El hallazgo se produce mientras la venta de
videojuegos se ha disparado este año porque muchísimas personas han permanecido
en casa debido a la pandemia del coronavirus.
El documento publicado el lunes se basa en
las respuestas de personas que jugaron Plants vs Zombies: Battle for
Neighborville y Animal Crossing: New Horizons.
Para comenzar, el estudio utilizó datos
proporcionados por los creadores de juegos Electronic Arts y Nintendo of
America, sobre cuánto tiempo pasaban jugando los encuestados, a diferencia de
investigaciones anteriores que se basaban en estimaciones imprecisas de los
jugadores.
Los investigadores del Oxford Internet
Institute encontraron que el tiempo real dedicado a jugar era un factor
positivo pequeño, pero significativo en el bienestar de las personas.
El documento, que no ha sido revisado por
colegas, dijo que el nivel de disfrute que obtienen los jugadores podría ser un
factor más importante para su bienestar que solo el tiempo.
Los resultados podrían poner en duda
longevas suposiciones de que los videojuegos causan agresión o adicción, aunque
los autores reconocen que son solo una instantánea.
“Nuestros hallazgos muestran que los
videojuegos no son necesariamente malos para la salud; hay otros factores
psicológicos que tienen un efecto significativo en el bienestar de las
personas”, dijo Andrew Przybylski, director de investigación del instituto. “De
hecho, jugar puede ser una actividad que se relaciona positivamente con la
salud mental de las personas, y la regulación de los videojuegos podría privar
a los jugadores de esos beneficios”.
Para el estudio se encuestó a 2 mil 756
jugadores de Animal Crossing: New Horizons en Estados Unidos, Reino Unido y
Canadá; y a 518 jugadores de Plants vs Zombies: Battle for Neighborville. Se les
pidió que completaran una encuesta sobre sus experiencias que se comparó con el
tiempo de juego registrado por los fabricantes.
La falta de transparencia por parte de los
creadores de juegos ha sido durante mucho tiempo un problema para los
científicos que esperan comprender mejor los comportamientos de los usuarios.
Los autores creen que investigaciones previas utilizadas para proponer consejos
para padres y legisladores se realizaron sin evidencia sólida.
Fuente: Excelsior