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Candida auris (C. auris) es un tipo de levadura que puede causar infecciones graves que son difíciles de tratar con medicamentos antimicóticos convencionales y más de 1 de cada 3 pacientes mueren dentro del mes tras haber sido diagnosticados, según los CDC. Es un hongo que parece salido de una película apocalíptica, lo preocupante es que en Estados Unidos los casos aumentaron año con año. ¿Podría provocar una epidemia mortal en todo el mundo?
Los incidentes reportados desde 2016 incrementaron cada año, de 53 en 2016 a 1,471 en 2021, con base en los datos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, (CDC, por sus siglas en inglés). Sandra Castro Santiuste, doctora en ciencias biológicas especializada en micología y macrohongos de la UNAM, aseguró, en entrevista con El Heraldo Digital, que es un organismo cuya existencia no es nueva, pero hasta el momento las instituciones de salubridad reportan que sólo se podría contraer en hospitales o residencias de persona de la tercera edad con el sistema inmune muy deprimido.
Una situación alarmante, pero no de riesgo por el momento
“El rápido aumento y la propagación geográfica resultan preocupantes y enfatizan la necesidad de vigilancia continua, capacidad de laboratorio ampliada, pruebas de diagnóstico más rápidas y cumplimiento de la prevención y el control de infecciones comprobadas”, mencionó recientemente la epidemióloga de los CDC, la Dra. Meghan Lyman, en un estudio publicado en la revista Annals of Internal Medicine.
Esto ha hecho que los CDC califiquen a Candida auris como una "amenaza urgente", sin embargo, aún no está claro cómo es que su transmisión subió y cómo mantienen una fortaleza a los medicamentos actuales. Santiuste expuso que esta es una cuestión interesante: “lo que sorprende mucho es que a pesar de su temprana identificación es resistente a muchos antifúngicos o antimicóticos que se utilizan de forma recurrente en los hospitales, esa es la cuestión”.
La experta comentó que eso, aunado a que tiene un factor de virulencia, capaz de ser patógeno y burlar el sistema inmune, hace que sea alarmante, “al escuchar esto dices: ‘Dios mío, ¿qué vamos a hacer?’, pero no nos enfermará a todos como en el caso de Covid- 19… Pero sí es un riesgo para personas que tienen un sistema inmune muy debilitado y con enfermedades crónicas que están hospitalizadas”.
¿Hay posibilidades de una pandemia?
De acuerdo con el portal MedlinePlus, de la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, puede propagarse entre personas o a través del contacto con objetos y equipo. Los pacientes pueden estar colonizados con la infección y diseminarla a objetos como mesitas de noche y pasamanos.
Una situación similar a la del Covid-19, pero con C. auris es prácticamente imposible. Foto: Cuartoscuro.
Además, los proveedores de atención médica, familiares y visitantes que tienen contacto con un infectado pueden contagiarla a otros. Las personas con sondas respiratorias, alimentación o catéteres tienen un mayor riesgo de infección. Para que una persona se vea gravemente afectada por este hongo se tienen que cumplir ciertas características que difícilmente se dan, lo que imposibilita que pudiera haber una epidemia.
“Debe haber un sistema inmune muy debilitado y pasar un tiempo considerable en un hospital… Si alguien va por una lesión de apéndice, las probabilidades de que adquiera Candida auris son muy bajas.. Algunos familiares que están con pacientes en el hospital la han contraído, pero como no tienen un sistema inmune debilitado no pasa nada, no se enferman”, precisó.
Explicó que todos los humanos vivimos con cándidas, ya sea en la piel, las mucosas o los genitales, pero son importantes para mantener el equilibrio de otros microorganismos en nuestro cuerpo, pueden ser patógenas y causar problemas de salud, como ya se especificó, especialmente en personas con sistemas inmunológicos comprometidos.
¿Cuándo se detectó por primera vez a la especie C. auris?
En un Aviso Epidemiológico emitido en 2021 por las autoridades mexicanas se detalla que la especie C. auris fue aislada por primera vez en el canal auditivo de un paciente japonés en el 2009, ese mismo año fue identificada en 15 pacientes con otitis crónica en Corea del Sur. Posterior a estos reportes iniciales, se identificó en diversas en los cinco continentes. En la región de las Américas, el primer brote se identificó en Venezuela en el 2012, seguido de Colombia y los Estados Unidos en 2013.
“Eso no implica que esa especie haya aparecido en el 2009… Es muy probable que ya haya estado en el ambiente desde hace mucho tiempo… Además, no solamente es que se encuentre únicamente en los hospitales, se puede hallar en otros ambientes, pero su forma patógena es la que se ha observado en las unidades de salud”, aclaró la experta.
Sí hay riesgos para las poblaciones vulnerables
Aunque la situación ha sido tratada con alarmismos en redes sociales y medios de comunicación, no todo es tan grave. Eso no quiere decir que no exista un peligro. “Quienes lo adquieren, y tienen agravantes, sus probabilidades de sobrevivencia bajan, por el asunto de los medicamentos. Más bien ahí está el riesgo… Si llegan 20 o 30 a terapia intensiva, pues el riesgo de contagio sí es mayor.
Hay personas con ciertas condiciones que sí deben estar bajo vigilancia. Foto: Cuartoscuro.
Otros factores de riesgo incluyen, según lo que reportan los CDC son:
Vivir en una residencia de ancianos o hacer muchas visitas al hospital
Tomar a menudo antibióticos o medicamentos antimicóticos
Tener muchos problemas médicos
Haberse sometido a una cirugía recientemente
Además, “puede ser identificada de un modo erróneo como otro tipo, a no ser que se usen métodos especializados de laboratorio. Identificarla correctamente es crucial para dar inicio a las medidas destinadas a detener su propagación y prevenir los brotes”, según los CDC,
Aún hay cuestiones que se tienen que resolver antes de levantar la alerta
“En la realidad no es un peligro para la humanidad como se ha planteado en algunos sitios… Sí se tiene que investigar mucho más sobre el origen, el por qué es patógeno en hospitales, cómo se adaptó a la temperatura humana, en qué momento pasó eso”, enunció la catedrática de la UNAM.
Refirió que por el momento todo queda en el terreno de las hipótesis, una de ellas es que el cambio climático tiene que ver, pero esto no ha sido comprobado aún. Insistió en que lo importante ahora es buscar fármacos efectivos y así evitar muertes.
La higiene en centros médicos es muy importante para evitar casos. Foto: Clay Banks / Unsplash.
Las autoridades mexicanas señalan que el 80-98% de los aislamientos de C. auris son resistentes a fluconazol, el 23-25% a anfotericina B y el 7% a micafungina y existen variaciones de estas resistencias. Expuso que la manera de prevenir un contagio sería aumentar las medidas de limpieza en los hospitales, “la clave es buscar cuáles antisépticos se pueden utilizar para contrarrestar el crecimiento, ya hay algunos, como el cloro en concentraciones importantes y combinado con rayos UV es muy efectivo”.
“¿Es una amenaza emergente? No, yo no lo veo así, la preocupación solo está en que es una especie difícil de atacar… Y los hongos no son los malos de la película. Al final es una especie, como muchas otras, que ven la oportunidad para sobrevivir, no es que su naturaleza sea la maldad. El meollo del asunto está en la prevención y es se debe se debe extremar en la esterilización del equipo y en la limpieza de los espacios”, concluyó.
De igual manera, el análisis de la doctora Meghan Lyman sostiene que la propagación del hongo en los Estados Unidos se atribuye en gran parte a la falta de medidas adecuadas de prevención y control de infecciones en los establecimientos de atención médica. Heraldo de México.