Noticias de Yucatán.
A nueve kilómetros de la zona cero de la tragedia por el colapso de la Línea 12 la noche del 3 de mayo, hay otros afectados colaterales que se suman a los miles de usuarios que se quedaron sin metro, como Ignacio, César y Rogelio, cuyos negocios -ubicados en las inmediaciones de la estación Tláhuac- están a punto de quebrar porque desde hace casi un mes las personas y potenciales clientes ya no caminan por la zona, ya sea porque encontraron otras formas para trasladarse (incluido el uso de mototaxis) o porque el servicio emergente de camiones que cubren la ruta Mixcoac-Tláhuac obliga a los usuarios a entrar hasta el paradero de esta estación.
Son comerciantes y tienen sus locales de donas y tacos a unos metros del Metro Tláhuac, sobre la avenida que lleva el mismo nombre, justo ahí donde están las escaleras que conducían directamente a los torniquetes del metro, y que desde el accidente que cobró la vida de 26 personas y dejó a más de 80 heridos hacen todo lo posible por resistir para no bajar la cortina indefinidamente. Ya no hay clientes.
“Para empezar con lo de la pandemia se tranquilizó mucho (la venta), después del accidente se acabó todo. Teníamos un modo de sobrevivir, con deudas y todo -como todo mexicano- pero era sustentable (sic), veníamos trabajando bien, podíamos pagar las deudas, pero ahorita no hay para dónde”, comparte Ignacio González, vendedor de donas en las inmediaciones del Centro de Transferencia Modal (Cetram) Tláhuac.
Cuenta que lleva ocho años con su negocio, lo abrió poco después de que inauguraran la Línea 12, pero la peor época la ha vivido en el último año.
¿Del total que vendía antes del accidente, ahorita en qué porcentaje han bajando sus ventas?, le pregunto.
“Hasta en un 80%”, dice sin el menor titubeo.
“Si tenemos un 20% (de venta) ya es demasiado”, subraya.
Afortunadamente la persona que le arrenda el local ha sido comprensible y le dijo que le reduciría la renta del espacio en tanto mejora la situación, sin embargo, el hombre no cree que eso vaya a pasar en breve.
“Abrimos toda la semana, lo que nos queda es ampliar el horario (…) ahorita estamos abriendo de las 06:00 horas y hasta la medianoche, a ver si en el último camión agarramos clientes”, comentó Ignacio.
“Abriendo el Metro esto se normaliza (…) lo que le pediríamos (al Gobierno de la Ciudad de México) es un apoyo para sobrevivir, no somos uno o dos, somos un buen de comercios. Hay muchos que desde la primera semana cerraron”.
Durante un recorrido por la zona, Animal Político confirmó -en un cuadra- al menos el cierre de cinco locales sobre avenida Tláhuac entre los que había dos lugares de comida (tacos y tortas), una farmacia y un local de aguas frescas y paletas congeladas.
“No les estamos pidiendo (al gobierno) regalado porque al fin y al cabo se pagan esos préstamos, pero sí estaría bien que nos ayudaran. Que hubiera un apoyo, una pagina, alguien a quien pudiéramos acercarnos”, pide el hombre.
Esperemos que con el Metrobús mejore
César Castillo es de los primeros comerciantes que abrieron sus negocios cuando se inauguró la Línea 12. El mejor lugar para hacerlo era justo en avenida Tláhuac, frente de la estación terminal de la línea dorada porque desde antes se había anunciado que el paradero Tláhuac sería libre de comercio. Lo que se buscaba era evitar que este espacio fuera como Indios Verdes o Tacubaya en donde se ha desbordado el comercio formal e informal. Apenas dos meses después de la apertura de la línea 12 el 30 de octubre de 2012, él abrió su local de tacos.
“El Metro le trajo mucha dignidad aquí a Tláhuac, muchas personas se animaron a conseguir trabajos por Mixcoac o por lados más lejanos donde literal se hacían 45 minutos para llegar, y ahorita muchos de esos clientes me comentan que ya no pueden ir porque no le salen los tiempos, porque gastan más y el desgaste es mayor”, comparte.
Pero no solo sus clientes la están pasando mal. Al paso de los años César ha visto cómo su negocio se ha ido deteriorando poco a poco.
Al principio tenía tres empleados y no paraba de vender. Trabajaba de lunes a sábado y el alguna ocasión también en domingo, pero rápidamente los problemas con la línea dorada comenzaron y con ello los de su negocio.
Primero fue el cierre del viaducto elevado por 20 meses -entre 2014 y 2015- porque había desgaste ondulatorio en las vías y representaba un riesgo para los usuarios. Las ventas en la taquería de César se fueron para abajo.
En 2017, tras el sismo del 19 de septiembre, también se tuvo que cerrar el viaducto elevado, y aunque apenas fueron algunos meses, sí se resintió en las ventas de César.
Ahora, con el colapso de una trabe en las inmediaciones de la estación Olivos de la Línea 12, el hombre hace malabares para evitar cerrar permanentemente su negocio.
“Bajó el 75% (las ventas) estamos trabajando al mínimo (…) yo abría de lunes a sábado, pero ahora solo abro de lunes a viernes”, explica César.
Generalmente abre su negocio al mediodía. Ya son las 14:00 horas y la cortina sigue abajo. Me dice: “A ver si abro como a las 15:00 horas”.
Transitar por Avenida Tláhuac es enfrentarse a un permanente ir y venir de gente en todas direcciones, sin embargo, a la altura de la estación Tláhuac la realidad es otra.
Salvo algunos policías de tránsito de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SCC) y algunas personas que esperan camiones rumbo al centro de Tláhuac y Chalco, no hay mayor movimiento.
“Desgraciadamente el que siempre sale afectado es el pequeño comerciante, el obrero, la gente común, la gente de la clase trabajadora como nosotros”, lamenta.
“En el mejor de los momentos tenía tres trabajadores, pero ahorita nada más uno y yo (…) vamos a aguantar, no hay de otra, la verdad es que el Gobierno (de la Ciudad de México) no nos da muchas opciones”.
Frente a su local observa pasar, casi sin parar, los camiones que dispuso la Secretaría de Movilidad (Semovi) para brindar servicio emergente de Mixcoac a Tláhuac, pero ninguno de ellos baja a los usuarios frente al Cetram, ahí donde está su negocio y desde donde es posible subir las escaleras para ingresar al paradero. Por el contrario, los camiones siguen de largo y dan una vuelta -que puede llegar a tomar hasta 15 minutos- para poder entrar al paradero y bajar a los pasajeros.
Si permitieran que los pasajeros descendieran sobre avenida Tláhuac, estima, no solo ellos ganarían tiempo en sus viajes, sino que él tendría mayor oportunidad de que vieran su negocio y consumieran en él.
“Ahorita está el patrón aguantando la situación, pero esperemos que con el Metrobús mejore esto porque ya hay negocios que cerraron”, dice por separado Rogelio Ávila.
Hace siete meses que trabaja en las Carnitas el Dorado. Él atiende, pero este lunes -como hace ya un par de semanas- no tiene ningún cliente.
Está ahí parado detrás del mostrador -con su mandil y cubrebocas- esperando que alguien se acerque.
“Se cayó casi en un 80% la venta. Ya no hay gente, no pasa ninguna persona, está todo vacío como si fuera domingo”, lamenta.
De acuerdo con el secretario de Movilidad de la Ciudad de México, Andrés Lajous, a partir de este miércoles 26 de mayo operará el Metrobús de Tláhuac a Atlalilco y de regreso y aunque aún serán consideradas pruebas, ya se permitirá el ascenso y descenso de usuarios
“Hemos estado ahorita haciendo pruebas preoperativas con autobuses de Metrobús, pero en el miércoles ya podrá haber ascenso de usuarios; los cual nos permitirá seguir ajustando toda la operación a lo largo de esta semana para hacer las modificaciones necesarias para hacer el servicio más eficiente, todavía será periodo de pruebas, pero ya es un periodo de pruebas con personas”, detalló el funcionario en conferencia de prensa.
En las estaciones Atlalilco y Tláhuac, observó Animal Político, ya se balizó la zona y se instalaron estructuras para el ascenso y descenso de usuarios.