Las familias se separaron cuando la gente huyó de la lava
tras la erupción en la República Democrática del Congo, ocurrida el sábado por
la noche; ahora, miles buscan a los menores extraviados durante el incidente
La lava que fluyó del volcán Nyiragongo el sábado por la
noche sembró un camino de destrucción en un distrito del norte de Goma, al este
de la República Democrática del Congo.
Unas 500 casas fueron derruidas y más de 170 niños están
desaparecidos tras haberse separado de sus padres durante la huida masiva de
miles de personas, según la agencia de la ONU para la infancia, Unicef.
En la zona del aeropuerto, decenas de niños deambulan sin
hogar, en la indigencia, dice la organización de Naciones Unidas.
Algunos buscan entre los escombros cercanos trozos de metal
o de ollas quemadas para vender.
Charles Kambale (en la foto de portada) revisa los escombros
en la zona del distrito de Buhene donde solía estar su casa.
“Todavía no he visto a mis dos hijos menores”, le dice a la
BBC.
Estaba en una boda con su esposa cuando comenzó la erupción.
Los niños, de seis y dos años, estaban en casa con sus vecinos.
Charles está planeando hacer un anuncio por radio para
ayudar a encontrarlos.
El horizonte de Goma se iluminó el sábado cuando la lava
brotó de una fisura en el costado del volcán.
Temiendo que la lava envolviera partes de la ciudad matando
a cientos de personas, como sucedió en 2002, miles recogieron sus pertenencias
y huyeron hacia la cercana frontera con Ruanda.
Más de 3 mil 500 personas cruzaron la frontera la noche de
la erupción en medio del tráfico paralizado.
Muchos residentes de Goma están habituados a huir. Grupos
armados han aterrorizado a la región durante más de 25 años y muchas personas
que viven en la ciudad se mudaron allí después de que la violencia azotara sus
pueblos cercanos.
A diferencia de lo que ocurrió en 2002, hasta el momento no
se han reportado muchas víctimas mortales.
Por ahora, se sabe que han muerto más de 30 personas. En la
erupción previa, 250 personas perdieron la vida y 120 mil se quedaron sin
hogar.
Algunos niños que huyeron del flujo de lava y han sido
separados de sus padres están alojados en un centro gestionado por la Cruz Roja
en Goma.
Los trabajadores de la institución humanitaria y algunos
funcionarios del gobierno están tratando de reunir a las familias.
Benisse, de cuatro años, ha estado separado de su familia
desde la erupción.
Su madre estaba vendiendo pescado en el mercado cuando
sucedió. Él salió corriendo de su vecindario con otros niños.
Pasó la mayor parte de la noche caminando hasta otro pueblo,
Sake, a 23 km de Goma, donde durmió al costado de la carretera.
“Huí con mis amigos, pero ni siquiera sé dónde están ahora,
estoy aquí solo”, le dijo Benisse a Gilbert Ramazani, quien trabaja para la
división de asuntos sociales del gobierno.
Madres desesperadas buscan a sus hijos visitando un centro
tras otro para ver si los han encontrado.
Y algunas han encontrado a sus hijos.
Sifa Ombene, de 32 años, estaba vendiendo comida cuando
ocurrió la erupción.
Corrió a casa pero descubrió que dos de sus hijos habían
huido.
“Fui a todas partes buscándolos, incluso a la morgue del
hospital. Me mostraron cuerpos de niños muertos”, dice mientras abrazaba a su
hija Elea, de cuatro años.
“¡Estoy tan feliz de haberlos encontrado!”
Fuente: El Universal