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El actual jefe del SAT, Osvaldo Santín Quiroz, asumió su cargo luego de la desastrosa visita de Donald Trump, entonces todavía candidato, organizada por Luis Videgaray, quien fuera secretario de Hacienda y brazo derecho del presidente, Enrique Peña Nieto. La catástrofe mediática que significó la visita del ahora mandatario estadounidense forzó el cambio de cuadros en el equipo peñista: Videgaray salió de Hacienda, seguido por Aristóteles Núñez, jefe del SAT en ese tiempo.
Santín Quiroz encabeza el órgano fiscal desde septiembre de 2016, hace algo más de año y medio. Sin embargo, este tiempo ha sido suficiente para que el funcionario haya reunido una serie de escándalos. De acuerdo al periodista Mario Maldonado, el SAT tiene en su poder un expediente relativo a un caso que involucra al ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, responsable del desvío de varias decenas de miles de millones de pesos en recursos públicos.
Según Maldonado. el gobierno de Veracruz entregó 5.5 millones de pesos con motivo de la compra de vehículos alegóricos, pero éstos jamás fueron entregados. Cuando el SAT realizó una visita domiciliaria a la empresa, no logró hallar ni al representante legal ni a los trabajadores de la misma; es decir, la empresa es fantasma.
¿Qué tiene que ver san Santín en todo esto?
Se hizo una solicitud pública requiriendo los detalles del caso, pero el SAT decidió no entregar la información, excusándose en el manoseado y predecible recurso de la protección del secreto fiscal. Ante la negativa del equipo de Santín, el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) revocó la respuesta del SAT, pero ni así.
Esto podría ser motivo de una orden de destitución a Santín por parte del INAI. Sin embargo, Maldonado también sostiene que el comisionado Eugenio Monterrey Chepov, ex colaborador de Videgaray, dio la instrucción de no tocar el tema hasta pasadas las elecciones federales. Seguramente temen que el revuelo pueda lastimar a un ya de por sí disminuido José Antonio Meade.
No es la primera vez que acusan al SAT de proteger a un gobernador corrupto.
El actual jefe del SAT, Osvaldo Santín Quiroz, asumió su cargo luego de la desastrosa visita de Donald Trump, entonces todavía candidato, organizada por Luis Videgaray, quien fuera secretario de Hacienda y brazo derecho del presidente, Enrique Peña Nieto. La catástrofe mediática que significó la visita del ahora mandatario estadounidense forzó el cambio de cuadros en el equipo peñista: Videgaray salió de Hacienda, seguido por Aristóteles Núñez, jefe del SAT en ese tiempo.
Santín Quiroz encabeza el órgano fiscal desde septiembre de 2016, hace algo más de año y medio. Sin embargo, este tiempo ha sido suficiente para que el funcionario haya reunido una serie de escándalos. De acuerdo al periodista Mario Maldonado, el SAT tiene en su poder un expediente relativo a un caso que involucra al ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, responsable del desvío de varias decenas de miles de millones de pesos en recursos públicos.
Según Maldonado. el gobierno de Veracruz entregó 5.5 millones de pesos con motivo de la compra de vehículos alegóricos, pero éstos jamás fueron entregados. Cuando el SAT realizó una visita domiciliaria a la empresa, no logró hallar ni al representante legal ni a los trabajadores de la misma; es decir, la empresa es fantasma.
¿Qué tiene que ver san Santín en todo esto?
Se hizo una solicitud pública requiriendo los detalles del caso, pero el SAT decidió no entregar la información, excusándose en el manoseado y predecible recurso de la protección del secreto fiscal. Ante la negativa del equipo de Santín, el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) revocó la respuesta del SAT, pero ni así.
Esto podría ser motivo de una orden de destitución a Santín por parte del INAI. Sin embargo, Maldonado también sostiene que el comisionado Eugenio Monterrey Chepov, ex colaborador de Videgaray, dio la instrucción de no tocar el tema hasta pasadas las elecciones federales. Seguramente temen que el revuelo pueda lastimar a un ya de por sí disminuido José Antonio Meade.
No es la primera vez que acusan al SAT de proteger a un gobernador corrupto.