Hannah Jacobs, una niña de 13 años, perdió la vida el pasado fin de semana después de consumir un chocolate con leche caliente en una cafetería en Londres.
Hannah y su madre decidieron hacer una parada en una cafetería donde ordenaron una bebida caliente, un chocolate con leche, asegurándose de que se preparara con leche de soya, dado que Hannah padecía una severa alergia a los lácteos.
Sin embargo, tras dar un primer sorbo a la bebida, Hannah notó algo inusual. Inmediatamente, alertó a su madre de que la bebida no había sido preparada con leche de soya, sino con leche común. Este detalle, aparentemente pequeño, resultó mortal para la joven.
El pánico se apoderaron de la madre de Hannah al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo. A pesar de haber dado claras instrucciones al barista sobre la necesidad de evitar productos lácteos, ante la gravedad del error la madre decidió llevarla rápidamente a una farmacia cercana en un intento desesperado por administrar un medicamento de emergencia.
Al lugar llegaron paramédicos e hicieron todo lo posible por salvar a la menor, sin embargo, Hannah falleció antes de poder recibir tratamiento adicional en un hospital. La causa oficial de la muerte, confirmada por los médicos, fue una reacción anafiláctica, una respuesta alérgica extrema que desencadena un colapso del sistema inmunológico, con consecuencias fatales si no se trata de inmediato.