Como es bien conocido, el Movimiento de Regeneración
Nacional (MORENA) es el exitoso movimiento político que condujo
a la presidencia a Andrés Manuel López Obrador y a otros personajes a distintos
cargos de elección popular en 2018; entre ellos, a Claudia Sheinbaum, jefa de
gobierno de la capital del país.
Morena es una agrupación política que, en menos de una
década, fue extraordinariamente capaz de abrirse espacios en la vida pública
nacional; con ese apelativo cuasi místico que refiere implícitamente a la
tez morena de los mexicanos, y sobre todo, a la Virgen de
Guadalupe, santa patrona de México y símbolo religioso de profunda
veneración a lo largo de todo el país. Sin embargo.. ¿Es Morena un partido
político?
¿Dónde nace Morena?
Morena nace tras la escisión de Andrés Manuel López
Obrador con las fuerzas “progresistas” que le postularon a la presidencia en
2012, principalmente el PRD. Una vez consumado el Pacto por México, el cual
integró al PRD para una serie de reformas como la fiscal, AMLO rompe
formalmente con su antiguo partido e inicia la formación de una nueva agrupación
política cuyo objetivo congénito residía en conducirle a la presidencia,
bajo eslóganes que penetraron profundamente en el imaginario de los mexicanos,
al tiempo que les ofrecía soluciones sencillas para problemas complejos.
Morena no es un partido político sino un culto
Bernie Sanders, senador independiente por el estado de
Vermont, y bien conocido por sus fuertes posturas progresistas, aseveró algún
día que el Partido Republicano estadounidense se había convertido, tras la
irrupción de Donald Trump, en un culto. Es decir, el partido no era
más un partido político. Lo mismo, desafortunadamente para México, aplica
inequívocamente para Morena.
Morena no es un partido político sino un culto (si me
permite el lector importar la comparación realizada por Sanders). Esas siglas
no representan un proyecto de nación ni representan una coherente
visión de Estado. Se trata, simplemente, de un culto a la personalidad de
Andrés Manuel López Obrador.
En este tenor, huelga señalar que Morena es un
aglomerado de distintas banderas políticas, desde un priista salinista como
Manuel Bartlett hasta ex panistas como Gabriela Cuevas y Manuel Espino. En
suma, el partido del presidente López Obrador adolece
irremediablemente de una plataforma política que le haría encajar en
la definición política esbozada algún día por grandes politólogos como Maurice
Duverger.
En resumen, Morena no es, ni ha sido un partido
político, sino una agrupación surgida para encauzar la carrera política de un
personaje que ha transitado por el PRI y por el PRD. Morena es un
culto; muy exitoso, pues amenaza nuevamente con una aplastante victoria en los
próximos comicios.