Ciencia contra tradición

07 enero 2013
Noticias de Yucatán ()


Esfuerzos para alentar la práctica de las cabañuelas

Bernardo Caamal, ingeniero agrónomo que ha llevado el conocimiento de las tradiciones mayas incluso al extranjero. Es colaborador de un programa de la ONU y de la estación de radio XEPET, "La Voz de los Mayas"
Por quinto año consecutivo, Bernardo Caamal Itzá,ingeniero agrónomo oriundo de Peto, impulsa la observación del clima con el método de las cabañuelas, conocidas en maya como xóok k’íin.
No lo hace solo. Tiene el apoyo de campesinos, algunos de ellos consejeros de la estación de radio XEPET, “La Voz de los Mayas”. Realizan las mediciones con un formato que les permite establecer el comportamiento climatológico durante todo enero, lo cual, según las creencias, regirá después a lo largo del año.
Esta vieja costumbre tiene enemigos de la modernidad: los pocos jóvenes que se animan a trabajar en el campo ya no creen en ella y el cambio climático ha modificado de alguna forma su impacto en el manejo de los cultivos.
Además, se trata de un método que rema contra losavances de la ciencia y la tecnología y muchos investigadores ni siquiera la mencionan. Es la experiencia del antiguo maya en desigual competencia con satélites y modernos equipos de medición.
Bernardo Caamal admite que, como profesional egresado de una universidad, no debería ser creyente de las cabañuelas, pero su origen campesino y sus experiencias le llevan no sólo a respetarlas sino a reconocer su importancia en los campos de la Península de Yucatán.
Según dice, un ejemplo de la eficacia de las cabañuelas fue la observación que promovió a principios de 2012, pues al terminar el año se palpó un cumplimiento de cerca del 80% de las predicciones.
También defiende la aplicación de este antiguo sistema:
“¿Por qué en la ciudad no se le da mucha importancia? Porque aquí el elemento más cercano de una persona es un mueble, un televisor, etcétera. En el monte lo es el conocimiento, nada más.
“Cuando no había satélites y la observación tecnológica no se había perfeccionado, la experiencia guiaba a la gente. Si la abuela, basada en los elementos que veía en su entorno, decía: ‘Va a llover’, seguro que llovía.
“Hay elementos naturales que todavía se toman en cuenta. Por ejemplo, la creencia dice que si un gallo canta entre las 6 de la tarde y las 8 de la noche es presagio de norte.
Cedro y hormigas
“Si el cedro despide un olor fuerte, entonces es señal de que en dos días lloverá, de acuerdo con la gente antigua.
“Todo eso el campesino lo ve como una predicción. Y no está muy lejos, porque hay árboles y animales que reaccionan a ciertos estímulos de la humedad. Es el caso de las hormigas: es presagio de lluvia verlas pasar en gran número cargando sus huevecillos”.
Según la tradición, las cabañuelas se inician el 1 y concluyen el 31 de enero. Los 12 primeros días corresponden a los 12 meses del año, en orden cronológico; los doce que siguen son también para los meses, pero a la inversa, de diciembre a enero.
Del 25 al 30 de enero, cada día corresponde a dos meses, por partes iguales. El 31, cada hora es para un mes; al llegar al mediodía se retrocede, de diciembre a enero, para cerrar el ciclo de observación.
El ingeniero Caamal Itzá subraya que hace cinco años elaboró por primera vez el formato de observación, pero hace tres lo adaptó mejor a las condiciones y comenzó una difusión mayor.
En ese esquema de medición los campesinos indican el comportamiento del clima tal y como establecen las cabañuelas, pero también llevan un registro del comportamiento de las plantas, animales y otros elementos del entorno que pueden ser fundamentales para una predicción más acertada. Se tiene que indicar la hora de la observación.
Uno de esos elementos, por ejemplo, es el canto de la cigarra. Se dice que es señal de sequía o, por lo menos, de varios días sin lluvia en el lugar donde se le oye.
En el caso de las plantas hay que señalar cuál es el estado de sus hojas y flores.
También se toman en cuenta las fases de la Luna en cada día del registro, pues se considera que influyen en la siembra y el corte de madera, así como en las cosechas.
Bernardo Caamal recuerda que en Tahdziú palpó la importancia de estas costumbres: un campesino, “don Celso”, vio un nido de tórtola en el suelo y de inmediato dijo que ese hecho representa de uno a dos meses de sequía.
“Los campesinos saben mucho, basados en su experiencia. No tienen títulos porque no hay una universidad para eso, pero se han formado en la universidad de la vida”, añade.- Ángel Noh Estrada
angelnoh@megamedia.com.mx
@angelovaliant
Bernardo Caamal Itzá | ¿Quién es?
Orígenes
Nació en la cabecera de Peto, pero creció en una ranchería llamada San Lorenzo. Su abuelo campesino marcó su formación.
La escuela
Para ir a la escuela tenía que caminar tres kilómetros. Con el paso del tiempo se interesó en la agronomía y estudió en el CBTA de Oxkutzcab. Después se trasladó a la capital del país para estudiar en la Universidad Chapingo, donde se tituló de ingeniero agrónomo.
Reconocimientos
Mayahablante al 100%, a los 16 años aprendió a hablar español, por necesidades de la escuela. Ha colaborado con la radiodifusora XEPET y es promotor de un proyecto que le ha valido reconocimientos y una exposición en Francia. Ha estado también en Colombia y Argentina.
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