HERMOSILLO, Sonora.- Unos asustados, otros emocionados y boquiabiertos, decenas de hermosillenses desde niños hasta abuelos, acuden cada año a admirar la “espantosa” decoración de Halloween en la casa de la familia González Núñez.
Cada tarde, Martha Lorenia González y sus hermanos salen a convivir con la gente que les pregunta dónde compraron este muñeco o este otro, cómo se le hace para que una calaca baile o diga algunas asustadizas palabras.
"Apláudele", "ponle la luz del celular en los ojos o en la panza", responde Martha orgullosa a una mamá cuyo hijo le pide que haga tocar la guitarra a una calavera que está sentada sobre una roca, que es sólo uno de las decenas de muñecos que adornan el exterior de la vivienda.
Y su emoción no es para menos. Colocar los terroríficos adornos y los metros y metros de extensiones de foquitos con colores le lleva al menos 10 días, para encender el decorado el 1 de octubre de manera puntual como ocurre desde hace 20 años.
El 21 de septiembre yo ya estoy decorando de Halloween, me encanta, me fascina, como pueden ver, ¿no?, y todo el año busco los adornos, ando buscando en bazares, tianguis, tiendas departamentales, todo lo que encuentro lo traigo", expresa.
El decorado de la vivienda es sólo por gusto, dice, por el placer de ver a las familias felices, con lo que se divierte ella también. El 31 de octubre por la tarde, reparten hasta 600 bolsas de dulces a los niños que llegan disfrazados a la esquina de Quintana Roo y 12 de octubre en la colonia San Benito.
TODAS LAS TARDES
A Martha se le puede ver todos los días en la banqueta de su casa al caer el Sol, donde revisa que todo esté en orden y comienza a recibir a los curiosos, acomoda lo que está mal puesto y revisa que los muñecos de baterías cuenten con carga.
Cómplice de la autora de la "Casa de Halloween" es su hermano Gerardo González Núñez, quien ayuda con cuestiones técnicas para que no haya una extensión de luces con focos apagados y todo esté correctamente conectado.
"Ella (Martha) es la encargada de hacer todo esto, normalmente son las mismas piezas las de los muñecos de plástico, pero siempre está tratando de cambiarlas para dar otro giro", comenta, "y salen algunos adornos diferentes cada año".
Detalla que los accesorios se consiguen en tiendas departamentales, en bazares, en tianguis, en ocasiones ha habido personas que regalan alguna pieza y la han aceptado, pero en lo que no aceptan donaciones es en los dulces que dan a los niños, por seguridad.
Comenzaron instalando los adornos fijos, de plástico duro que ahora ponen en la parte alta de la vivienda, luego adquirieron los muñecos inflables y después su hermana se fue haciendo del resto de los accesorios que no dejan espacio en blanco en la fachada de la casa.
"No da flojera quitar todo esto, en un día se quita", comenta, "la adornada es la buena, que pon esto aquí, que este acá, que esto no va aquí". El dicho de Gerardo coincide con Martha, quien señala que saca los adornos de uno por uno y visualiza dónde quedarán colocados.
SÓLO POR DIVERSIÓN
Si bien ha recibido a personas de instituciones religiosas quienes la exhortan a no realizar esta decoración, Martha dice que lo hace sólo por diversión y piensa seguir con ello: “Para eso está, para que venga la gente y se divierta”.
Desde hace años la familia suele hacer una cena el día de Halloween y a las 12:00 horas apagan la decoración. El día 1 de noviembre desmontan el frente de la casa pues hay que descansar unos 15 días, ya que la decoración navideña, que se enciende puntual el 1 de diciembre, espera por ser puesta.