Un sacerdote católico fue asesinado este lunes en
Saint-Laurent-sur-Sèvre, en el oeste de Francia, anunció el ministro del
Interior Gérald Darmanin, presuntamente a manos del autor del incendio de la
catedral de Nantes.
Todo mi apoyo a los católicos de nuestro país tras el
dramático asesinato de un cura", escribió Darmanin en Twitter.
El sospechoso, un ruandés que se entregó a la policía, sería
el presunto autor del incendio de la catedral de Nantes de julio de 2020, dijo
una fuente cercana a la investigación.
Por el momento se desconocen los detalles del asesinato del
sacerdote, pero una fuente policial descartó un ataque con cuchillo.
El eclesiástico, de 60 años, acogía al sospechoso
"desde hace varios meses" en la iglesia, dijo una fuente policial.
El sospechoso confesó haber prendido fuego a la catedral
gótica de Nantes el 18 de julio de 2020.
Inicialmente había sido puesto bajo arresto antes de ser
liberado bajo control judicial a espera de su juicio.
El hombre, un solicitante de asilo de Ruanda que lleva
varios años viviendo en Francia, había trabajado como voluntario en la iglesia.
La líder de extrema derecha, Marine Le Pen, que acusa al gobierno
de no actuar lo suficiente en materia de inmigración, reaccionó diciendo que en
Francia "se puede ser un inmigrante ilegal, incendiar una catedral, no ser
expulsado y luego reincidir asesinando a un sacerdote".
Darmanin la acusó inmediatamente de "crear una polémica
sin conocer los hechos", y explicó que el hombre no podía ser expulsado de
Francia mientras estuviera bajo control judicial.
El incendio de Nantes se produjo 15 meses después del
devastador incendio de 2019 en la catedral Notre-Dame de París, que planteó
preguntas sobre los riesgos de seguridad para otras iglesias históricas en toda
Francia.
Aunque los bomberos lograron contener el incendio de Nantes
tras solo dos horas y salvar la estructura principal, su famoso órgano, que
databa de 1621 y había sobrevivido a la revolución francesa y a los bombardeos
de la Segunda Guerra Mundial, quedó destruido.
También se perdieron objetos y pinturas de valor
incalculable, como una obra del artista del siglo XIX Jean-Hippolyte Flandrin.