Noticias de Yucatán
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Inspectores del Ayuntamiento impidieron ayer en la tarde que un grupo de percusionistas tocara sus ritmos afroantillanos en la acera frontal de la Catedral de Mérida, alegando que eso estaba prohibido por la autoridad municipal.
Los percusionistas, dos de Ciudad Juárez, uno de Chihuahua y otro más de Mérida, señalaron que no existía ninguna ley que prohibiera hacer música y ejecutarla en la calle, y que la verdadera razón por la cual no se les permitía hacerlo era porque son discriminados por su apariencia física pues usan ropa desaliñada, tatuajes, perforaciones, cabello largo o múltiples trenzas en el mismo, conocidas también como “rastras”.
Los inspectores, un hombre y una mujer, respondieron que ellos simplemente cumplían órdenes y que estas eran que no se permitiera a nadie hacer música en las calles dentro del programa Mérida en Domingo y que de persistir en su desacato a la autoridad intervendría la policía para retirarlos de ahí.
La defensa
Para entonces un grupo de visitantes se arremolinó en torno a los músicos y se puso de su parte increpando a los inspectores :
“No es justo que no se les permita tocar, nosotros queremos oírlos ¿Cuál es el problema?”, dijo una señora.
“¿Quién es la autoridad para decirnos qué escuchar o no?, yo quiero que ellos toquen y eso no le hace mal a nadie”, agregó.
“¿Quieren verlos delinquir, robar, asaltar o matar? A eso los están orillando”, expresó otro visitante.
Los inspectores se mantuvieron en su postura, repetían sistemáticamente que esa era la orden y que ellos sólo las cumplían.
“Ustedes son la autoridad y se deben a nosotros, nosotros pagamos su sueldo con nuestros impuestos, ¿y así es como nos tratan? ¡Que mal estamos!”, señaló otra persona.
Presencia policíaca
Los inspectores se retiraron unos metros hacia el cruce de las calles 60 con 61, entre el abucheo de las personas que apoyaban a los músicos, quienes desistieron de seguir tocando cuando advirtieron la presencia de algunas patrullas y agentes de la policía municipal.
Justo entonces pasó por ahí un saxofonista callejero que con su familia pedía unas monedas entre los comensales de los puestos de comida del lugar. Entonces una joven se acercó a los inspectores y les dijo: “Miren, ahí están tocando música, ¿le van a impedir tocar?”.
Como respuesta, el inspector se acercó hasta el hombre y le pidió que dejara de tocar porque estaba prohibido hacerlo música en la calle.
A sólo unos pasos de distancia un hombre tocaba música utilizando un serrucho, y aunque también se les hizo ver a los inspectores que eso era también hacer música, estos no procedieron contra el individuo.
Meseros, vendedores de paletas, artesanías y vendedores de golosinas, coincidieron en que los tamborileros pueden tener una apariencia poco agradable, pero no le hacen mal a nadie y no delinquen, se ganan la vida honestamente y como todos sufren graves carencias.
Juan Chavira, uno de los músicos, relató que los inspectores le preguntaron de dónde es oriundo y al decirles que de Chihuahua, le preguntaron que ¿por qué no estaba en Chihuahua tocando las percusiones? “Yo soy un viajero, soy mexicano, puedo viajar por donde quiera y llevar mi música a donde quiera, eso no es un delito. Algunos de nosotros hasta hemos tocado en Guatemala”, replicó.
También dijo que él y sus compañeros han solicitado permisos para tocar pero nunca se los conceden. Añadió que por lo menos deben ganar $300 diarios para solventar sus necesidades más apremiantes, pero si no les dejan tocar no pueden conseguir dinero
“Somos discriminados por nuestra apariencia, tal vez no lucimos muy agradables a la vista de muchos, pero nadie debe ser juzgado por eso, va contra los derechos humanos” -señaló.-