(1)La falta de compromiso de muchos sacerdotes yucatecos propicia que algunos prefieran ser capellanes privados de los ricos, que pastores de las ovejas del Señor, advierte un documento de los laicos de la iglesia de San Antonio de Padua.
Como hemos informado, varios laicos de esa iglesia prepararon un documento que entregaron al Diario a través del padre Miguel Angel Castillo Castillo, encargado de esa iglesia en el norte de la ciudad.
Según el documento, el arribismo de algunos sacerdotes y su espíritu clasista los convierte rápidamente en servidores de los adinerados.
-Conocemos casos de padrecitos de origen humilde -dice el documento -, que aprenden rápido a acomodarse y luego aparecen en cruceros y costosos viajes con familias ricas, en lugar de atender a sus parroquias, muchas de las cuales, sobre todo en los sectores pobres, están abandonadas. Sabemos también de sacerdotes asignados a parroquias del interior del Estado que viven en Mérida, afirman los laicos.
"Van a sus pueblos sólo los domingos, el resto de la semana abandonan su iglesia".
Muchos sacerdotes -sigue el documento- no hacen oración, no tienen confesor ni director espiritual y están contaminados por la superficialidad del mundo moderno. Esta falta de espiritualidad propicia que el pastor trasquile a sus ovejas en lugar de acompañarlas.
(1)-Los sacerdotes que en lugar de quedarse en sus iglesias, sobre todo en el interior del Estado, las abandonan y sólo llegan cada domingo, son corruptos. Esta es una forma de corrupción, como hay otras -dice un documento elaborado por fieles de la parroquia de San Antonio de Padua de esta ciudad, del que ayer dimos a conocer una parte.
Otro ejemplo es cuando los sacerdotes casan y descasan por la Iglesia a los poderosos, como los Fox, Peña Nieto y a otros personajes más cercanos a nuestra localidad, añaden.
-Hay sacerdotes que dicen: yo te lo arreglo, porque conocen el entramado jurídico de la iglesia para anular los matrimonios y los vuelven a casar ya sea por la presión del dinero o de los apellidos. Algunos de estos sacerdotes caen en la tentación de abaratar la moral, según la oferta y la demanda, fomentando una sociedad permisiva.
-Esto se agrava en algunos casos por la opresión burocrática, característica de la Iglesia yucateca.
¿En qué gastan su tiempo los sacerdotes?, pregunta el documento. Muchos de ellos tienen trabajos burocráticos ineficientes e improductivos que le restan tiempo a su labor pastoral. Por eso con frecuencia se escucha a los feligreses quejarse de que no encuentran un sacerdote para confesarse o que las confesiones tienen horarios a conveniencia del sacerdote, no de la gente.
-¿En qué estamos los sacerdotes que llegamos atropelladamente a las misas, o a otros actos litúrgicos?, se pregunta el padre Miguel Castillo, titular de la rectoría de San Antonio de Padua.
-¿Cual es la imagen que damos cuando celebramos la misa? Seguramente una imagen mala. Nuestras homilías están "del cocol", no hay oración...
Pero la mala imagen se transmite también como consecuencia de actos de autoritarismo asumidos por la estructura de poder que prevalece en la Iglesia yucateca, una estructura piramidal, sostenida por los clérigos, indica el documento.
Según el análisis de un grupo de laicos, la jerarquía tiene sus órganos de gobierno a modo, con personas incondicionales, que le permite, por ejemplo, retirar de forma prepotente a sacerdotes de una parroquia, aunque sean muy queridos y respetados por la comunidad. El resultado: matan a esa parroquia, porque la gente percibe ese acto de autoritarismo y lo rechaza, dice el documento entregado al Diario.
Esto es una causa del descenso en la asistencia a misa y del crecimiento de los católicos sociales, sin compromiso, añade.
En muchas ocasiones, estos cambios en las parroquias obedecen a motivaciones estrictamente económicas. Hay parroquias consideradas ricas y otras pobres y las ricas son para los amigos.
Hace algunos años, refieren los laicos, la Arquidiócesis, mediante un supuesto estudio sobre las posibilidades económicas de los yucatecos, tasó en determinadas cantidades semestrales -en algunos casos cantidades verdaderamente abultadas - lo que los párrocos deberían aportar a la Curia para su sostenimiento.
Esa medida se tomó sin preguntar la opinión de los sacerdotes, que son los que mejor saben las posibilidades económicas de sus fieles. Por supuesto, la mayoría de las parroquias no cumplió con esas exigencias.
En su documento, los laicos dicen que en varias ocasiones han planteado a las autoridades eclesiásticas estas inquietudes, "pero parece que les entra por un oído y les sale por otro".- Hernán Casares Cámara
Un grupo de laicos de San Antonio de Padua pone al descubierto varios problemas.
Cambios autoritarios
"En muchas ocasiones, los cambios en las parroquias obedecen a motivaciones estrictamente económicas. Hay parroquias consideradas ricas y otras pobres y las ricas son para los amigos", indican los laicos.
No confiesan
"Con frecuencia se escucha a los feligreses quejarse de que no encuentran un sacerdote para confesarse o que las confesiones tienen horarios a conveniencia del sacerdote, no de la gente".
