Uno de cada tres niños sufre desnutrición o sobrepeso en el mundo

15 octubre 2019
Noticias de Yucatán. 

Unos 227 millones de niños padecen este problema alimentario, de los 676 millones que había en el mundo en 2018, explicó la UNICEF, en el mayor informe sobre este asunto publicado en 20 años.

Además unos 340 millones, es decir, la mitad, sufren carencias alimentarias.

La globalización de los hábitos alimentarios, la persistencia de la pobreza y el cambio climático están provocando que un número creciente de países acumule esta “triple carga” – desnutrición, sobrepeso y carencias -, según el informe.

“Muchos países en América Latina, Asia del Este y el Pacífico creían haber relegado la malnutrición a los problemas del pasado, pero ahora descubren que tienen un problema nuevo muy importante”, explicó Víctor Aguayo, jefe del programa de nutrición de la agencia.

Aguayo puso como ejemplo México, donde “todavía hay una gran proporción de niños desnutridos y al mismo tiempo hay ahora una gran pandemia de sobrepeso y obesidad infantil, considerada una emergencia nacional por el gobierno”.

“La manera en que entendemos y respondemos a la malnutrición debe cambiar: no se trata de dar solamente a los niños suficiente comida, ante todo hay que darles la buena alimentación”, subrayó por su parte Henrietta Fore, directora de UNICEF, en un comunicado que acompaña el informe.

La desnutrición sigue siendo el principal problema, al afectar a los pequeños cuatro veces más que el sobrepeso.

El número de niños que no recibe suficiente comida respecto a sus necesidades nutricionales retrocedió 40 por ciento entre 1990 y 2005, pero prevalece como un problema mayor en muchos países, especialmente en África subsahariana y en Asia del Sur.

“Hambre escondida”

Alrededor de 149 millones de niños en el mundo son demasiado pequeños para su edad (retraso de crecimiento debido a una malnutrición crónica) y 50 millones demasiado delgados respecto a su estatura.

UNICEF señala además que unos 340 millones de niños sufren un “hambre escondida”, puesto que reciben el número de calorías suficientes pero carecen de minerales y vitaminas indispensables para su desarrollo, como hierro, yodo, vitamina A y C, debido sobre todo a una falta de frutas y verduras y de productos de origen animal.

Estas carencias pueden tener consecuencias físicas severas (sistema inmunitario deficiente, problemas de vista o de audición) e intelectuales.

Este fenómeno empieza desde muy temprano con una lactancia materna insuficiente y una diversificación alimentaria basada en productos inapropiados, según Unicaule.

Lo agrava además la “creciente accesibilidad a los alimentos ricos en calorías pero pobres en nutrientes”, como la comida rápida y los fideos instantáneos.

La obesidad en los países pobres

Paralelamente, el sobrepeso y la obesidad se desarrollan rápidamente, con 40 millones de niños pequeños afectados, incluido en los países pobres.

Mientras que este problema era prácticamente desconocido en países con ingresos bajos en 1990 (únicamente 3% de estos contaban con más de 10% de niños pequeños con sobrepeso), tres cuartas partes de estos Estados se enfrentan ahora a esta situación.

“Antes se creía que (…) el sobrepeso y la obesidad eran la malnutrición de los ricos, pero ya no es el caso”; según Aguayo, médico especialista en salud pública.

“Las diferentes formas de malnutrición coexisten cada vez más en un mismo país (…) y a menudo en un mismo hogar”, con una madre con sobrepeso y un hijo desnutrido, por ejemplo, agregó este experto.

También se pueden dar en un “mismo individuo a lo largo de las diferentes edades”, puesto que una malnutrición infantil es un factor de riesgo de sobrepeso y obesidad en la edad adulta.

Esta situación está estrechamente relacionada con la pobreza: afecta más a los países pobres y a las poblaciones en situación precaria de los países ricos, según Unicaule.

Ante esta situación, el organismo insta a los gobiernos a promover los alimentos necesarios para una dieta equilibrada y a actuar para que sean accesibles económicamente.

También llama a reglamentar la publicidad de la leche infantil en polvo y la de bebidas azucaradas, así como a desarrollar un etiquetado nutricional de alimentos “fácilmente comprensible”, para ayudar a los consumidores a elegir mejores productos para la salud de sus hijos y la suya propia.

Fuente: La Jornada.

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