En Mérida, a causa de la pobreza, una parte de la población infantil trabaja en locales, la calle, sus casas, en vehículos, en fábricas o almacenes. Se les puede considerar modernos niños héroes, pues deben laborar para sufragar sus gastos propios o escolares, ayudar al ingreso familiar o cubrir otras necesidades del hogar.
El trabajo infantil es una "estrategia de supervivencia familiar" que ocurre por el desempleo del jefe de familia o de ambos padres, bajos ingresos en el hogar o la desintegración familiar.
En los casos donde la mujer es jefa del hogar aumenta la probabilidad de que los niños realicen actividades económicas. La ausencia del padre es factor decisivo en el trabajo infantil.
A fines del trienio pasado el Ayuntamiento presentó un estudio sobre trabajo infantil y adolescente en Mérida, realizado por Damaris Estrella Castillo y Armando López Manrique, quienes entrevistaron a 195 menores de edad que estaban en ese caso. El 33% tenía de siete a 14 años de edad y la mayoría son niñas (59%).
Las tres principales razones por las que trabajaban son: por gusto (53 respondieron así), para tener dinero propio (49) y apoyar a la familia (32). Otras causas eran pagar los estudios (24) y necesidades económicas (22).
Tres de los menores dijeron que debían trabajar para mantener a alguien y los 12 restantes no revelaron sus razones.
La mayoría dijo que había desempeñado diversos trabajos. Sólo el 8% indicó que era la primera vez que laboraba. El estudio reveló que todos tenían vivienda, no son niños de la calle.
Del total, 157 manifestaron que laboraban en un local, 21 lo hacía en fábricas o almacenes, 11 en la calle, cuatro en su vivienda y dos en un vehículo.
Las empresas que los tenían contratados eran supermercados (56 menores laboran ahí) y en los giros de zapatería (30), comercio de abarrotes (30), venta de mochilas (11), expendio de comida (10) y venta de aparatos electrónicos (9). El resto de los establecimientos eran comercios de flores, frutas y verduras, plata, artículos religiosos, ropa y accesorios para automóviles.
Respecto de los ingresos que obtenían, la investigación mostró que el 85.6% devengaba de $100 a $3,000 al mes, y el resto lograba ingresos más altos.- HANSEL VARGAS AGUILAR
Se afirma que es posible acabar con el trabajo infantil, aunque esto lleve mucho tiempo.
Gastos del hogar y personales
En un estudio realizado en el trienio anterior la mayoría de los encuestados dijo que usaba el dinero para gastos del hogar y cosas personales. Otros lo destinaban a la escuela, sus padres, ahorro, etcétera. En general, la mayoría dijo que le gustaba trabajar. Algunos señalaron que eran humillados (13), les daba vergüenza (5), no les gustaba (2) o tenían miedo (1).
Síntoma social
Los investigadores dicen que el trabajo de niños y adolescentes es un síntoma social, habla del presente de la comunidad y su porvenir. El porqué un menor trabaja está ligado a la pobreza.
Gobiernos cómplices
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) dice que los gobiernos suelen ser cómplices directos o indirectos del origen del trabajo infantil, ya que si los trabajadores adultos reciben salarios insuficientes para mantener a sus familias los menores de edad caen en la necesidad de apoyarlos y en ese proceso muchos dejan los estudios, exponen su salud, sufren accidentes, se alimentan mal y corren peligro de abusos.
Alto precio
El precio que se paga es alto: la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia y la Adolescencia (Unicef) señala que el nivel de pobreza continúa porque los infantes sólo pueden aportar un máximo de 10 a 20% del ingreso familiar. Es raro que un niño que trabaje en forma dependiente gane más de lo que cuesta un kilo de arroz.