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Rosa recibió una llamada que la llenó de miedo, de angustia y desde entonces su días cambiaron
La hondureña Rosa Cáceres quien vive en Orlando desde hace 10 años, recibió una angustiante llamada de inmigración el pasado 8 de mayo.
"Tenemos a su hijo detenido", le dijeron. Ella no comprendía que pasaba ya que ninguno de sus hijos varones estaba en EEUU.
"Me dijeron que era un niño de diez u once años aproximadamente y el oficial me decía que no podía darme su nombre", cuenta.
Sabía que no era su hijo el más chico porque acababa de hablar con el hace unas horas.
- Es un niño que no entró acompañado y dice que es familiar suyo —insistió el oficial.
- ¿Se llama Brayan Samir? —intentó ella.
- Sí, es él —dijo el funcionario.
Era su nieto, hijo de su primogénito José Bartolo. La abuela asegura que no tenía idea de que su hijo estaba pensando marcharse a EEUU, y que la tomó por sorpresa la noticia.
El padre y el niño se unieron a la caravana de migrates que atravesó Centroamérica en abril y que llego en mayo a Estados Unidos.
José Bartolo pensó que esa era una forma segura de cruzar hacia el 'gabacho'. Temía por la seguridad de su hijo, cuya madre fue asesinada en el 2016, en Honduras.
De acuerdo con Univisión, José Bartolo, de 31 años, emprendió el viaje junto a su pareja, Nubia, el hijo de ambos de 4 años, y Brayan, el hijo mayor de él.
“Ellos venían en viacrucis migrante y decidieron entregarse a las autoridades para entrar a EEUU y pedir asilo, mi hijo pensó que era la forma correcta de hacerlo”, explica.
Sin embargo, lo detuvieron, lo separaron de su Brayan y además le hicieron firmar unos documentos que no entendía.
"Lo engañaron, estaba firmando su deportación", afirma su madre.
Solo le permiten llamar a su papá y a su abuela
El menor permanece desde hace dos meses y medio en el centro Board of Child Care' de Maryland mientras que José Bartolo despues de 20 días detenido fue deportado a Honduras.
En aquel entonces, el señor firmó una carta de designación, donde otorgaba el cuidado del niño a su abuela Rosa Cáceres.
Ella no ha parado de luchar para sacarlo del centro pero hasta la fecha no consigue que le entreguen a su nieto.
El niño habla con su papá los miércoles durante 20 minutos, que es el tiempo permitido en el centro y los domingos le permiten llamar 10 minutos a su abuela.
“El otro día me preguntó: ‘Abuela, ¿qué le hice yo a la vida? Primero lo de mi mamá, y ahora me separan de mi papá”, contó Cáceres que le dijo su nieto de 11 años.
María Dolores Aguero, ministra de relaciones exteriores de Honduras, escribió una carta al gobierno de Trump quejándose de "la manera inhumana" en que algunos de sus ciudadanos estaban siendo tratados, citando la separación de familias.
El Gobierno le ha puesto un sin fin de trabas, entre ellas numerosos documentos como actas de nacimiento, prueba de ingresos y cartas de no antecedentes penales.
"Trabajo con gente estadounidense muy buena que está dispuesta a ayudarme y a darme buena referencias", declaró Cáceres.
No pierde la esperanza de tener a su nieto
Hace dos semanas una trabajadora social reviso la casa de doña Rosa, quien preparó todo para pasar la prueba.
"Le puse su cama, un mueble con una lámpara, le organicé todo bien. También un televisor, pero yo voy a dejar que lo vea solo hasta las 8:00 pm", asegura.
Ya pasaron 14 días de la visita y ella solo espera que le den la noticia de que ya puede tener a su nieto en casa.
“Ya tengo el dinero reunido para comprar los pasajes. Son dos, el del niño y el de la trabajadora que lo trae. Nos dijeron que eso lo paga la familia”, expresó.
Rosa recibió una llamada que la llenó de miedo, de angustia y desde entonces su días cambiaron
La hondureña Rosa Cáceres quien vive en Orlando desde hace 10 años, recibió una angustiante llamada de inmigración el pasado 8 de mayo.
"Tenemos a su hijo detenido", le dijeron. Ella no comprendía que pasaba ya que ninguno de sus hijos varones estaba en EEUU.
"Me dijeron que era un niño de diez u once años aproximadamente y el oficial me decía que no podía darme su nombre", cuenta.
Sabía que no era su hijo el más chico porque acababa de hablar con el hace unas horas.
- Es un niño que no entró acompañado y dice que es familiar suyo —insistió el oficial.
- ¿Se llama Brayan Samir? —intentó ella.
- Sí, es él —dijo el funcionario.
Era su nieto, hijo de su primogénito José Bartolo. La abuela asegura que no tenía idea de que su hijo estaba pensando marcharse a EEUU, y que la tomó por sorpresa la noticia.
El padre y el niño se unieron a la caravana de migrates que atravesó Centroamérica en abril y que llego en mayo a Estados Unidos.
José Bartolo pensó que esa era una forma segura de cruzar hacia el 'gabacho'. Temía por la seguridad de su hijo, cuya madre fue asesinada en el 2016, en Honduras.
De acuerdo con Univisión, José Bartolo, de 31 años, emprendió el viaje junto a su pareja, Nubia, el hijo de ambos de 4 años, y Brayan, el hijo mayor de él.
“Ellos venían en viacrucis migrante y decidieron entregarse a las autoridades para entrar a EEUU y pedir asilo, mi hijo pensó que era la forma correcta de hacerlo”, explica.
Sin embargo, lo detuvieron, lo separaron de su Brayan y además le hicieron firmar unos documentos que no entendía.
"Lo engañaron, estaba firmando su deportación", afirma su madre.
Solo le permiten llamar a su papá y a su abuela
El menor permanece desde hace dos meses y medio en el centro Board of Child Care' de Maryland mientras que José Bartolo despues de 20 días detenido fue deportado a Honduras.
En aquel entonces, el señor firmó una carta de designación, donde otorgaba el cuidado del niño a su abuela Rosa Cáceres.
Ella no ha parado de luchar para sacarlo del centro pero hasta la fecha no consigue que le entreguen a su nieto.
El niño habla con su papá los miércoles durante 20 minutos, que es el tiempo permitido en el centro y los domingos le permiten llamar 10 minutos a su abuela.
“El otro día me preguntó: ‘Abuela, ¿qué le hice yo a la vida? Primero lo de mi mamá, y ahora me separan de mi papá”, contó Cáceres que le dijo su nieto de 11 años.
María Dolores Aguero, ministra de relaciones exteriores de Honduras, escribió una carta al gobierno de Trump quejándose de "la manera inhumana" en que algunos de sus ciudadanos estaban siendo tratados, citando la separación de familias.
El Gobierno le ha puesto un sin fin de trabas, entre ellas numerosos documentos como actas de nacimiento, prueba de ingresos y cartas de no antecedentes penales.
"Trabajo con gente estadounidense muy buena que está dispuesta a ayudarme y a darme buena referencias", declaró Cáceres.
No pierde la esperanza de tener a su nieto
Hace dos semanas una trabajadora social reviso la casa de doña Rosa, quien preparó todo para pasar la prueba.
"Le puse su cama, un mueble con una lámpara, le organicé todo bien. También un televisor, pero yo voy a dejar que lo vea solo hasta las 8:00 pm", asegura.
Ya pasaron 14 días de la visita y ella solo espera que le den la noticia de que ya puede tener a su nieto en casa.
“Ya tengo el dinero reunido para comprar los pasajes. Son dos, el del niño y el de la trabajadora que lo trae. Nos dijeron que eso lo paga la familia”, expresó.