La presencia de nubes de polvo del Sahara sobre el
océano Atlántico contribuyó a una marcada tranquilidad ciclónica durante
la primera quincena de agosto, etapa en la que no se presentó ninguna depresión
tropical, señaló un experto.
“Esa situación inhibe de manera significativa el surgimiento
e intensificación de los ciclones tropicales, pues les crea un ambiente
sumamente hostil, debido al aporte de aire muy caliente y seco con valores
mínimos de humedad relativa”, dijo el doctor en Ciencias Físicas, Eugenio
Mojena López.
El asesor del Centro de Pronósticos del Instituto de
Meteorología de Cuba refirió que las nubes de polvo incrementan la
cizalladura vertical del viento en las altas capas de la atmósfera, “factor que
impide a cualquier sistema tropical en desarrollo concentrar la energía
requerida para su formación y gradual fortalecimiento”.
De acuerdo con el diario local Granma, Mojena López
puntualizó que durante julio y lo que va de agosto se registró gran cantidad de
polvo del Sahara en la zona comprendida entre los 10 y 20 grados de latitud
norte, y los 20 y 60 grados de longitud oeste (la zona de máxima actividad
ciclónica en el Atlántico tropical), algo que viene observándose con
frecuencia.
El polvo del Sahara se propaga por el océano Atlántico, el
mar Caribe, el sureste de Estados Unidos, México y Centroamérica. Está cargado
por elementos nocivos como hierro, calcio, fósforo, silíceo y mercurio,
señalaron reportes de prensa.
Mojera López explicó en junio pasado que acompañan el polvo,
virus, bacterias, hongos, ácaros patógenos, estafilococos y contaminantes
orgánicos, además la sensación de calor aumenta, aunque el polvo tiene un
efecto positivo, y es que entorpece el surgimiento y desarrollo de los
ciclones tropicales "al crearles un ambiente hostil" al menos de
junio a agosto.
Un estimado es que alrededor de 90 millones de toneladas de
polvo proveniente del desierto del Sahara llegan cada año a la región del
Caribe durante la primavera y el verano.
En esta ocasión, el especialista comentó al rotativo que en
los próximos días su influencia debe comenzar a disminuir paulatinamente en
toda nuestra área geográfica de interés, que incluye también al golfo de México
y al mar Caribe y la “calma ciclónica” puede terminar.
Hasta la fecha se han formado solo dos fenómenos
climatológicos: la tormenta subtropical Andrea en mayo y la tormenta tropical
Barry en julio, ésta última alcanzó la categoría de huracán poco antes de tocar
tierra por la costa del estado de Lousiana, en Estados Unidos.