(SinEmbargo).- Bajo el tono de la sátira política, la crítica mordaz al Gobierno en turno que distingue en cine del director Luis Estrada está de vuelta a través de su filme ¡Que Viva México!, una ficción inspirada en este momento de polarización que atraviesa el país y en el que el cineasta invita al espectador a reflexionar.
“Creo que es como en las otras películas, el tema más acucioso, el tema más importante y sobre el que más tenemos que reflexionar, porque creo que como todos los temas en los que toqué en las otras películas nos vamos a acordar mucho de cuando empezó a ponerse complicado, pero a lo mejor no nos toca ver cuándo se resuelve; como en La ley de Herodes cuando hablaba de corrupción, en Un mundo maravilloso las desigualdades sociales, la violencia en El Infierno o la manipulación en la Dictadura perfecta. Es [la polarización] es el tema que creo que era importante abordar porque creo que estamos viendo un momento muy importante de la vida del país”, cuenta el director en entrevista con SinEmbargo.
Protagonizada por Damián Alcázar, Alfonso Herrera, Joaquín Cosío y Ana de la Reguera, la cinta relata la historia de una familia enfrentada por la codicia y la ambición cuando Pancho Reyes (Herrera), un próspero y “aspiracional” hombre de clase media, regresa a su pueblo natal a reencontrase con sus padres y hermanos después de 20 años motivado por la herencia que le dejó su abuelo. Al llegar se dará cuenta que no se desea compartir ni un peso con ellos, pues a él le esperan nuevos planes con su arribista esposa y encantadores hijos.
En “Prosperidad”, como se llama aquel abandonado pueblo, todos tienen ‘cola que les pisen’ y con la llegada de Pancho, aquel lugar se convertirá en un escenario que dejará ver lo peor de cada uno. Aunque eso sí, aquí no hay lugar para “buenos ni malos”.
Aunque el filme centra su atención en la polarización, también se ven reflejados otros como la corrupción, el machismo, la diferencias de clases sociales, por mencionar algunos.
Para Luis Estrada esta es su película más ambiciosa y que abarca muchos de los temas que rondaban en su cabeza, pero tenía claro que su filme fuera “un espejo de un momento, del tiempo que es éste que estamos viviendo”.
“Siempre me ha obsesionado mi país, que lo conozco, amo y odio casi con la misma intensidad dependiendo de los momentos y entonces quise hacer esta gran metáfora, este gran fresco, este gran mural donde estuviéramos retratados todos, incluyendo la clase política e incluyendo al Presidente de la República, que de alguna manera es quien invectiva este clima de intolerancia, de polarización, de ‘quien no está conmigo está contra de mí’ o ‘allá enfrente son nuestros enemigos y vamos a chingárnoslos’, entonces creo que era como importante también como una invitación a la reflexión, como invitación a de pronto pensar que no tiene que ser así, no tienen porqué dividirse las familias, los amigos, porque tenemos una ideas, una posición política o una ideología diferente, sino que podemos también establecer un clima de diálogo, de tolerancia, de inteligencias que creo que nos puede evitar como un choque de frentes como el que de alguna manera imagino que puede venir”, destaca.
Para la actriz Ana de la Reguera su personaje de Mari tampoco dista de esta realidad actual, una mujer aspiracionista y clasista que es parte justo de este clima de lucha entre “el pueblo” y los llamados “fifís”.
“Yo siento que en Mexico somos tremendamente clasista, pero también dentro de las mismas clases, hay semi-clases, dentro de la misma familia de Pancho hay clases, pero nosotros quisiéramos estar en otra clase social, estamos justamente llenos de aspiraciones hacia algo más importante a ser mejores, es a tener más dinero, sobre todo eso, porque ni siquiera es tener inteligencia o tener más oportunidades, es tener más cosas”.
El cineasta Luis Estrada ha invitado a través de su filmografía a los espectadores a emitir su propio juicio sobre los temas políticos y sociales que aborda a partir de la ficción y de la sátira y este filme no es la excepción.
“Creo que todas las películas en el fondo son sobre la esencia y la naturaleza humana, que se pueden hacer algunas con más ambiciones, algunas más superficiales, pero creo que todas hablan de nosotros porque también como en ¡Que Viva México! te identificas, también en otras películas encuentras otros rasgos que te hacen sentir empatía o antipatía por otros personajes. En esta en particular te vamos a hacer sentir más antipatía porque vamos a hablar de ti, te retrata y te refleja de una manera que a lo mejor no quieras ver”.
El actor Alfonso Herrara opina que esta característica familia protagonista es tan sólo un reflejo de esta gran sociedad mexicana:
“Yo creo que está película plantea un microcosmos muy interesante que es la familia, y cada miembro de la familia representa un sector de la sociedad. Nos vamos a ver todos muy identificados y utilizando también estos tres pilares: el Estado, el Clero y la familia, y esta guerra de todos contra todos. Luis se caracteriza por plantear radiografías muy certeras y ácidas de la coyuntura y el contexto en el que nos centramos y viva Mexico no es la excepción.
Bajo ninguna bandera política, el cine de Luis Estrada suma ya con este filme cinco historias que se han convertido en un reflejo donde exponen los mayores defectos político sociales de México. Daniel Alcazar, fiel compañero del cineasta en estos filmes, destaca la importancia porque este cine crítico se mantenga dentro de la diversidad que existe en la industria mexicana.
“Yo creo que el cine tiene que captar absolutamente todos los temas, y tiene que llegar a todo tipo de público, tiene que haber cine para específicamente todos los públicos, éste como el de comedia ligth , tiene que existir siempre porque es nuestra idiosincracia. Si es buen cine, si se está muy bien dialogado, si está muy bien escrito, vale la pena”.
¡Que Viva México!, que arribó a las salas de cine este jueves gracias a la distribución de Sony Pictures con 3 mil pantallas en todo México, bajo el sello distinguido del director de humor negro.
“Creo que ¡Que Viva México! propone y nos deja leer esto, hay un sentido crítico muy marcado, muy del estilo de Luis, pero al mismo tiempo son muchas historias, y es una familia muy grande llena de un entramado muy típico de Luis. Es este humor soterrado que aparentemente no está muy manifiesto. Los actores no estamos haciendo una comedia decaída ni de tropezones, estamos trabajándolo de manera totalmente real, natural, pero las circunstancias y los contextos pueden generar esta sonrisa medio amarga que le deja siempre al espectador una película de Luis. Es esta sonrisa petrificada en el rostro”, destaca Joaquín Cosío.