El sarampión, una enfermedad evitable pero potencialmente mortal, está resurgiendo en países como Venezuela, Ucrania y Madagascar, pero también en un suburbio de Nueva York, debido a un retroceso de la vacunación en los países ricos y a una falta de acceso en los pobres.
Síntomas y contagio del sarampión
Afecta sobre todo a los niños, pero no solamente. El virus se propaga cuando los
enfermos tosen o estornudan y permanece activo durante dos horas.
El sarampión se manifiesta con una fiebre alta antes de una
erupción de placas. Es contagiosa durante cuatro días antes y después de la
erupción.
A menudo benigno, este mal puede presentar complicaciones
graves, respiratorias (infecciones pulmonares) y neurológicas (encefalitis), en
particular entre las personas frágiles.
Las autoridades sanitarias mundiales insisten en la
importancia de la vacuna, a nivel individual pero también colectivo: una
cobertura elevada (95% de la población) protege a las personas que no pueden
ser vacunadas debido sobre todo a un sistema inmunitario débil (leucemia,
tratamiento antirechazo después de un trasplante…)
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef dieron la
alarma ante el recrudecimiento del sarampión.
La OMS registró un aumento de 50% de los casos señalados el
año pasado respecto a 2017, que dejaron 136.000 muertos en el mundo.
Hasta 2016 el sarampión estaba en retroceso.
Según Unicef, 98 países señalaron un aumento del número de
casos en 2018. Diez, entre ellos Ucrania, Brasil y Francia, son responsables de
tres cuartas partes del aumento total.
En Ucrania, donde tuvo lugar la mayor alza, se registraron
35.000 casos en 2018, es decir, 30.000 más que el año anterior. Entre enero y
febrero, suman ya 24.000 casos.
En los países ricos, este aumento se atribuye principalmente
a un aumento de la desconfianza hacia las vacunas en general y en particular la
MMR, que cubre el sarampión, las paperas y la rubéola.
Los antivacunas se apoyan en una publicación de 1998 que
relacionaba esta vacuna con el autismo. Sin embargo, quedó establecido que su
autor, el británico Andrew Wakefield, había falsificado los resultados y varios
estudios mostraron a posteriori que la vacuna no aumentaba el riesgo de
autismo.
La desconfianza también puede tener motivos religiosos.
Afectado por una epidemia de sarampión, un condado al norte
de Nueva York decidió el martes declarar el estado de emergencia y prohibir en
los lugares públicos a los menores no vacunados. Los barrios más afectados
tienen una gran población ultraortodoxa judía.
“Es muy irritante ver que para el sarampión tenemos los
medios para prevenirlo pero no los utilizamos lo suficiente”, declaró a la AFP
Françoise Barré-Sinoussi, premio Nobel de Medicina de 2008 por el
codescubrimiento del virus del sida.
El sarampión en Europa
En su caso, una vacuna contra el sida representaría el Grial
que desde hace décadas persigue la comunidad científica.
Según la OMS, los niños que más necesitan estas vacunas no
tienen acceso a ellas, debido a sistemas de salud deficientes en los países
pobres.
Es el caso de Madagascar donde, según Unicef, 77.000
personas contrajeron el sarampión entre setiembre y febrero. Más de 900
fallecieron, en su mayoría niños.
Unicef y la OMS apoyaron una campaña de vacunación de 11,5
millones de niños en febrero en Yemen, donde varios años de conflicto
condujeron a una epidemia.
En Venezuela, escenario de una grave crisis económica que
llevó a una penuria de medicamentos, se declararon miles de casos en estos
últimos meses.
“Cuando el sarampión surge en un país, es probable que tenga
repercusiones en otros porque la gente viaja mucho”, explica a la AFP Daniel
Lévy-Bruhl, responsable de vacunación de la agencia de salud francesa Santé
Publique France.
A fines de febrero, una familia francesa que se encontraba en Costa Rica y
estaba afectada por el sarampión, fue puesta en cuarentena en ese país.
Las autoridades temían que provocara una epidemia en un país
que registró su último caso en 2006 y lleva a cabo una campaña gratuita de
vacunación.
Según el doctor Lévy-Bruhl, la epidemia que afecta a la
comunidad ultraortodoxa judía a las afueras de Nueva York se originó en Israel
antes de ser exportada a Estados Unidos.
El Debate