“El hombre más poderoso y rencoroso del gobierno de la Cuarta Transformación”. Así describe el periodista J. Jesús Lemus al fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero. A esa conclusión llegó tras la extensa investigación que hizo, recopilada en su más reciente libro El Fiscal Imperial (Harper Collins, 2022), cuya finalidad es dar a conocer más información ante la casi nula existencia de datos del hombre más poderoso de la justicia mexicana.
No es el único que lo ha tildado de “rencoroso” o “vengativo”. Personas que han sido cercanas a él, como el subprocurador Javier Coello Trejo o la que fuera su familia política, también le adjudican ese adjetivo. Y esa característica pareciera ser el común denominador en las persecuciones judiciales que, cada que ha tenido el poder de hacerlo, ha emprendido el ahora fiscal mexicano, de manera directa o indirecta. Hay por lo menos unos cinco casos que ejemplifican tales calificativos.
La venganza que llegó 79 años después
La más tardada de sus revanchas sería la persecución judicial en contra de Miguel Alemán Magnani, acusado de defraudación fiscal por 66 millones de pesos (más de USD 3 millones). En julio de 2021, la FGR giró órdenes de aprehensión en contra de él y de su padre, Miguel Alemán Velasco. Pero el juez solo procedió contra el nieto del expresidente que habría perseguido, 79 años antes, al padre y al abuelo de Alejandro Gertz Manero por supuesta relación con el gobierno nazi de Adolfo Hitler.
Cabe aclarar que eso no significa que Alemán Magnani no haya cometido ilícito alguno. Pero el hecho de que, como documenta en su texto Jesús Lemus, este haya sido el único caso de defraudación fiscal, entre otros 204 parecidos, que sí haya sido perseguido hasta el final, da la idea que más que el genuino impulso de procuración de justicia, el afán de Gertz Manero va más de una venganza personal. “Un claro ejemplo de que Alejandro Gertz nunca olvida los agravios”, considera el escritor.
El pez que por su boca murió
La detención de Genaro García Luna, quien fuera secretario de Seguridad Pública durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) y preso en EEUU desde diciembre de 2019, ha sido a todas luces más que justa. No solo se tienen pruebas de la corrupción en sus gestiones públicas en México sino que, desde el país vecino, se constató su relación profunda con los principales líderes del narcotráfico.
Sin embargo, tal como expone el periodista Jesús Lemus, el ánimo que mueve a Gertz Manero para ir tras García Luna parece venir más de un impulso personal que de la mera procuración de justicia. Y es que él no es el único exfuncionario que en la actual administración está acusado de corrupción. Pero sí es en el que se ha invertido más esfuerzo por probar sus delitos. Tan es así, reseña el investigador, que Gertz Manero hizo pactos de impunidad con los aquellos que trabajaron con García Luna (hasta con cierto grado de complicidad) a cambio de que le entregaran información valiosa en su contra, que a su vez compartía a EEUU. En su texto, Lemus enlista a esos personajes, muchos de ellos incluso recuperaron sus puestos públicos.
Lo denostó de nazi... perdió su puesto en la Suprema Corte
Una más de las revanchas personales de Gertz Manero concluyó en un hecho inédito: la renuncia de un ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) tras haber desempeñado el cargo solo tres de los 15 años para los que fue nombrado. El personaje en cuestión es Eduardo Medina Mora y su exilio lo firmó a principios de los 2000, cuando rechazaba que Gertz fuera parte del gabinete de Vicente Fox (2000-2006), al tacharlo de “nazi”, según reseña Jesús Lemus.
Apenas llegó Alejandro Gertz a la FGR, inició su cruzada con Medina Mora como objetivo, al poner en marcha una indagación en la que descubrió, según expone Lemus con información extraoficial, los supuestos nexos del que hasta 2019 fuera ministro de la Corte con el crimen organizado, para quienes habría encabezado una red de comunicación desde el interior de la extinta PGR. También se obtuvieron las pruebas en su contra por presunto lavado de dinero.
Pero, destapa el autor, Gertz y la 4T habrían acordado no crear ninguna carpeta en contra de Medina Mora a cambio de que él se retirara del servicio público:
Presentó su renuncia, sin mayor explicación, al presidente Andrés Manuel López Obrador el día 3 de octubre de 2019. Así se saldó el agravio. Así se rubricó la presunta venganza de Gertz Manero contra Medina Mora porque este osó buscar desacreditarlo durante su gestión como secretario de Seguridad Pública y comisionado de la PFP. (Extracto de El Fiscal Imperial)
528 días presa por un delito que no existe
A diferencia de los casos anteriores en los que sí hubo existencia de delitos por parte de los perseguidos por el fiscal, hay uno que recientemente conmocionó a la opinión pública por las evidentes irregularidades con las que fue ejecutado: el caso de Alejandra Cuevas, la mujer que pasó 528 días en la cárcel acusada por el propio Alejandro Gertz Manero de un delito que la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió que ni siquiera existe.
Alejandra es hija de Laura Morán, quien durante casi 50 años fue pareja sentimental de Federico Gertz Manero, hermano del actual fiscal. En septiembre de 2015, Federico falleció a causa del deterioro de su salud. El fiscal mexicano entonces demandó a su cuñada por homicidio por omisión de cuidados. Pero al tener en ese momento 89 años de edad, ella no podía ser detenida. Entonces Alejandro Gertz agregó a la denuncia a su hija, acusándola como garante accesoria de la salud de su hermano.
Las demandas en contra de ambas mujeres simplemente no procedieron en los años siguientes hasta 2020, una vez que Alejandro se convirtió en el hombre más poderoso de la justicia mexicana. Con 68 años de edad, Cuevas Morán fue detenida en octubre de ese año. Y sin importar la cantidad de irregularidades que su defensa demostró, la mujer salió libre hasta el 25 de marzo de 2022, cuando la Corte declaró inexistente el delito por el que fue encarcelada.
La diva que escapó escondida en la cajuela
De sus padres, apunta Lemus, Gertz Manero heredó su gusto cultural. Tan es así que su paso por la función pública no se ha limitado al terreno legal o de seguridad y justicia, sino que también en aquello correspondiente a las artes se hizo de poder. Ha escrito y producido obras teatrales. Aunque su mayor participación fue ser uno de los fundadores de la Asociación Nacional de Productores de Teatro (Protea).
Según cuenta J. Jesús Lemus, de ahí parte una de sus más escandalosas venganzas: el caso contra la legendaria actriz mexicana Silvia Pinal. Desde 1994, mientras ella presidía la asociación, él en calidad de socio, la había culpado del desvío de unos nueve millones de pesos. Pero fue hasta el año 2000, cuando fue el encargado de la justicia en la capital mexicana, que “cobró su venganza”.
En una serie autobiográfica de Televisa, la actriz habló sutilmente sobre ese episodio en su vida. Contó que al verse perseguida tuvo que salir de la Ciudad de México rumbo a Acapulco escondida en la cajuela de un coche. Posteriormente, relataba, se habría ido a exiliar a Miami, donde estuvo por unos 11 meses en el departamento de su hija Alejandra Guzmán.
Y en su reciente texto, Lemus ahonda en la que habría sido la verdadera razón por la que Gertz Manero se empecinó en perseguirla: en 1992, cuando la actriz fue nombrada presidenta de Protea, habría dejado fuera de cualquier cargo a Gertz Manero, que hasta ese momento controlaba las finanzas de la asociación fundada en 1970.