Desde temprano, recolectores de basura alistan sus carretillas para emprender jornadas de ocho o más horas de recorridos en busca de materiales que puedan llevar a centros de acopio y sacar la ganancia del día.
Algunos afirman que el cobre es el material al que más le “sacan” ganancia, puesto que puede ser pagado entre 60 y 90 pesos el kilo.
Este metal encabeza la lista de los productos que ofrecen. Por el mismo peso le siguen el bronce (40 pesos) y el aluminio (12 pesos).
El resto de los materiales que pueden ser reutilizados se cotizan desde uno hasta nueve pesos, siendo los menos pagados por kilogramo el cartón, papel, fierro, PET y algunos electrodomésticos.
Si bien, quienes se dedican a llevar su basura a los recicladores lo hacen por cuestiones de necesidad, también nos aseguran que lo realizan porque es un trabajo que siempre da para comer; además, dicen, les permite ser su propio jefe, aunque las ganancias no sean muchas.
Juan Flores, de 50 años, se desempeñó en la administración de Vicente Fox como chofer en la fiscalía para personas desaparecidas. Cuando finalizó ese sexenio fue despedido y en la incertidumbre laboral su cuñado lo invitó a ser recolector.
“Como éramos [trabajadores] de confianza, nos dieron el adiós. Me quedé sin trabajo y [tuve que] empezarle nuevamente desde cero.
“Mi cuñado me invitó. Se puede decir [que ser recolector] es más redituable [que el trabajo anterior] porque eres tu propio jefe y trabajas tus horas. Aparte, inmediatamente que vendes tu fierro, plástico, todo eso, inmediatamente te lo dan [dinero], o sea, no esperas a la quincena”, asegura.
En un buen día, Juan puede llegar a ganar 500 pesos, cuando normalmente percibe 300. Al mes, comenta, puede obtener desde 7 mil hasta 8 mil pesos.
Gran parte de lo que Juan lleva a los centros de acopio son restos de vehículos accidentados, ya sean puertas o carrocería. Para ello, el hombre consiguió el permiso de una aseguradora.
Juan admite que es mejor andar de recolector que consiguiendo un trabajo esclavizante a un sueldo base. Y asegura que, a diferencia de otros trabajos, el suyo siempre le garantizará una percepción económica.
“Es mejor andar en esto que consiguiendo un trabajo. Es más esclavizante tener un sueldo base.
“Es como la comida. Siempre van a querer comer en la calle y aquí siempre, desafortunadamente, va a haber percances y choques”, expresa Juan.
Los “perifoneadores” recorren la Ciudad en sus camionetas anunciando su paso por las calles con un audio característico.
Además de comprar fierro viejo, sacan provecho de cualquier material para venderlo como lo hacen los recolectores.
Salvador Hernández, quien inició este negocio “jalando” una carretita a caballo, tuvo que adaptarse, pues la legislación prohíbe que estos animales sean usados como carretoneros. Aun con las dificultades, nos comenta que ha podido dedicarse a la compraventa de diversos materiales considerados como basura durante 37 años.
“Desde hace 37 años empezamos jalando una carretita. Fuimos progresando y comprábamos en ese tiempo los caballos. Andábamos por toda la Ciudad comprando, ya perifoneábamos desde esos años. Después se nos complicó un poco cuando el gobierno nos empezó a poner trabas por la ley del maltrato animal, entonces me sugirieron comprar una camioneta y así fue como nacieron los perifoneadores que ahora usted escucha”, relata.
Sin embargo, Salvador asegura que la recolección por perifoneo dejó de ser negocio hace años.
Afirma que antes por cada colonia había un solo perifoneador, pero que ahora pueden haber hasta 25.
Junto con sus hermanos, cuenta con una flotilla de siete camiones perifoneadores y un centro de acopio en Iztacalco.
Ese negocio le reditúa al día una percepción económica de 2 mil 500 pesos, la cual tiene que dividir entre el pago de sus trabajadores, comidas y la gasolina que utilizan sus vehículos.
Al final de la jornada, Salvador detalla que se puede embolsar mil pesos, si es que los camiones no llegan vacíos a los centros de acopio.
Carlos García León, secretario general de la Asociación Mexicana por los Derechos del Reciclador (Mexider) y quien ayuda a administrar el recicladero de la colonia Doctores, señala que tanto para los dirigentes de estos lugares como para sus recolectores existen dificultades para dedicarse al tratamiento de la basura como negocio.
“El gobierno genera arbitrariedades. [Hacen] paros indebidos de las autoridades en los retenes para extorsionar a quienes llevan materiales de residuos sólidos.
“Los pepenadores están obligados a pagar 21% de impuestos y no tienen seguridad social, jubilación o algo por el estilo.
“Ellos nada más se dedican a traernos a nuestros negocios los materiales reciclables”, explica.
A la semana, por administrar el centro de acopio, gana 2 mil quinientos pesos y su catálogo de pago por materiales por kilo es el siguiente: cartón y papel, un peso; electrodomésticos, dos pesos; fierro, 2.50 pesos; PET, 3. 50 pesos; antimonio, nueve pesos; aluminio, 12 pesos; bronce, 40 pesos el kilo, y 60 u 80 pesos el de cobre.
El Universal