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Un niño que tiene 12 años entiende mucho más de lo que pensamos. Por eso Jhenifer Zuñiga, aunque sólo estaba en sexto de primaria, pudo vivir en carne propia el peligro al que estaba expuesta ella y su familia al vivir en Chihuahua, y cuando sus padres decidieron elegir Yucatán como su nueva casa, no dudó un instante en apoyarlos.
Hoy con nueve años en nuestro estado y 21 de edad, sabe que sus papás tomaron la mejor decisión y se los agradece. La violencia que existía en su tierra no se compara en lo más mínimo con la tranquilidad que experimenta día a día en Yucatán.
La situación empezó a complicarse en Chihuahua hace casi una década con la ola de inseguridad, violencia y feminicidios, así que el papá de Jhenifer optó por cambiar de residencia de trabajo. Se vino solo a Yucatán a laborar, donde tiene familia y amigos. Jhenifer, con nueve años, se quedó en Chihuahua con su mamá y sus dos hermanitos menores.
“Mis papás vivían con el pendiente de que nos pasara algo malo. Estaban preocupados cuando salíamos a hacer compras y mi mamá nos decía ‘No se separen ni un minuto de mí’. Todo empeoró el día que mi padre se enteró que la hija de una ex compañera de trabajo chihuahuense fue secuestrada. Tenía 15 años y nunca apareció”, relata Jhenifer.
Su mamá llamó a su esposo para contarle y los dos coincidieron en que no querían que su hija mujer viviera una situación similar bajo ningún punto de vista, así que tomar la decisión de hacer un cambio radical de vida.
“En plena época de matanzas de mujeres en Chihuahua llegamos a Mérida. No fue fácil adaptarnos al principio porque todo es muy distinto, desde el clima, la gastronomía y las tradiciones. Pero todo fue para mejor, sin duda”, relata.
Todo distinto
Jhenifer cuenta que en su natal Chihuahua la sociedad es muy distinta a la de Yucatán. “La gente acostumbra tener armas en su casa y, aunque no hay tradiciones tan marcadas como acá, en las fiestas decembrinas se acostumbra a tirar tiros y puede pasar una tragedia”, recuerda.
“Al principio me costó trabajo adaptarme en la escuela, sobre todo porque los chicos se burlaban de mi acento. Lo que me ocurre actualmente es que todavía hay yucatecos que me miran feo cuando le digo que vengo de Chihuahua. La gente se quedó con la idea preconcebida de que es un lugar donde pasan cosas terribles pero ahora todo está mejor, aunque es difícil cambiar la mentalidad de la gente”, admite.
Con 21 años, Jhenifer está agradecida y tranquila de vivir aquí. Actualmente estudia Criminología y Criminalística y siente que es una forma de contribuir a la sociedad. “Elegí esta carrera porque tiene de todo: Salud, antropología y sociales, entre otras materias. Me gustaría cuando me reciba trabajar en un programa de prevención al delito para ayudar a la gente”, indica.
En pleno proceso electoral, Jhenifer remarca que los jóvenes tienen una gran responsabilidad al emitir su voto.
“Tenemos que concientizarnos y ser responsables cuando vayamos a votar. Hay que conocer y analizar bien las propuestas de los candidatos porque de eso depende nuestro futuro y el de la sociedad entera”, concluye. Yucatán Ahora