Tensión en la frontera intercoreana

09 enero 2016
SEÚL (EFE).— La tensión en la frontera intercoreana subió ayer otro peldaño después que Seúl y Pyongyang reanudaran, dos días después del ensayo atómico de Corea del Norte, sus respectivas emisiones de propaganda, algo que ha generado previamente choques militares entre los dos países.
Los primeros en reanudar esta particular “batalla de altavoces” a través de la zona desmilitarizada que separa a ambos países fueron las fuerzas surcoreanas, que prometieron una respuesta inmediata si Corea del Norte ataca los aparatos que emiten los mensajes, tal como hizo en agosto pasado.
En este sentido, fuentes militares aseguraron que Seúl tiene desplegados misiles tácticos y cañones móviles de artillería K-9 Thunder en la zona.
Cuando el pasado verano Corea del Sur decidió activar —por primera vez en 11 años— estos altavoces en respuesta a un supuesto ataque norcoreano con minas, ambos países, que técnicamente permanecen en guerra desde hace más de 65 años, acabaron intercambiando fuego de artillería a través de la frontera.
Sólo un acuerdo alcanzado el 25 de agosto tras una larga negociación logró desactivar entonces el nerviosismo que se respiraba en la zona.
Esta vez, la decisión de Seúl pretende replicar lo que considera una clara violación de dicho convenio; el ensayo nuclear que Pyongyang ejecutó el miércoles, cuando aseguró haber detonado por primera vez una bomba de hidrógeno.
Provocación
Para añadir más tensión, la reactivación de los altavoces se generó en el día del cumpleaños de Kim Jong-un, joven líder del régimen norcoreano, autoridad que acostumbra a responder en tono agresivo a las críticas o burlas dirigidas hacia su país.
También se genera en un momento en el que el ejército de Corea del Norte se encuentra reforzando posiciones en varios puntos fronterizos con motivo de sus maniobras invernales.
Tal y como Seúl anunció en la víspera, los puestos surcoreanos de vigilancia situados cerca de la verja que marca el inicio de la zona desmilitarizada activaron al mediodía sus torres de sonido.
La decena de altavoces que Corea del Sur tiene desplegados en la divisoria comenzaron así a lanzar mensajes contra el régimen vecino y elogios a los logros nacionales de Corea del Sur.
También canciones de pop surcoreano como “Oppa na chuwo” (“Cariño, tengo frío”), de la rapera Rimi, un aparente recordatorio (se prevén en la frontera mínimas de 10 grados bajo cero) sobre la precariedades que padecen los norcoreanos cada invierno.
Estos mensajes se escuchan bastante más allá de los primeros puestos de vigilancia norcoreanos, situados a tan sólo dos kilómetros de los altavoces, y de noche pueden resultar audibles en puntos situados a unos 25 kilómetros de la frontera.
Con el objetivo de interferir dichas comunicaciones, Corea del Norte comenzó a realizar sus propias emisiones propagandísticas pocas horas después de que el Sur encendiera sus altavoces.
Mientras, ayer afloraron nuevas dudas en relación a la prueba nuclear que Pyongyang realizó el miércoles y en la que aseguró haber detonado su primera “bomba H”, un extremo del que recelan la mayoría de analistas.
Las últimas imágenes por satélite tomadas del Centro de Ensayos Nucleares de Punggye-ri publicadas ayer no muestran señales de que se haya registrado la explosión termonuclear de la que presume el régimen de los Kim.
En cualquier caso, las fotografías ofrecen aún menos información en comparación con las tres anteriores pruebas norcoreanas de 2006, 2009 y 2013.
Esto hace pensar que Pyongyang ha aprendido a camuflar mejor sus operaciones para esquivar la vigilancia de los servicios de espionaje y generar de paso más confusión en la comunidad internacional con respecto al verdadero nivel de su arsenal.
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