La producción de limón en Michoacán está en constante amenaza. La inseguridad provoca la migración de las empacadoras y la falta de mano de obra, mientras que la escasez de agua se apunta como el mayor problema.
Durante los últimos 12 años, la producción de limón en Michoacán prácticamente se ha duplicado al pasar de 432 mil toneladas, en el año 2020, a casi 857 mil en 2022, de acuerdo con el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) del gobierno federal.
El escenario para el cierre de 2023 es de un mayor crecimiento, según cálculos de Bernardo Bravo Manríquez, presidente del Comité Nacional del Sistema Producto Limón.
Sin embargo, este incremento es limitado por las extorsiones que los grupos delincuenciales realizan a empacadores y productores, que oscilan entre 50 centavos y dos pesos por kilo de limón.
Para eludir las extorsiones, las empresas han tenido que moverse en los alrededores del Valle de Apatzingán (integrado por los municipios de Buenavista Tomatlán, Tepalcatepec, Aguililla, Múgica, Parácuaro, La Huacana, Zitácuaro, Gabriel Zamora y Nuevo Urecho).
“Las extorsiones no han parado y a veces no hay más alternativa que pagar la cuota que exigen los delincuentes, pero en el Valle de Apatzingán hay lugares donde por alguna razón que desconozco no existen”, afirmó Bravo Manríquez.
“Así es que los empresarios del limón acaban cerrando una empacadora en la región donde se les extorsiona para abrirla en la región donde no lo hacen. Por ejemplo, en todo el municipio de Parácuaro y en algunas comunidades de Apatzingán no hay extorsiones”, añadió.
El empresario advierte que miles de personas han tenido que huir de la región de Tierra Caliente por la violencia de los grupos delictivos, dejando los campos sin mano de obra suficiente.
“Trabajo tenemos, pero necesitamos recuperar la paz, que autoridad y sociedad hagamos lo que nos toca. Nosotros planeamos fomentar estancias infantiles, recuperar a los niños de las comunidades con mayor marginación, a los niños en condición de calle. Y como ciudadanía esperamos que la autoridad detenga a los principales generadores de violencia (…) mientras no lo hagan, la única salida seguirá siendo el pago de las extorsiones”, explica.
Sin embargo, para el dirigente empresarial el mayor problema es la falta de agua.
“Con todo y las extorsiones, la producción no se ha detenido, pero si falta agua todo se acaba. El problema de la escasez empezó hace dos años, pero la federación no ha hecho nada por ayudarnos. No hay recursos, ni la implementación de regulaciones para el uso eficiente de las presas y de los pozos”, agrega.
Bravo Manríquez asegura que en 2023 las presas no llegaron al 50% de su capacidad de almacenamiento, aunque llovió lo suficiente para que los árboles subsistan unos meses más.
Sin embargo, si en 2024 se mantiene la escasez de agua, las cosechas no serán de calidad y aumentarán las plagas en los árboles.