Las ofrendas de Día de Muertos para Fernanda, Verónica y Beatriz no sólo tienen las fotografías de las tres jóvenes que murieron asesinadas en calles de los municipios mexiquenses de Naucalpan y Tlalnepantla, también tienen en común que las investigaciones no avanzan y los culpables están impunes, aseguran madres, padres y hermanos de las mujeres profesionistas
“El asesino de Fer sigue libre”
Alitas, una quesadilla, agua, una cuba de frambuesa y sushi son parte de la ofrenda de Fernanda Sabalza, estudiante de Pedagogía, quien murió a los 19 años el 20 de junio pasado, luego de que ese sábado salió de su casa en Azcapotzalco a ponerse uñas y su cuerpo fue encontrado en Los Reyes Ixtacala, en Tlalnepantla, Estado de México.
A cuatro meses del homicidio de Fer no hay avances en la investigación ni detenidos, por lo que su asesino sigue libre, lamenta Mauricio, padre de la joven que además dejó un niño.
Este sábado, familiares y amigos de Fernanda partieron de la explanada de la alcaldía Azcapotzalco para llegar a la avenida Somex, en Los Reyes Ixtacala, donde pusieron una ofrenda en el sitio donde la joven fue asesinada.
“¡Justicia para Fernanda!” fue el grito que externaron los familiares y amigos de la estudiante durante su recorrido.
A cuatro meses del homicidio, los acompañantes caminaron varios kilómetros por más de dos horas para llegar al punto donde Fer fue acribillada por un hombre que está libre.
“Hay muchas inconsistencias”
Tacos al pastor y pan son elementos que Andrea Soto colocó en la ofrenda de su hija Verónica Soto Hernández, de 22 años, egresada de la Escuela Nacional de Enfermería de la UNAM, quien hoy cumplirá un año de haber sido asesinada cuando fue a una fiesta masiva de disfraces en un predio de la colonia Capulín Soledad.
Ella apareció estrangulada el 2 de noviembre, a unas cuadras, en un baldío de San Antonio Zomeyucan en Naucalpan.
Se cumple un año de este feminicidio y no hay resultados, no hay avances en la investigación, “hay muchas inconsistencias. Apenas en julio llegó un preliminar de genética, no hay dictamen de patología, no hay peritaje de mecánica de lesiones, ni siquiera hora aproximada de la muerte”, lamenta Andrea.
Omisiones por las que la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México (Codhem) inició un expediente, cuyo procedimiento se detuvo con la pandemia.
La ofrenda de Verónica Soto es un altar sencillo, como ella era, donde Andrea volverá a platicar con su hija: “Le diré que seguiré luchando para que se haga justicia y se detenga a su asesino”.
“Se resistió y le quitaron la vida”
Beatriz Aguirre Moreno, el 28 de agosto de este año estaba cerrando su tienda en la calle Molinos del Viento, en la colonia Mancha 1, en la parte alta de Naucalpan, cuando seis sujetos a bordo de dos motocicletas llegaron a asaltarla.
Ella se resistió, forcejeó con ellos y finalmente le quitaron la vida, además de su celular y su cartera, relata Édgar, su hermano.
Han pasado dos meses “y no hay avances en la fiscalía” ni tampoco ha mejorado la seguridad, pese a que le pedimos a la presidenta municipal, Patricia Durán Reveles, vigilancia e iluminación de calles que por las noches quedan oscuras, por lo que los vecinos “nos hemos organizado para hacer guardias y rondines de vigilancia, con el riesgo de enfrentar a delincuentes armados”, añade.
La ofrenda de Bety ocupa casi una habitación completa de la casa de la familia Aguirre Moreno, donde sobresalen flores y tapetes con pétalos de cempasúchil y la fotografía de la joven que recientemente se había graduado como licenciada en Criminalística. Sus libros, materiales de estudio y su computadora forman parte del altar, donde además había bebidas, cervezas y la comida que más le gustaba.