama Económico de México” en el marco de las elecciones y del gobierno de Donald Trump, el economista sostuvo que Ricardo Anaya y José Antonio Meade tienen más probabilidades de conservar con su posible triunfo la estabilidad macroeconómica del país. Cosa contraria que Andrés Manuel López Obrador, que traería una ruptura con la estructura actual.
“Si gana Anaya o Meade y hay TLC, el tipo de cambio podría caer a los 17 pesos el dólar, incluso abajo. Naturalmente eso permitiría a Banxico controlar la inflación y alcanzar la meta de 3 por ciento a principios del próximo año y permitiría un repunte del crecimiento y se podría llegar al 3 por ciento. Si gana AMLO, es un nuevo gobierno, un enfoque diferente, personal diferente; dependerá mucho del mensaje que den las nuevas autoridades, de las personas que ocupen los lugares claves. Muchos van a buscar protección, muchos ya han comprado dólares. Algunos no y esos podrían mover el tipo de cambio a 20 pesos; la Inversión Privada se va a frenar, no tanto por el NAIM, pero sí porque las reglas del juego se mueven”, señaló.
En ese mismo escenario del triunfo de Andrés Manuel, se podría ver en el segundo semestre de la economía un shock de crecimiento podría ser de abajo del 2 por ciento.
“Es difícil saber lo que harán o no. Como lo han dicho, esperemos que respeten los equilibrios macroeconómicos. La economía después del choque tiende a estabilizarse […] Se deben absorber los choques, se pueden manejar las tasas de interés y el tipo de cambio. No se deben tomar en serio sus planteamientos de AMLO, la eficiencia de esas promesas ya ahorita están reprobadas, el país no se va acabar si gana Andrés”, sostuvo.
También señaló que si después de las elecciones se “desata un tigre”, será diferente la situación en comparación con lo que se vivió en 1995 cuando en seis meses se pasó a un superávit de 2 por ciento y la economía cayó 10 por ciento.
Explicó que en un escenario similar, si a los inversionistas no les gusta el resultado y no quieren fondear Mexico o que sí les guste pero que haya crisis política, la economía tendría que contraerse 2 puntos. Con esa recesión, cae el consumo privado y se cierra la brecha, pero no habría una quiebra generalizada.
“No está entre las realidades actuales. Ojalá no sea el problema. Tendríamos crecimiento de cero, pero no habría desastre como en el 95. Eso da cierta garantía de que la economía enfrenta esos riesgos con solidez”. Sin Embargo