El buen teatro no es negocio, la gente prefiere ver "puerquezas"

01 febrero 2016
“En este momento es muy difícil hacer buen teatro sin apoyo gubernamental, si lo hacemos dependiendo únicamente de la taquilla sería imposible sobrevivir”, señala el productor y director teatral Iván Rubio Ortiz, cuyo proyecto “La madriguera del capitán” recientemente fue seleccionado por el Fondo Municipal para las Artes Escénicas y la Música.
Añade que una de las malas prácticas que ha afectado a la producción teatral en la entidad es la gratuidad innecesaria de la entrada.
“Hay personas que necesitamos apoyar porque no tienen el recurso para entrar a una función de teatro, pero otras aprovechan esta situación y entran gratis a los eventos de este tipo cuando sí pueden pagar”.
“Tenemos que definir políticas para apoyar a la gente que realmente lo necesita, porque quien no paga un boleto de $100 o $150 para algunas de nuestras obras sí paga hasta $700 o $3,000 para otros espectáculos”.
Indica que por eso es importante que las empresas privadas inviertan o patrocinen obras de teatro. “Hace falta que los empresarios tomen conciencia del trabajo de los artistas y se sumen a los proyectos”.
Señala que a pesar de los apoyos que reciben algunas compañías, los recursos no siempre son suficientes. En el caso del citado Fondo Municipal, el Ayuntamiento destinó dos millones y medio de pesos para ayudar a proyectos; en teatro se recibieron treinta propuestas de las cuales sólo se aprobaron cinco, entre ellas “La madriguera del capitán”.
“Esto es insuficiente para la cantidad de artistas que hay. Necesitamos apoyar a más artistas y para ello necesitamos que el fondo también reciba recursos privados para que en vez de dos millones y medio de pesos tengamos el doble”.
El director aclara que hay dos tipos de teatro: el comercial, que es un gran negocio (por ejemplo el de los cómicos o de las estrellas de televisión), y el de arte o de autor que motiva a la reflexión. “Éste último no es un negocio y por eso necesita de apoyo porque si nosotros hacemos una obra de Chéjov o de Shakespeare la cantidad de gente que acude no es comparable con los cientos o miles de personas que acuden, por ejemplo, a las funciones de teatro cómico regional. Ellos en un sólo día generan en el teatro Armando Manzanero más de 2,500 boletos vendidos a $250, por eso para ellos hacer teatro sí es un negocio; pero nosotros estamos ubicados en espacios alternativos porque nuestras puestas en escena generan 50, 60, 70 u 80 personas (la capacidad que tiene la mayoría de estos foros)… hacer este tipo de arte realmente no es negocio, hay que tocar muchas puertas; a veces te dan dinero, a veces no, a veces uno pone dinero de su bolsa”.
Añade que la producción de obras de este tipo es realmente por amor al arte. “La gente que trabaja en esto, directores, dramaturgos, actores, iluminadores, escenógrafos, todos deberían tener un medio de vida digno”.
“Desgraciadamente, muchos artistas están en una situación apremiante porque sus propuestas no corresponden con lo que el gran público yucateco busca: la parodia, escenas que denostan a las personas, insultos y puerquezas en vez de una obra de Anton Chéjov, por ejemplo”, lamenta.
En “La madriguera del capitán”, Iván aborda la vida de un capitán del ejército en tres etapas de su vida: en 1975, 2000 y 2015.
“A través de lo que él ha vivido hacemos una crítica social porque la sociedad te obliga a representar papeles en la vida que uno no desea. El capitán tiene una particularidad, pues también es actor, así que la última referencia que hacemos, en 2015, se desarrolla en un teatro alternativo. En esta última parte también hay una crítica acerca del teatro tradicional y el teatro de arte”.
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