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Un equipo de arqueólogos ha hallado en un antiguo yacimiento romano el esqueleto de un niño de 10 años que, según su opinión, fue enterrado durante un ritual misterioso, informa el sitio web de la Universidad de Arizona. Fue descubierto que el pequeño, muerto presuntamente a causa de malaria, fue enterrado con una piedra en su boca, que debía impedirle levantarse de entre los muertos y propagar la enfermedad, suponen los expertos.
El hallazgo ha sido hecho este verano en el antiguo cementerio para niños conocido como 'La Necropoli dei Bambini', en la localidad italiana de Lugnano en Teverina, en la región de Umbría.
"Es un tratamiento funerario muy inusual" que se puede ver en diferentes culturas, especialmente en el mundo romano, afirmó el bioarqueólogo Jordan Wilson, de la Universidad de Arizona. El fenómeno "podría indicar que hubo miedo de que la persona pudiera regresar de la muerte y tratar de propagar enfermedad a los vivos", opinó.
En ese contexto, profesor Soren, de la misma universidad, ha calificado el descubrimiento de "extremadamente misterioso y raro". "Nunca he visto nada igual", señaló.
Por su parte, David Pickel, de la Universidad de Stanford, afirmó que la excavación continúa y no excluyó que sean encontrados otros restos humanos enterrados de manera semejante.
Un equipo de arqueólogos ha hallado en un antiguo yacimiento romano el esqueleto de un niño de 10 años que, según su opinión, fue enterrado durante un ritual misterioso, informa el sitio web de la Universidad de Arizona. Fue descubierto que el pequeño, muerto presuntamente a causa de malaria, fue enterrado con una piedra en su boca, que debía impedirle levantarse de entre los muertos y propagar la enfermedad, suponen los expertos.
El hallazgo ha sido hecho este verano en el antiguo cementerio para niños conocido como 'La Necropoli dei Bambini', en la localidad italiana de Lugnano en Teverina, en la región de Umbría.
"Es un tratamiento funerario muy inusual" que se puede ver en diferentes culturas, especialmente en el mundo romano, afirmó el bioarqueólogo Jordan Wilson, de la Universidad de Arizona. El fenómeno "podría indicar que hubo miedo de que la persona pudiera regresar de la muerte y tratar de propagar enfermedad a los vivos", opinó.
En ese contexto, profesor Soren, de la misma universidad, ha calificado el descubrimiento de "extremadamente misterioso y raro". "Nunca he visto nada igual", señaló.
Por su parte, David Pickel, de la Universidad de Stanford, afirmó que la excavación continúa y no excluyó que sean encontrados otros restos humanos enterrados de manera semejante.