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Con el crecimiento paulatino de las operaciones en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, a un año de su puesta en marcha, el rostro de diversas comunidades que lo rodean también sufrió cambios en infraestructura urbana, económicos, sociales, entre otros.
Para los pobladores, algunas transformaciones son más notorias que otras, como el que vivieron al menos nueve familias de Santa María Tonanitla, municipio ubicado a menos de 10 kilómetros de la nueva terminal aérea, quienes vieron el cambio de un entorno de campo, por una vialidad de tres carriles por sentido, con puentes, pasos a desnivel y carriles laterales que conecta el nuevo aeropuerto con Ecatepec, Estado de México.
Para ello, tuvieron que vivir un un litigio con el gobierno federal por el pago de sus viviendas y aunque consideran que lo ofrecido no era suficiente, al final, tuvieron que ver como diversas retroexcavadoras demolían sus años de esfuerzo para edificar su casa.
El urbanista Federico Taboada, considera que una obra como el AIFA siempre va a acompañada por beneficios en distintas ramas para los pobladores, en materia de empleo, servicios urbanos, transporte, movilidad, aunque ello no sea de manera inmediata.
“Es verdad que hay algunas comunidades que se han visto afectadas, pero pues la idea, es que haya un aeropuerto que tenga la suficiente conectividad y colateralmente ayudar a las comunidades a que se transporten más ágil y que haya más desarrollo en una zona donde históricamente había sido muy abandonada”, explicó en entrevista.
Cambio de paisaje rural a urbano
La colonia Verde Valle, en Santa María Tonanitla, sufrió uno de los cambios más importantes en su panorama, pues hasta antes de la construcción del aeropuerto, había tierras de cultivo y las familias que ahí habitaban se dedicaban a siembra de maíz, así como a la producción de leche, huevo y otras actividades agrícolas.
La casa de dos pisos que Esmeralda y su familia terminaron de construir en 2019 – cuya historia contamos en Expansión Política – quedó reducida a una “telaraña” de varilla de acero de aproximadamente dos metros de altura que yace entre una vialidad de tres carriles por sentido y la nueva vivienda de un nivel que alcanzó a construir con parte de lo ofertado por el gobierno como indemnización.
“En un ratito tiraron el trabajo de muchos años para abrir el nuevo camino, fue algo triste y ahorita estamos comenzando de nuevo; al último ya tuvimos que ceder, fue mucha presión ya teníamos el montón de máquinas esperando y, 'por las buenas', mejor me salí”, relató Esmeralda.
La vecina del AIFA explicó que por la indemnización, no alcanzó a comprar otro terreno y edificar en la zona cercana, pues los precios por metro cuadrado se elevaron significativamente y optó por levantar una casa más pequeña en parte de lo que quedó se su terreno que no fue adquirido por el gobierno.
“Fueron tres meses de construcción y no la terminé, es un pedacito donde estamos porque anteriormente era bastante grande, ahora en una sola recámara tengo a todos mis hijos y si ha sido un caos”, señaló.
A pesar del trago amargo, Esmeralda, asegura que la vialidad sí dejará un beneficio para los pobladores de Tonanitla, pues reducirá de 40 minutos a 10 el trayecto hacia Ecatepec y en menos de la mitad del tiempo que anteriormente se hacía desde y hacia Indios Verdes.
La casa de Tomasa Martínez también fue destruida para dar dar pie a los carriles laterales del Viaducto Tonanitla, de aquel terreno, sólo quedó el árbol de pirúl que se encontraba a la mitad de su patio.
Casa-Señora-Tomasa-Tonanitla
Donde antes estaba la vivienda de la señora Tomasa, fue construida la lateral de la carretera libre Ecatepec - Tonanitla. De lo que era su patio, solo quedó el árbol. (David Santiago)
El flujo económico se fue con el fin de las obras
Con el inicio de las operaciones del Aeropuerto Internacional Felípe Ángeles, se declaró el cierre de las puertas que conectaban la zona de obras con poblaciones cercanas como: San Lucas Xolox y Los Reyes Acozac.
Tal es el caso de la llamada “Puerta 9”, que históricamente sirvió de acceso a personal de la Secretaría de la Defensa Nacional hacia la base aérea de Santa Lucía y, posteriormente, a miles de trabajadores de la construcción.
La medida aisló definitivamente a dichas poblaciones y “asfixió” el flujo económico a la comunidad. Hoy, la avenida Santa Lucía en la colonia Michapa, luce vacía y solo sobreviven un par de fondas, misceláneas y una papelería.
Terrenos y locales que alojaban puestos de comida, venta de teléfonos celulares, ropa, espacios de estacionamiento de automóviles y motocicletas se encuentran cerrados y en en visible abandono.
Ahora, se pueden apreciar letreros de “se renta cuarto” en varias partes de las colonias cercanas al AIFA cuando anteriormente eran espacios de alta ocupación y demanda por trabajadores foráneos.
Alberto López, habitante de dicha colonia, explica que durante el tiempo de la construcción del aeropuerto, la población vivió su mayor bonanza por la oferta de comida, productos y servicios.
“Es una pequeña colonia, pero que se solventa de muchas rentas de cuartos, para los militares que llegaban y se iban, con el proyecto del AIFA se abrieron muchísimos más locales y el flujo económico fue eso porque aquí vivían, el proyecto llegó a alojar en su punto más alto hasta 30,000 trabajadores; sí fue bueno en ese aspecto”, refiere.
Alberto apuntó que durante el tiempo de construcción del AIFA, hubo personas que supieron aprovechar la situación para crear nuevos negocios y otros habitantes buscaron colocarse laboralmente tanto en la obra, como en los comercios que ya ofrecen servicio a los pasajeros en la terminal.
“El aeropuerto ya está dando los trabajos permanentes, anteriormente todos teníamos que viajar a Hidalgo o a la Ciudad de México, porque Tecámac nunca ha producido nada. Yo soy arquitecto, y trabajé en la obra, para mí y mi esposa, el AIFA fue benéfico; ahora, ya nos está dando un lugar de trabajo, sin necesidad de movernos tan lejos”, explicó.
Dijo que en materia de infraestructura para la comunidad, el proyecto dejó servicios como iluminación, una mejoría de las vialidades primarias, aunque no así de las secundarias, las cuales lucen descuidadas, con baches y falta de iluminación.
En cuanto a seguridad, el vecino de Tonanitla, aseguró que por el mayor flujo de personas durante el periodo de construcción del AIFA, aumentaron los delitos como robo a transeúnte y en transporte público con y sin violencia, hecho que lo confirma el Atlas de Seguridad del Estado de México publicado en 2022.
El documento refiere que si bien el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad reportó una disminución de delitos, existe una tasa muy alta de delitos no reportados ante las autoridades.
“Se dice que la incidencia delictiva ha disminuido, pero la realidad que se vive muestra lo contrario, ya que día con día la ciudadanía es víctima de diversos delitos, principalmente de afectación económica. Estos ilícitos se han visto incrementados en diversos municipios del Estado de México desde que se anunciara la construcción del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles en Zumpango”, se lee en el documento.
Resultados a mediano y largo plazo
Inocencio Hernández, poblador del centro de Los Reyes Acozac, coincidió con Alberto en que la construcción del AIFA solo trajo beneficio temporal, para algunas zonas, pero la puesta en operación de la terminal aérea, poco ha beneficiado a la comunidad.
Dijo que el mantenimiento de las vialidades, iluminación y servicios urbanos solo se destinó a las partes más visibles del pueblo, pero las colonias más alejadas, aún sufren abandono.
“Solo se dedicaron a arreglar la parte del aeropuerto, sabemos que el AIFA va a traer mucha gente, empresas, bodegas, gente, trabajadores que querrán vivir cerca de sus fuentes de empleo, pero mientras no crezca el aeropuerto, los pueblos colindantes tampoco lo vamos a hacer, por eso ahorita no se nota una mejoría.” expresó.
De acuerdo con el programa operativo para la zona norte del Valle de México , presentado por la Sedatu, hacia 2052 se estima la llegada de un millón de habitantes adicionales a los municipios de Nextlalpan, Tecámac, Zumpango, Jaltenco, Tonanitla y Tizayuca, 600,000 serán por influencia directa del AIFA y se estarían generando hasta 80,000 nuevos empleos.
En este contexto, Federico Taboada, especialista en urbanismo y movilidad, explicó a Expansión Política, que el impacto económico, social y de infraestructura hacia las comunidades colindantes del AIFA no se verá reflejado de manera inmediata.
Calificó como una ventaja que la nueva terminal aérea se haya instalado en esta zona del Valle de México, es que hay suficiente terreno en los alrededores para planear un potencial crecimiento urbano.
“Un aeropuerto nunca viene solo, siempre va a venir acompañado de infraestructura, hoy que tenemos suelo y que hay posibilidades de hacer la planeación podemos bien hacer esos ejercicios para que no sea un caos, todo esto que viene con las empresas, la vivienda, los servicios, los equipamientos públicos, pueden ser perfectamente planeados”
Remarcó que con la generación de empleos, cuando el AIFA esté en su punto más alto de operaciones, se reducirá la movilidad de miles de personas hacia la Ciudad de México, el Tren Suburbano alimentará las necesidades de transporte masivo y rápido para quienes requieran llegar.
A un año de operaciones del AIFA, existen otras modificaciones en el entorno urbano, ejemplo de ello es una mejora de vialidades que conectan la Ciudad de México y el estado de Hidalgo con la terminal aérea a través de la autopista México-Pachuca y el Circuito Exterior Mexiquense
En municipios como Ojo de Agua y Tecámac, la infraestructura y ordenamiento vial sobre la carretera federal México-Pachuca la trajo la entrada de una nueva línea del Mexibús que llega directamente al AIFA, lo que se refleja en un mejoramiento en la movilidad.
David Santiago / Vía Expansión