Sus techos se han derrumbado, pero la fama que le dio la producción henequenera en su tiempo y la versión popular de que aquí ocurren situaciones paranormales permanecen intactas. Es la hacienda de Cholul, o ex hacienda de Cancabchén de Casares de Sitpach.
Es una de las antiguas construcciones con más leyendas tejidas a su alrededor, el casco que ha sido visitado por vándalos, por realizadores de documentales y hasta por representantes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), forma parte de las edificaciones históricas de la entidad, posiblemente construida luego de la conquista española.
Los restos de la que fuera una rica hacienda dedicada a la manufactura del henequén se asoman imponente entre los matorrales, justamente a unos metros de la entrada a la comisaria de Sitpach.
La construcción de la carretera dividió en dos, el terreno de varias hectáreas, por lo que aun lado se pueden ver los restos de la que pudo haber sido una iglesia y enfrente la casona principal, con sus escalinatas y amplios balcones.
En el camino encontramos a Eduardo Dzul, quien a ratos admite parte de las leyendas que rodean a la construcción en ruinas y a ratos se muestra escéptico.
Su padre, dice fue peón en el esplendor de la hacienda y él relataba casi todas las leyendas que se han ido forjando con los años, desde la versión que en los tiempos feudales, el amo explotaba a sus trabajadores, los humillaba y daba castigos sin razón.
Hasta las versiones no comprobadas que sobre la hacienda cayó una maldición que hizo alejar a toda la gente que una vez vivió en sus alrededores y a los dueños.
Todavía en la comunidad hay personas que recuerdan la historia que narra la tragedia de una pareja que estaba por casarse, pero la joven prometida en la víspera de su boda fue mancillada por uno de los capataces de la hacienda, esta afrenta fue cobrada por el novio con la vida del capataz, pero luego no resistió la culpa, suicidándose; los padres del muchacho, se dice, eran practicantes de la hechicería y al ver a su joven hijo muerto lanzaron una maldición contra la hacienda, sus moradores y todo aquel que osara ingresar o vivir en la casona.
Otros mitos hacen referencia de un patrón que había entregado su alma al demonio a cambio de riquezas y bonanza y en hechos más recientes, indican que un grupo de practicantes de ocultismo y rituales sobrenaturales habían tomado a la finca como su punto de encuentro y acción.
Por estos últimos sucesos, admite Eduardo Dzul, que hubo vigilancia policíaca, pero una vez que esas personas se dispersaron y dejaron de ingresar a la hacienda abandonada, se acabaron los comentarios en el pueblo.
Lo cierto es que durante el breve recorrido por las inmediaciones de la ex hacienda pude sentir un ambiente pesado y el temor que una alimaña pueda salir de entre los matorrales y atacar. Posiblemente a ello se deba que los habitantes de Sitpach prefieren pasar de largo, en señal de respeto especialmente si la noche ha caído ya.
Información de La Verdad