Cientos de haitianos retornaban el lunes a México desde un extenso campamento de migrantes al otro lado de la frontera en Del Río, Texas, por temor a ser expulsados a su tierra natal, mientras autoridades estadounidenses organizaban vuelos de regreso a Haití.
El campamento debajo de un puente que cruza el río que divide la frontera es el último foco rojo para las autoridades estadounidenses que buscan detener el flujo de miles de migrantes que huyen de la violencia de las pandillas, la pobreza extrema y los desastres naturales en sus países de origen.
Los primeros vuelos de haitianos expulsados de ahí aterrizaron en Puerto Príncipe el domingo y al menos tres más estaban programados para aterrizar el lunes, según el sitio en internet de seguimiento de trayectos aéreos Flightaware.
La perspectiva de ser deportados movilizó a los residentes del campamento, algunos de los cuales atravesaron continentes durante meses para llegar a la frontera.
“No pueden enviarnos de regreso a Haití porque todo el mundo sabe cómo es Haití en este momento”, afirmó el migrante haitiano Wildly Jeanmary a última hora del domingo, vestido solo con calzoncillos y parado en el lado mexicano del río después de cruzarlo.