La miel, primera afectada

20 septiembre 2012
Noticias de Yucatán ()

La contaminación por transgénicos sería devastadora
Jueves, 20 de septiembre de 2012  -  Edición impresa

La apicultura, una de las principales actividades productivas del campo yucateco, sería una de las primeras víctimas de aprobarse la siembra de cultivos de soya transgénica en la entidad, por el momento suspendida.
“El cultivo de transgénicos es negativo en todos los sentidos para la producción apícola de la Península, la más importante del país”, advierte Federico Berrón Autrique, tesorero de la Asociación Mexicana de Exportadores de Miel de Abeja.
“Es muy alto el riesgo de contaminación por polen transgénico. De suceder, estaríamos ante un escenario de verdadera catástrofe, pues no podríamos comercializar nuestro producto en los mercados europeos, que son muy estrictos en este sentido”, advierte.
“Tendríamos que comercializar la miel en Estados Unidos, pero por tratarse de un mercados saturado el producto perdería hasta el 30% de su valor. Estamos hablando de un enorme impacto económico que podría ascender a unos 20 millones de dólares”, agrega. “Convertir el campo yucateco en un gigantesco experimento con intereses comerciales nos podría conducir a la catástrofe”.
El riesgo de autorizar la liberación de cultivos de soya transgénica es muy alto, pues su impacto negativo para el sector apícola sería 55 veces mayor que su beneficio total.
Acerca del amparo solicitado por los apicultores yucatecos, Berrón Autrique comentó ayer que el Juzgado Primero de Distrito confirmó la suspensión del permiso otorgado a Monsanto para la siembra de soya transgénica en Yucatán.
“Ahora le solicitamos al juez que modifique la caución, fijada en dos millones de pesos. Estamos a la espera”.
“El juicio sigue. La audiencia constitucional está programada para el 18 de octubre próximo, aunque hay muchas probabilidades de que se posponga”, concluyó Berrón Autrique.


Momentos cruciales
 
La batalla por la siembra comercial de soya transgénica en Yucatán se dirime en los tribunales.- Los próximos días serán decisivos.- Razones de peso para prohibirlos
Jueves, 20 de septiembre de 2012  -  Edición impresa

Eduardo Batllori, secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente
Los agricultores italianos dijeron “no” a los cultivos modificadas genéticamente. “La posición no es ideológica, es sentido común”, dicen. “La gente pide alimentos naturales, saludables”. El gobierno los respalda y no permite la siembra de transgénicos.
Francia pide a la Unión Europea que suspenda la autorización para sembrar semillas transgénicas en los países de la comunidad, alegando los “riesgos significativos para el entorno” demostrados por varios estudios científicos, días después de que una corte juzga culpable a la multinacional Monsanto por envenenamiento químico del agricultor Paul François, quien asegura tener problemas de pérdida de memoria, dolores de cabeza y tartamudez por haber inhalado un herbicida. El gobierno galo ha prohibido los transgénicos hasta que no haya pruebas fehacientes de su inocuidad.
El mundo al revés
En México, científicos, investigadores, productores, organizaciones ambientalistas -con pruebas de los riesgos potenciales para la salud humana y ambiental, así como las posibles afectaciones para la economía campesina- piden al gobierno que prohíba la liberación de esos cultivos. Yucatán se suma al rechazo. La Sagarpa responde autorizando la siembra con fines comerciales de 253,000 hectáreas de soya biotecnológica.
Los transgénicos llegaron a la Península de Yucatán de puntillas y así, en silencio, casi en el clandestinaje, continuaron su avance. “En el año 2001 comenzó en Campeche la siembra de soya en fase experimental, en 2003 en Yucatán y en 2005 en Quintana Roo. Luego siguieron con la fase piloto. Nadie aquí sabía nada”, recuerda Eduardo Batllori, secretario de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente.
Fase piloto
En 2009 comienza la fase piloto. Las autoridades aprueban una poligonal de varios millones de hectáreas en los tres estados. Tan sólo en Yucatán la zona dispuesta a la liberación de la siembra de transgénicos abarca más de un millón de hectáreas.
Al solicitar Monsanto el permiso para la fase comercial en 253,000 hectáreas: 60,000 de ellas en la Península, se abre una consulta pública nacional. “Surge una expresión muy fuerte de rechazo de grupos conservacionistas, ONG, investigadores, apicultores. Nosotros mismos en nuestros comentarios pedimos la aplicación del principio precautorio”, señala Batllori Sampedro.
Pese al rechazo general, a las opiniones negativas, a las advertencias de que hacían falta más estudios presentados por el Instituto Nacional de Ecología, por la Comisión Nacional sobre el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), la Comisión Nacional de Áreas Protegidas, Salud, Hacienda y por los órganos de consulta de la misma Semarnat, la dirección general de Riesgo e Impacto Ambiental, en una decisión extraña, da un dictamen favorable y la Sagarpa autoriza en mayo la solicitud de Monsanto. Muchos productores piden amparos.
Riesgos
Batllori señala omisiones fundamentales en el análisis de la solicitud de Monsanto por las que debió negarse el permiso:
1) Riesgos no previstos de contaminación del acuífero por el uso desmedido de herbicidas.
2) No hay medidas o protocolos de actuación en materia de huracanes. ¿Qué sucedería si un ciclón dispersara estas semillas a 100 km a la redonda? ¿Cuál es el protocolo de actuación en materia de contaminación de las plantas fuera de las áreas de cultivo?
3) Daño a terceros. Batllori menciona dos: la coexistencia de transgénicos con actividades importantes como la producción de miel. ¿Quién asume las consecuencias del daño? “Se beneficia a un grupo, pero otro puede salir perjudicado”.
4) No hay un análisis del costo-beneficio. No sólo es más cara la semilla, el rendimiento de la soya transgénica no es mayor que el de la orgánica.
Actualmente no hay cultivos de soya transgénica en Yucatán… por ahora. Este año se frenó la siembra gracias a un amplio movimiento de resistencia formado por apicultores, campesinos, académicos, investigadores, activistas y ciudadanos. Sin embargo, la guerra está lejos de haber terminado, se combate en los tribunales y en los próximos días se vivirán momentos cruciales.
“No queremos transgénicos sino hasta que sepamos bien qué es lo que realmente estamos produciendo. No sabemos cuál es su estabilidad ni la evolución que puedan tener. No sabemos qué es lo que nos estamos comiendo”, concluye el doctor Batllori.

Simple precaución 
No se conocen aún los efectos de los transgénicos
Jueves, 20 de septiembre de 2012  -  Edición impresa
Descubrimientos científicos han demostrado que los genes son dinámicos y pueden recombinarse, por eso los organismos transgénicos son impredecibles y pueden mutar.
“El principio precautorio es aplicable en situaciones en que al avance de la ciencia supera la ecuación causa-efecto”, señala Carolina Salem Bersais, analista ecológica. “Nace entonces la polémica sobre la imprudencia de sembrar cultivos de esta ‘naturaleza’. Es que una vez liberados al ambiente, resulta complicado controlarlos, pues subyacen variables que aún no se conocen y, por ende, si las advertencias de contaminación genética son ciertas, se podrían originar mutaciones con posibles efectos no deseados”.
Por ejemplo, detalla, la Sociedad Británica de Médicos alertó sobre la resistencia de los organismos genéticamente modificados a algunos antibióticos.
“Consideramos que hacen falta más pruebas independientes. Que Monsanto, Bayer y todos los grandes productores de transgénicos deben permitir que investigadores independientes hagan pruebas para ver los efectos y la estabilidad que pueden tener estas plantas genéticamente modificadas con respecto a las proteínas que están generando. Hay trabajos que han demostrado que existe inestabilidad, que se están generando otro tipo de proteínas que pueden ser dañinas para la ingesta de los animales”, indica eldoctor Eduardo Batllori, titular de la Seduma en Yucatán.- M.S.D.Y.
OGM | Datos
Los organismos transgénicos pueden mutar, son impredecibles.
Más experimentos
Se está experimentando con genes de vaca en plantas de soya, con genes de polilla en manzana e incluso con genes de rata en lechuga.
Efectos en la salud
De acuerdo con estudios científicos, el herbicida glifosato está vinculado con malformaciones en recién nacidos, abortos y cáncer.
compartir en facebook compartir en twitter compartir en google+

Visitas

Opinión

Elecciones

Nota Destacada