Morena no es un partido político; sino un culto a la personalidad de López Obrador.

17 abril 2021
Noticias de Yucatán. 

Como es bien conocido, el Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) es el exitoso movimiento político que condujo a la presidencia a Andrés Manuel López Obrador y a otros personajes a distintos cargos de elección popular en 2018; entre ellos, a Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de la capital del país.

Morena es una agrupación política que, en menos de una década, fue extraordinariamente capaz de abrirse espacios en la vida pública nacional; con ese apelativo cuasi místico que refiere implícitamente a la tez morena de los mexicanos, y sobre todo, a la Virgen de Guadalupe, santa patrona de México y símbolo religioso de profunda veneración a lo largo de todo el país. Sin embargo.. ¿Es Morena un partido político?

¿Dónde nace Morena?

Morena nace tras la escisión de Andrés Manuel López Obrador con las fuerzas “progresistas” que le postularon a la presidencia en 2012, principalmente el PRD. Una vez consumado el Pacto por México, el cual integró al PRD para una serie de reformas como la fiscal, AMLO rompe formalmente con su antiguo partido e inicia la formación de una nueva agrupación política cuyo objetivo congénito residía en conducirle a la presidencia, bajo eslóganes que penetraron profundamente en el imaginario de los mexicanos, al tiempo que les ofrecía soluciones sencillas para problemas complejos.

Morena no es un partido político sino un culto

Bernie Sanders, senador independiente por el estado de Vermont, y bien conocido por sus fuertes posturas progresistas, aseveró algún día que el Partido Republicano estadounidense se había convertido, tras la irrupción de Donald Trump, en un culto. Es decir, el partido no era más un partido político. Lo mismo, desafortunadamente para México, aplica inequívocamente para Morena.

Morena no es un partido político sino un culto (si me permite el lector importar la comparación realizada por Sanders). Esas siglas no representan un proyecto de nación ni representan una coherente visión de Estado. Se trata, simplemente, de un culto a la personalidad de Andrés Manuel López Obrador.

En este tenor, huelga señalar que Morena es un aglomerado de distintas banderas políticas, desde un priista salinista como Manuel Bartlett hasta ex panistas como Gabriela Cuevas y Manuel Espino. En suma, el partido del presidente López Obrador adolece irremediablemente de una plataforma política que le haría encajar en la definición política esbozada algún día por grandes politólogos como Maurice Duverger.

En resumen, Morena no es, ni ha sido un partido político, sino una agrupación surgida para encauzar la carrera política de un personaje que ha transitado por el PRI y por el PRD. Morena es un culto; muy exitoso, pues amenaza nuevamente con una aplastante victoria en los próximos comicios.

 

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