Científicos rastrean en la Península de Yucatán virus que desatarían nuevas pandemias

14 abril 2023
Noticias de Yucatán. 

Anochece en la selva de Yucatán, donde el veterinario Omar García extrae sangre y fluidos a un murciélago. Las muestras se analizarán para vigilar las zoonosis, enfermedades transmitidas de animales a humanos.

Todavía no se define el origen del covid-19 pero este proyecto franco-mexicano busca detectar esos virus en climas tropicales. Esto, ayudaría a contrarrestar nuevas pandemias.

El murciélago, en la mira de la comunidad científica mundial, permanece inmóvil, obediente, enseña sus afilados colmillos como sonriendo.

Científicos de distintos campos del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD) de Francia y de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) colaboran desde 2017 en este estudio. Lo realizan en un moderno laboratorio, bautizado El Dorado, en Mérida.

Conocer cómo los virus circulan entre los seres vivos

El objetivo específico es conocer cómo distintos virus que circulan entre animales, aves, roedores, excrementos o mosquitos pueden potencialmente terminar en los humanos, explica Audrey Arnal, del IRD.

«Esto es la zoonosis (…), entender cuáles podrían ser las consecuencias del contacto de los humanos con la fauna silvestre; entonces comprender cuál podría ser la próxima epidemia que pueda salir de la naturaleza», dice la experta en enfermedades infecciosas a la AFP.

Los científicos toman muestras de todo tipo de animales del rico ecosistema de esta selva tropical, donde han identificado 61 especies de mosquitos.

«Tenemos muchas preguntas» para «tratar de completar la historia del ciclo de transmisión» de los virus, explica María José Tolsá, bióloga de la UNAM. Añadió que tras una década investigando, finalmente siente que su esfuerzo es valorado.

«Ahora sí se identifica la importancia de nuestro trabajo, que una pandemia tiene consecuencias graves en la salud, la economía. ¿Cuánto vale una pandemia y cuánto vale la prevención?», reflexiona entre mugidos de ganado en una zona rural del municipio de Tzucacab.

Yucatán es una zona de alto riesgo

La investigación podría realizarse en cualquier zona selvática del mundo, pero se eligió Yucatán porque una acelerada deforestación la ha convertido en «una región muy emblemática en riesgos de emergencia de zoonosis», señala Benjamin Roche, del IRD y codirector de Eldorado.

La mayoría de las transmisiones ocurre en regiones intertropicales y se estima que entre 500,000 y 800,000 virus podrían afectar al ser humano, añade el especialista francés en ecología y biología evolutiva.

Los riesgos también aumentan con la ampliación de la frontera agrícola y el turismo, que multiplican los contactos entre animales y humanos, según los investigadores.

Además, miles de árboles han sido talados en la Península de Yucatán para construir el Tren Maya, de 1,554 km, que empezará a operar en diciembre. No obstante, el gobierno asegura que compensa esa pérdida con un programa de siembra de bosque y la creación de la segunda reserva de selva tropical más grande del mundo después de la Amazonía.

La clave es alcanzar un equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, matiza Arnal. «Tampoco podemos decir ‘vamos a hacer de la península un monte’. La población debe vivir, comer, desarrollar su economía».

La toma de muestras se hará a animales y pobladores

La investigación se realiza en 12 comunidades de los tres estados que conforman la península.

«En aves hemos encontrado especies que se han identificado como reservorio para el virus del oeste de Nilo o aves que son reservorios para influenza», explica Rosa Elena Sarmiento, del laboratorio de virología de la facultad de Veterinaria de la UNAM.

En diciembre pasado fueron sacrificadas casi dos millones de aves de granja afectadas por gripe, virus que los investigadores no lograron identificar.

El trabajo en campo inicia al amanecer colocando una decena de finas redes semejantes a las del voleibol en las que quedan atrapadas aves, mientras al anochecer caen murciélagos y hasta búhos.

Una vez en las trampas, se toman muestras de sangre, fluidos y de ectoparásitos (si los portan); los científicos identifican al animal, lo miden y consignan los datos. Antes de liberarlos, verifican que estén en buen estado.

Y después al laboratorio, donde el material es analizado.

«El ADN es un gran revelador (…), con la sangre del mosquito podemos determinar cuál especie o cuál es el animal que se comió», expone Arnal.

También se tomarán muestras de sangre a los pobladores para determinar si portan algún virus de origen animal.

El proyecto incluye además consultas a las comunidades para conocer sus problemáticas ambientales y sociales, e incentivar formas de convivencia con la naturaleza.

«No podemos llegar a imponer (…), tiene que haber un diálogo de saberes con las comunidades», explica Erika Marcé Santos, integrante de la oenegé Kalaankab y enlace con los pobladores.

El Dorado está conectado con laboratorios de África, el sur de Asia y de otros países de América Latina en el marco de la iniciativa Prezode (prevención de riesgos de emergencias y pandemias zoonóticas), lanzada por Francia en 2022 y que agrupa a 22 países y 200 organizaciones.

«Lo que buscamos en Yucatán es concebir una estrategia de prevención contra las zoonosis que pueda servir de ejemplo a todo el mundo», comenta Benjamin Roche.

Con información de AFP.

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