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México perdió el control emocional durante seis minutos, y con ello el partido contra Estados Unidos.
Las burlas del central Matt Miazga sobre Diego Lainez al 65' fueron el preámbulo a la caída del Tricolor, equipo que se desconcentró a tal grado que sufrió por la roja de Ángel Zaldívar al 66' y el gol de Tyler Adams al 71', el del 1-0 definitivo en el Estadio Nissan.
Ricardo Ferretti apostó por jóvenes como Diego Lainez, Roberto Alvarado, Víctor Guzmán, Érick Aguirre, José Abella y Gerardo Arteaga como titulares, un equipo muy joven y quizá por ello con poco control emocional.
Después de recibir una leve patada de Lainez, Miazga encaró al mexicano y se burló de su estatura. Entre los dos hay 26 centímetros de diferencia. No se cansó de provocarlo, de sugerirle que tenía miedo. México se salió del partido y la patada de Zaldívar sobre Will Trapp complicó el partido. El estadounidense provocador se salvó de la segunda amarilla porque movió la mano en señal de despedida, de manera irónica, mientras Zaldívar se marchaba rumbo a los vestidores.
Un desborde de Antonee Robinson por izquierda, el pase raso hacia el manchón penal, el remate de Adams al lado derecho del marco de Hugo González, el triunfo de los juveniles estadounidenses que poco inquietaron a México en lo futbolístico, pero que ganaron la batalla en lo emocional.
México había tenido la posesión de balón y ciertos destellos como el drible de Lainez sobre Trapp, la volea de Elías Hernández al 86' tras un inteligente pase de Aguirre, la claridad de Víctor Guzmán para elaborar las jugadas ofensivas.
Estados Unidos no requirió mucho esfuerzo para sobrellevar el resto de las acciones, ante un equipo mexicano que con 10 hombres no supo cómo recuperar el esférico, cómo tener una mejor proyección, en el día en que los estadounidenses conmemoraron el 17 aniversario del ataque a las Torres Gemelas.
