El bien triunfó sobre el mal en Dzitnup, comisaría de Valladolid, donde se realizó la danza centenaria de Abraham e Isaac. En esa gesta, con ayuda de los doce pastores, padre e hijo finalmente derrotan al Wakax (diablo) y protegen al Niño Dios.
Sin faltar a la tradición, cada 24 de diciembre y 5 de enero se realiza esta batalla simbólica entre “los señores” y el diablo en varias poblaciones del oriente de Yucatán. Ese evento se efectúa después de la misa de medianoche.
En la ceremonia, dos jóvenes mayores de 13 años caracterizan a Abraham e Isaac portando unas máscaras de madera, con más de cien años de antigüedad.
También participan otros jóvenes que cargan imágenes de José y María, así como de los Reyes Magos. Todos los personajes acompañan al Niño Dios y lo protegen dentro del recinto religioso.
Luego los “señores”, como llaman a la pareja, salen a la medianoche para librar una batalla contra el diablo (kisín) y proteger al Niño Dios que ha nacido, señala Rufino Cahún Moo, sacristán de la iglesia del pueblo.
Para vencerlo, Abraham e Isaac tienen que derribar al Wakax. Los brazos de éste cuelgan de un palo largo que toma por los extremos cada uno de los personajes, quienes empiezan a girar para luego ser relevados por seis parejas de pastores.
Éstos siguen girando hasta que el diablo está tan mareado que no logra ponerse en pie. De ahí proceden a atarlo al mismo palo y lo sacan del atrio de la iglesia, señal de que el ente maligno ha sido derrotado.
Al día siguiente de cada ceremonia (25 de diciembre y 6 de enero), las imágenes del Niño Dios, José y de María visitan todas las casas de esa comisaría que tengan la puerta abierta.
Se recibe a la figura del Niño Dios conforme a las posibilidades de cada vivienda. En algunas, las familias hacen ofrendas de comida y bebida para todos los acompañantes de la procesión (en su mayoría jóvenes y niños). También hay ofrendas de efectivo, animales, cohetes, piñatas, veladoras y dulces.
Cahún Moo señala que no hay forma de designar quién interpretará a Abraham, Isaac o al Diablo, todo es a voluntad de los participantes que lleguen primero a la iglesia, pues ellos eligen a quiénes usarán las máscaras.
Este año Francisco Javier Moo Tuz, de 16 años de edad y estudiante del primer semestre de preparatoria, fue seleccionado para interpretar a Abraham.
“Mi trabajo es cuidar que el diablo no se acerque al Niño Dios, evitar que haga robos o pesque a algún niño, ya que si el diablo los agarra y los tira en unos espinos es símbolo que los echó al infierno”, comenta.
Al recibir las ofrendas en la puerta de cada casa, “los señores” dicen en lengua maya: “Te damos gracias por tu pequeña ofrenda, el Niño Dios te lo duplicará. Si para el siguiente año estamos vivos y usted también, vamos a pasar a verle”.
Las danzas se realizan en más de diez comunidades del oriente del Estado e incluso en algunos pueblos de Quintana Roo.
Sin embargo, la tradición nació en Dzitnup, de donde los mismos pobladores que se han mudado la han promovido en sus nuevas comunidades, señaló Cahún Moo, en entrevista.
Este año la procesión del Niño Dios terminó anteayer porque fueron nueve casas las que recibieron con novenas a las imágenes, por lo que las visitas se dividieron en dos días a fin de que no resultara tan pesado para los participantes. —Alejandro Moreno Peña
En el caso de las viviendas donde se les recibe con rezos, al terminar la ceremonia se hace la Danza de Abraham e Isaac. Al ritmo de una tarola y un son interpretado con una armónica, los “señores” deben derrotar al Wakax y sacarlo de la propiedad.
De un vistazo
Ceremonia
Al recibir las ofrendas, “los señores” dicen en lengua maya: “Te damos las gracias por tu pequeña ofrenda, el Niño Dios te la duplicará. Si para el siguiente año estamos vivos y usted también, vamos a pasar a verle”.
A voluntad
Rufino Cahún Moo señala que no hay forma de elegir quién será cada personaje principal.
Sin faltar a la tradición, cada 24 de diciembre y 5 de enero se realiza esta batalla simbólica entre “los señores” y el diablo en varias poblaciones del oriente de Yucatán. Ese evento se efectúa después de la misa de medianoche.
En la ceremonia, dos jóvenes mayores de 13 años caracterizan a Abraham e Isaac portando unas máscaras de madera, con más de cien años de antigüedad.
También participan otros jóvenes que cargan imágenes de José y María, así como de los Reyes Magos. Todos los personajes acompañan al Niño Dios y lo protegen dentro del recinto religioso.
Luego los “señores”, como llaman a la pareja, salen a la medianoche para librar una batalla contra el diablo (kisín) y proteger al Niño Dios que ha nacido, señala Rufino Cahún Moo, sacristán de la iglesia del pueblo.
Para vencerlo, Abraham e Isaac tienen que derribar al Wakax. Los brazos de éste cuelgan de un palo largo que toma por los extremos cada uno de los personajes, quienes empiezan a girar para luego ser relevados por seis parejas de pastores.
Éstos siguen girando hasta que el diablo está tan mareado que no logra ponerse en pie. De ahí proceden a atarlo al mismo palo y lo sacan del atrio de la iglesia, señal de que el ente maligno ha sido derrotado.
Al día siguiente de cada ceremonia (25 de diciembre y 6 de enero), las imágenes del Niño Dios, José y de María visitan todas las casas de esa comisaría que tengan la puerta abierta.
Se recibe a la figura del Niño Dios conforme a las posibilidades de cada vivienda. En algunas, las familias hacen ofrendas de comida y bebida para todos los acompañantes de la procesión (en su mayoría jóvenes y niños). También hay ofrendas de efectivo, animales, cohetes, piñatas, veladoras y dulces.
Cahún Moo señala que no hay forma de designar quién interpretará a Abraham, Isaac o al Diablo, todo es a voluntad de los participantes que lleguen primero a la iglesia, pues ellos eligen a quiénes usarán las máscaras.
Este año Francisco Javier Moo Tuz, de 16 años de edad y estudiante del primer semestre de preparatoria, fue seleccionado para interpretar a Abraham.
“Mi trabajo es cuidar que el diablo no se acerque al Niño Dios, evitar que haga robos o pesque a algún niño, ya que si el diablo los agarra y los tira en unos espinos es símbolo que los echó al infierno”, comenta.
Al recibir las ofrendas en la puerta de cada casa, “los señores” dicen en lengua maya: “Te damos gracias por tu pequeña ofrenda, el Niño Dios te lo duplicará. Si para el siguiente año estamos vivos y usted también, vamos a pasar a verle”.
Las danzas se realizan en más de diez comunidades del oriente del Estado e incluso en algunos pueblos de Quintana Roo.
Sin embargo, la tradición nació en Dzitnup, de donde los mismos pobladores que se han mudado la han promovido en sus nuevas comunidades, señaló Cahún Moo, en entrevista.
Este año la procesión del Niño Dios terminó anteayer porque fueron nueve casas las que recibieron con novenas a las imágenes, por lo que las visitas se dividieron en dos días a fin de que no resultara tan pesado para los participantes. —Alejandro Moreno Peña
En el caso de las viviendas donde se les recibe con rezos, al terminar la ceremonia se hace la Danza de Abraham e Isaac. Al ritmo de una tarola y un son interpretado con una armónica, los “señores” deben derrotar al Wakax y sacarlo de la propiedad.
De un vistazo
Ceremonia
Al recibir las ofrendas, “los señores” dicen en lengua maya: “Te damos las gracias por tu pequeña ofrenda, el Niño Dios te la duplicará. Si para el siguiente año estamos vivos y usted también, vamos a pasar a verle”.
A voluntad
Rufino Cahún Moo señala que no hay forma de elegir quién será cada personaje principal.