La noche del jueves 1 de julio de 2021, un hombre caminaba por una de las banquetas de la 16ª calle Poniente de la capital de Chiapas; de repente, se paró detrás de una camioneta, sacó un arma de fuego calibre .45 y disparó en cuatro ocasiones. En esa unidad estaban István Alejandro “N”, de 11 años de edad, y su mamá. De los cuatro impactos de bala, uno le pegó a István en la quinta vértebra. Ahora se mueve en una silla de ruedas.
De manera rápida, policías llegaron al lugar y aprehendieron al agresor, identificado como Raúl Hermenegildo “N”, quien al parecer estaba bajo los efectos del alcohol y alguna droga, y quien, además de la pistola, portaba 34 cartuchos útiles y dos cargadores abastecidos.
Antes de que la bala se alojara en su cuerpo, István Alejandro, originario de Tuxtla Gutiérrez, tenía un futuro muy prometedor en disciplinas deportivas como el taekwondo, pues a su corta edad ya era cinta negra, al igual que su padre y su abuelo. Una generación de campeones no sólo a nivel estatal, sino nacional.
Pero también era destacado en otras áreas como el patinaje y natación; además, al pequeño, quien en la actualidad cursa el segundo grado de secundaria, también le encantaba jugar futbol soccer.
Antes de la tragedia, István Alejandro, el tercero de cuatro hermanos, se caracterizaba por ser un niño inquieto, por ello la búsqueda de mantenerse ejercitado en diferentes rubros. Aunque también le gusta leer y tocar la guitarra.
A casi dos años de la tragedia, István Álvarez, padre de la víctima, exige que se le haga justicia a su hijo, pues este martes se celebrará la última etapa del proceso, donde se definirá si el imputado es culpable de haberle destruido la vida a István.
Confía en que todo se desarrolle de la manera correcta, “que no haya vicios en este juicio, y que éste sirva de ejemplo para que otros delincuentes lo piensen mejor antes de cometer un delito; por eso pedimos una sentencia ejemplar”.
István Álvarez también agradece el apoyo de la escuela hacia su hijo, debido a que le han brindado todas las facilidades para que no trunque sus estudios.
“Hasta hicieron adecuaciones en sus instalaciones, o le dio las facilidades de estudiar solamente tres o cuatro horas al día, y como estaba la pandemia, en un principio tomó sus clases, pero virtuales”.
Aunque debido a la lesión que tiene en la médula ósea, el diagnóstico médico es que posiblemente viva en una silla de ruedas por el resto de su vida; sin embargo, las esperanzas de que algún día vuelva a caminar son mayores que los miedos.
El pequeño recibe terapias de manera continua en el Centro de Rehabilitación e Inclusión Infantil (CRIT) y en el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) estatal; sin embargo, su papá está consciente que se necesita un milagro para que la movilidad regrese a sus extremidades inferiores.
István, cuenta el papá, aún no ha tomado consciencia de lo que en realidad ocurre, “pero sé también que es un niño, le cuesta engranar esa situación, y por eso prefiere jugar (videojuegos), ahí se ha refugiado”.
Pese a que no puede desarrollarse en plenitud en los deportes, en la actualidad István juega baloncesto, pero también se ha enfocado en el dibujo y, como dice su padre, “quiere ser ‘gammer’”.
Aunque su futuro pareciera estar envuelto en “claroscuros”, él mismo se ha puesto algunas metas, como el de estudiar Medicina Veterinaria, pues le encantan los animales.
Uno de los pasatiempos de István se enfoca en los videojuegos, sus amigos se han adaptado y cuando se reúnen se acoplan a lo que el menor puede hacer.
Otra situación que se complica es el gasto diario. El padre del pequeño señala que a la semana gastan entre 4 y 5 mil pesos e, incluso, un poco más porque le tienen que pagar a una persona que esté pendiente de él en la escuela, sobre todo para lo relativo a las necesidades fisiológicas, porque no puede controlar el esfínter.
“Tiene una sección medular muy amplia, a la altura de la T5, lo que le impide tener sensibilidad de esa altura hacia los pies… verlo así, es difícil para nosotros”.
De hecho, István Álvarez detalla más gastos que hacen al día, como en pañales especiales, medicamentos y otras cosas que el menor requiere, pues carece de seguridad social u otro servicio médico público. “Todos estos gastos serán de por vida”.
A esto se le suma, recuerda, que también está la manutención de sus otros tres hijos, quienes también requieren de escuela, calzado, alimentos y lo que se requiera.
Para él, a la sociedad le falta mucha cultura sobre las personas con discapacidad, en tanto que al gobierno más compromiso para adecuar mayores espacios para ese sector vulnerable.
Cuenta que, a partir de que su hijo está en una silla de ruedas, vivir en Tuxtla Gutiérrez se torna muy complicado. “En la Ciudad de México, por ejemplo, todas sus calles están adaptadas para gente con discapacidad, para personas de visión nula, pero aquí (Chiapas), caminan como pueden”.
Él mismo –acepta—ha tenido “diferencias” con gente que, a pesar de no sufrir con una discapacidad, ocupa espacios para este sector e incluso se molestan si les dejan ver que hacer eso es incorrecto.
En entrevista, Sergio Gerardo Peña, asesor jurídico de István Alejandro “N”, recuerda que se desahogaron varias etapas del juicio, la última el año pasado en donde se presentaron las pruebas idóneas para acreditar los hechos.
“Consideramos que, con todos los indicios que tenemos, en esta audiencia de juicio oral, creemos que alcanzaremos que esta persona de alta peligrosidad cumpla una sentencia, porque esa bala sentenció a un muchacho a vivir la cárcel de una silla de ruedas; porque un reo, como Hermenegildo, puede deambular, puede defecar, orinar bien, hacer las cosas solo, y el jovencito no”, compara.
De hecho, refiere que un sujeto así no puede quedar en libertad, pues ese 1 de julio de 2021 lo más seguro es que planeaba dispararles a más pobladores por la cantidad de cartuchos que poseía.
De acuerdo con el abogado, hasta el momento la Fiscalía General del Estado (FGE) ha integrado de forma adecuada la carpeta de investigación, mientras que el presunto agresor continúa en el Centro Estatal de Reinserción Social para Sentenciados (CERSS) número 14, con sede en el municipio de Cintalapa, Chiapas.
Luego de que el agresor fuera detenido, comenzaron a surgir varias hipótesis sobre su historial. De hecho, en ese momento, él mismo se ostentó como agente de la Policía Federal.
De acuerdo con las investigaciones que hicieron la propia familia y su asesor legal, se descubrió que esa versión era falsa; además, también desmintieron que él sea abogado, y para ello echaron mano del Registro General de Profesiones de la Secretaría de Educación Pública.
“Me parece que ese señor es licenciado en Administración de Empresas Turísticas, peo él también manifestó que necesitaba un traductor indígena porque según él no hablaba español; pero aquí lo que vemos es a un tipo versado en hechos ilícitos”, argumenta.
Según los declarantes, Hermenegildo formó parte de la Secretaría de Economía de Chiapas, momento que aprovechó para ofrecerles créditos a comerciantes del centro de Tuxtla, pero sólo los timó. Al respecto, Sergio Peña refiere que ese personaje se quedó con el recurso que les tocaría a esos comerciantes; “es una ‘ficha’, por eso no debe de salir, se le tiene que aplicar la sentencia máxima”.
István Álvarez reitera que esa tragedia le cambió la vida a toda su familia, principalmente a István. A pesar de que la FGE, de alguna manera, le ha dado acompañamiento psicológico al adolescente (en la actualidad de 13 años), el papá afirma que se les debería brindar seguridad ante cualquier posible amenaza.
Asimismo, asevera que las autoridades no han cumplido con lo ordenado por el propio gobernador Rutilio Escandón Cadenas, como instalar un elevador en la casa de la víctima, dotarles de una silla de ruedas especial, entre otras cuestiones para que cuente con las comodidades suficientes para su rehabilitación.
“Luego me dejaron de contestar el teléfono (en referencia a las autoridades), y no se vale porque lo que le pasó a mi hijo se debió a esa falta de seguridad en el estado”.