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Si creen que una inyección dolerá, es probable que así sea, encuentra un estudio reciente. Por otra parte, si se les convence de no anticipar mucho dolor, quizá sientan menos.
"Sabemos que las expectativas afectan a la experiencia del dolor en los adultos; no sabemos si lo mismo ocurre con los niños", comentó la autora del estudio, Kalina Michalska, psicóloga en la Universidad de California en Riverside.
En términos de la vida real, distraer a los niños de antemano tiene un valor, aseguraron los investigadores. Por ejemplo, decirles "esto te hará sentir como si te rozara una rama en la piel" podría ser menos terrorífico que decirles "esto te va a doler".
En el estudio participaron 48 niños, de los cuales 27 tenían un trastorno de ansiedad, y 25 adultos. El equipo de Michalska aplicó calor a los participantes y les pidió que calificaran los niveles de dolor como bajos, medianos o altos. El alto equivalía más o menos a la temperatura de agua de la llave muy caliente.
Pero el experimento solo usó una temperatura, la calificada como mediana. La diferencia estuvo en las pistas que los participantes escucharon antes de la aplicación del calor. Un tono significaba un calor bajo, y el otro, alto.
Sorprendentemente, los tres grupos tuvieron una relación similar entre la expectativa y la sensación del dolor. Por ejemplo, si escuchaban alguna pista de que el dolor era alto, lo reportaron, aunque el nivel de dolor fuera en realidad solo mediano. El grupo de Michalska había anticipado la reacción más potente entre los niños ansiosos, seguidos por los niños sanos, y luego los adultos. (Debate).
- Cuando se trata de los niños y los procedimientos médicos como los pinchazos con agujas, las expectativas lo son todo
Si creen que una inyección dolerá, es probable que así sea, encuentra un estudio reciente. Por otra parte, si se les convence de no anticipar mucho dolor, quizá sientan menos.
"Sabemos que las expectativas afectan a la experiencia del dolor en los adultos; no sabemos si lo mismo ocurre con los niños", comentó la autora del estudio, Kalina Michalska, psicóloga en la Universidad de California en Riverside.
En términos de la vida real, distraer a los niños de antemano tiene un valor, aseguraron los investigadores. Por ejemplo, decirles "esto te hará sentir como si te rozara una rama en la piel" podría ser menos terrorífico que decirles "esto te va a doler".
En el estudio participaron 48 niños, de los cuales 27 tenían un trastorno de ansiedad, y 25 adultos. El equipo de Michalska aplicó calor a los participantes y les pidió que calificaran los niveles de dolor como bajos, medianos o altos. El alto equivalía más o menos a la temperatura de agua de la llave muy caliente.
Pero el experimento solo usó una temperatura, la calificada como mediana. La diferencia estuvo en las pistas que los participantes escucharon antes de la aplicación del calor. Un tono significaba un calor bajo, y el otro, alto.
Sorprendentemente, los tres grupos tuvieron una relación similar entre la expectativa y la sensación del dolor. Por ejemplo, si escuchaban alguna pista de que el dolor era alto, lo reportaron, aunque el nivel de dolor fuera en realidad solo mediano. El grupo de Michalska había anticipado la reacción más potente entre los niños ansiosos, seguidos por los niños sanos, y luego los adultos. (Debate).